Sevilla: una historia de grandes proyectos con sonrojantes retrasos

Proyectos varados, abandonados, desechados, que se dejan languidecer o que avanzan a cuentagotas. Sevilla es la gran capital de España en la que más tardan en fructificar las grandes obras y las actuaciones más imperiosas para los intereses de sus ciudadanos. Es la ciudad en la que menos se ha invertido en infraestructuras desde 1985, como puso de manifiesto la Airef. Y ello, pese a que se celebró una Exposición Universal que permitió una modernización. La cuarta ciudad de España está lastrada por la ausencia de una red completa de Metro, la ronda exterior SE-40 o algo tan esencial como la conexión entre la estación de trenes y su aeropuerto. Todas estas actuaciones tienen algo común: llevan décadas de espera para materializarse. Pero no sólo hay infraestructuras de primera necesidad pendiente.

También hay proyectos patrimoniales y culturales que se enredan sin que salgan adelante. La ampliación del museo de Bellas Artes, el Arqueológico, la restauración de San Laureano o las Atarazanas son sólo un puñado de ejemplos. La indolencia y el pasotismo es la que manda en todos los casos mientras pierden, como no, los sevillanos, que ven cómo su ciudad es cada vez menos competitiva frente a otros territorios y cómo se ha convertido en una urbe incómoda para vivir por esta falta de recursos. Por si fuera poco, el reciente acuerdo para investir a Pedro Sánchez hace temer a muchos que las inversiones que pudieran estar previstas en Sevilla en los próximos años se trasladen a otros territorios como compensación por mantener al presidente en La Moncloa.

Las infraestructuras de Sevilla llevan muchos años con las costuras rotas. La SE-30 se quedó pequeña nada más abrirse, por ejemplo. Son fundamentalmente cuatros los grandes proyectos que llevan décadas de espera: la red completa de Metro, la SE-40, la conexión ferroviaria de Santa Justa y San Pablo, y la ampliación del puente del Centenario, auténtico nudo gordiano de la circunvalación de la ciudad.

El Metro: una ley de 1975

“Los problemas del transporte urbano de Sevilla, motivados por la existencia de una red viaria urbana totalmente inadecuada para las necesidades del tráfico de superficie, dada la peculiar fisonomía y la antigüedad de la población, especialmente en la zona interior a las Rondas, se han visto singularmente agravados en los últimos tiempos por el crecimiento del número de habitantes”. Estas palabras están recogidas en la Ley del Metro de Sevilla del año 1975. Era parte del argumentario del Estado que justificaba la apuesta por el suburbano. La realidad es que casi 50 años después la capital de Andalucía sólo tiene una línea de metro operativa y se está construyendo la mitad de la Línea 3. Mientras en Sevilla las distintas administraciones se han ido pasando la patata caliente, ciudades como Valencia, Bilbao e incluso Málaga, están ya mucho mejor conectadas mediante este medio de transporte tan importante para acabar con el intenso tráfico en superficie. Demanda ciudadana hay de sobra y el potencial es enorme: ahí está el área metropolitana para darle su verdadera dimensión al metro.

Habrá que esperar hasta 2030 para que la línea 3 funcione, al menos uno de sus tramos, eso si se cumplen los plazos. Pero el metro seguirá sin entrar de lleno en el la almendra central del casco histórico, algo que es fundamental. La Junta ha encargado ya la revisión del proyecto de la línea 2, mientras que la 4 ni está ni se la espera.

La SE-40: una autovía metropolitana

La SE-40, la autovía metropolitana, es otra actuación imperiosa para Sevilla que avanza a duras penas. Este proyecto lleva en marcha desde 1997, sin que se vislumbre su terminación en el medio plazo y con el continuo gasto de dinero en informes y estudios para ver cómo salvar el río, cuando la solución ya estaba decidida en el año 2009.

Ahora, en contra de la opinión de la mayoría de los expertos, se apuesta por la construcción de un puente, cuya Declaración de Impacto Ambiental va a ser difícil que esté para este año, como anunció el Gobierno. Su construcción arrancó el 4 de mayo de 2007 con la previsión de tener en servicio sus 77 kilómetros en el año 2011 o 2012, pero a día de hoy aún queda por terminar la mitad de su trazado. El presupuesto inicialmente previsto para esta ronda era de más de 400 millones. Sin embargo, en el momento actual el Gobierno central ha recalculado un presupuesto total de casi 1.000 millones de euros de toda la ronda en el nuevo plazo de fin de obra en el año 2030.

El retraso del puente del Centenario

Uno de los principales problemas con los que cuenta la SE-30 es el Puente del Centenario, un auténtico cuello de botella que se colapsa a diario. Para darle solución, el Gobierno apostó por una ampliación que no servirá de mucho, en lugar de hacer un segundo puente, como advertían los expertos. Lo cierto es que la obra empezó con toda la pompa y el boato y se tenía que haber inaugurado el pasado mes de noviembre. Pero la realidad, una vez más, es tozuda. La obra se ha encarecido ya hasta los 102 millones y se alargará, según se afirma ahora, hasta 2025. Tras casi dos años de obra, aún no se ha empezado a colocar la gigantesca costilla de acero que va a sostener los nuevos tirantes y que permitirá ampliar el tablero con un carril más.

La conexión entre Santa Justa y San Pablo

Desde el año 2006 ha estado ignorando el Gobierno la necesidad de conectar por tren la Estación de Santa Justa con el Aeropuerto de San Pablo. Ante esta pasividad estatal, la consejería de Fomento de la Junta de Andalucía, se ofreció a impulsar este proyecto y comenzó los trámites que derivaron en la adjudicación del estudio informativo para analizar las alternativas de transporte más idóneas para esta conexión. Ante esta jugada, en febrero de este año el Ministerio de Transportes encargó un anteproyecto por 642.000 euros y dos años de ejecución para estudiar la conexión. Estudios y más estudios, pero ninguna obra. La ciudad reservó suelo para una prolongación del trazado de Cercanías en el Plan General de Ordenación Urbana vigente desde el año 2006, con lo que cumple 17 años sin poder estar disponible.

Estas cuatro son las infraestructuras más perentorias y con más retrasos, aunque se podrían señalar otras como la mejora de la red de cercanías, la conexión de alta velocidad con Huelva, la mejora del AVE a Málaga, la ampliación de la AP4 o el desdoble de la N-IV.

La ampliación del Bellas Artes: más de 20 años

Pero sólo necesidad de infraestructuras tiene el sevillano. La situación de los equipamientos culturales y patrimoniales también clama al cielo. Los casos más sangrantes son la ampliación del Bellas Artes, la reforma del Arqueológico, la rehabilitación del de Artes y Costumbres Populares o las obras de las Atarazanas.

Han pasado 16 años desde que el 5 de marzo de 2007 se firmara un protocolo de colaboración entre el Ministerio de Cultura que entonces dirigía Carmen Calvo, y la Junta de Andalucía, representada por el entonces consejero de Hacienda, José Antonio Griñán, y la consejera de Cultura, Rosa Torres, y el alcalde de Sevilla de aquella etapa, Alfredo Sánchez Monteseirín para que la ansiada ampliación del museo de Bellas Artes se realizara en el palacio de Monsalves, una joya en la calle del mismo nombre. Fue en el año 2000 cuando se empezó a hablar de la ampliación de la pinacoteca en este edificio aunque desde entonces sólo hay palabras y ningún hecho. Recientemente, el anterior ministro de Cultura, Miquel Iceta, reconocía que la ampliación el Bellas Artes no se abordará hasta que se terminen las obras y se reabra el Arqueológico.

El Museo Arqueológico: no antes de 2029

Y la del Arqueológico es otra de las obras eternizadas. El primer proyecto de reforma data de 2009 y, tras varias idas y venidas, el proyecto de obras se ha adjudicado hasta hace apenas unos días. Por delante quedan 40 meses de obras. Esto quiere decir que si se cumplen los plazos, los trabajos han de terminar a mediados de 2027. A esto hay que sumarle otro año para volver a trasladar las piezas. La realidad: la reapertura llegará justo para el centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929, certamen para el que fue construido este edificio de la Plaza de América.

Precisamente este espacio del Parque de María Luisa es uno de los enclaves museísticos más bellos de Europa. El antiguo Pabellón de Arte Antiguo acoge actualmente el Museo de Artes y Costumbres Populares. Fue construido por Aníbal González entre 1913 y 1915. La triste realidad es que tiene su principal planta cerrada desde 2005 “por reforma museográfica”. Desde esa fecha se han anunciado proyectos más potentes y se han intercambiado muchos reproches entre el Estado y la Junta sobre quién debe asumir la rehabilitación. Y así han pasado casi 20 años y sigue cerrado.

Las obras de las Atarazanas

Para el próximo año se espera el reencuentro de Sevilla con las Reales Atarazanas, uno de los monumentos civiles más importantes, datado en el siglo XIII. Su rehabilitación y apertura han estado empantanadas desde 1993, cuando pasó a manos de la Junta de Andalucía. En diciembre de 2021, tras distintos proyectos y denuncias en los tribunales, comenzaban unas obras que han generado importantes problemas y que todavía no tienen un uso definido.

El Ayuntamiento también acumula importantes retrasos en la rehabilitación de su patrimonio, que es mucho y muy importante. La gran reforma del entorno del Lope de Vega se encuentra actualmente varada. Como la recuperación del Mercado de la Puerta de la Carne, que acumula proyectos fallidos. Sin uso sigue el solar del antiguo equipo quirúrgico, frente a los Jardines de Murillo, para el que se han anunciado distintos usos que no se han llegado a materializar. La rehabilitación integral de la antigua iglesia de San Laureano lleva 25 años esperando y 20, la de la Casa del Pumarejo.