Habla la muralla y revela sus secretos. Los trabajos de restauración en el baluarte defensivo andalusí en su cara extramuros están deparando importantes revelaciones. Su primer tramo, el que va desde el Arco de la Macarena al primero de los postigos, está prácticamente terminado. La intervención ha constatado lo que ya habían apuntado los especialistas en la fase interior: la muralla estaba decorada en blanco. Son numerosos los restos de color que han aparecido y que lo confirman. Pero no sólo había blanco. También hay ocres que conforman la paleta con la que los almohades decoraban sus construcciones. El blanco llama la atención en la cara externa de la barbacana, donde reluce de manera especial el revestimiento de cal que se empleó hace más de ocho siglos. Gracias a los hallazgos, como los agujales (huecos en los que se introducía la madera que soportaban los encofrados para hacer los cajones de tapial), se está descifrando cómo era el sistema constructivo. Además, se han recuperado las aspilleras, lanceras y los desagües que se ocultaron en una restauración realizada en 1963. Ahora estos huecos que servían para la defensa y la vigilancia son visibles desde el exterior.