Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Las Tres Gracias del presupuesto andaluz y Séneca
Una intervención integral que permitirá mostrar de manera adecuada la colección permanente, abrir el edificio al Parque de María Luisa y resolver los problemas funcionales crónicos. Estos son, en líneas generales, los objetivos del Proyecto de Rehabilitación del Museo Arqueológico de Sevilla, redactado por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, cuyo modificado, tendente a abaratar la costosa actuación, data de noviembre y cuenta ya con el visto bueno por parte de la Comisión Provincial de Patrimonio. La ansiada y esperada intervención en el museo de la Plaza de América contempla una serie de obras de restauración, consolidación, acondicionamiento y eliminación de actuaciones anteriores para devolverle la originalidad al edificio proyectado por Aníbal González. Como principales hitos quedarán la recuperación funcional de la Sala Oval como gran vestíbulo y la construcción de un núcleo de comunicación vertical acristalado en la fachada trasera (Sur), que permitirá a recorrer las plantas con las distintas secciones del museo. El coste total asciende a más de 20 millones de euros, a los que hay que sumar los cinco invertidos por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico para los traslados de las piezas, su restauración, almacenaje y exposición temporal en Santa Inés.
El proyecto detalla que contempla reformas de adecuación interior que no modifican el sistema estructural del edificio original, la composición espacial, las fachadas ni las tipologías de las cubiertas manteniéndose la forma y volumen con la geometría actual. Restituye el sistema estructural muy alterado por las sucesivas reformas acaecidas desde 1945 a 1981, proponiendo una "clarificación" de la estructura del edificio. Todo ello sin alterar la edificabilidad actual: la superficie total constructiva se mantiene en 7.480, 40 m2.
La reforma proyectada por el Ministerio de Cultura busca llevar al Arqueológico al siglo XXI. La actuación más significativa y definitoria del proyecto se desarrollan sobre su eje transversal. Según detalla el documento se trata de "rescatar" el espacio del óvalo central como acceso y vestíbulo principal del museo. Para ello, se añade un núcleo de comunicación vertical “liviano y acristalado”, que permitirá la conexión de los tres niveles expositivos. “Se trata de una operación muy medida, necesaria y, entendemos, imprescindible que se caracteriza por su exactitud y precisión, que al tiempo que va a solucionar algunos de los problemas funcionales no resueltos en el edificio impregnarán sutilmente de contemporaneidad a la intervención, incorporando así su cualidad de presente”.
El nuevo núcleo vertical de comunicaciones se realiza al exterior, en la fachada trasera, retrasado con respecto a la línea de proyección de los torreones. Estará compuesto por dos volúmenes simétricos que alojan una escalera y un ascensor accesible, que recorrerá los tres niveles públicos de museo conectándolo con el vestíbulo: “Localizado estratégicamente en su fachada trasera, velado por las tipuanas de gran porte que allí se emplazan y completamente oculto a los paseantes que se acercan al edificio desde la Plaza de América, preservando así inalterada la imagen de la Plaza proyectada por Aníbal González. El arquitecto resalta que sus ajustadas dimensiones y transparencias “no alteran en lo sustancial la composición de la fachada ni la percepción de su integridad como conjunto”.
La Sala Oval se convierte, retomando la idea de Aníbal González, en el espacio de ingreso y acogida: acceso a los distintos recorridos, información, área de descanso, venta de entradas, organización de grupos, etcétera. Desde este espacio central, se podrá ir tanto a las exposiciones temporales como a la exposición permanente del museo. También se potencia la comunicación entre las fachadas Norte y Sur, gracias a la apertura de la gran puerta situada al fondo (hoy clausurada) al nuevo espacio de comunicación y circulación vertical que mira a los jardines. “Por lo tanto, ofrece una mayor permeabilidad y apertura visual del edificio hacia su entorno, intensificado ahora con la apertura de las logias externas. Permeabilidad, transparencia y luz natural”.
La intervención considera imprescindible mantener la tipología del lucernario central en el óvalo, pero sustituyendo la estructura que no se corresponde con la original. La propuesta consiste en sustituir el actual lucernario por un elemento de control solar situado más arriba, justo a la cota del original perdido en la intervención de 1944-45: “Recuperando por tanto su altura primitiva así como la percepción global e integra de su recinto interior y potenciando la espacialidad vertical del nuevo gran vestíbulo del museo”.
Es en el nivel superior, con la incorporación de dos pasarelas curvadas, donde la intervención alcanza “su mayor grado de cualificación”. Estas estructuras, “que añaden un elemento de contemporaneidad a la estratigrafía histórica, constructiva y museográfica del museo”, permitirá resolver el problema de desconexión entre las dos alas del edificio en la plata alta a un lado y otro del óvalo, vinculando esta conexión al nuevo sistema de comunicación vertical: “Entendemos que estas abiertas y livianas pasarelas (pertenecen a un único sector de incendios) son absolutamente necesarias para el correcto funcionamiento del museo, mantienen inalterable la percepción global del espacio actual, sin fragmentar ni compartimentar la unidad espacial de dicha sala, además de intervenir de forma significativa en la reformulación de este nuevo espacio central, dotado de un fuerte carácter cívico y social, que profundiza e insiste, con estas intervenciones, en el respeto a sus valores patrimoniales”.
En los niveles correspondientes a las plantas baja y alta las operaciones más significativas afectarán al sistema estructural, con la sustitución de buena parte de los forjados existentes por otros más acordes y adecuados a los nuevos requerimientos y al cumplimiento de la normativa vigente en materia de seguridad estructural. En la planta de cubiertas se recuperan los lucernarios originales, ahora cegados, manteniendo y reparando las cerchas metálicas existentes, con acristalamientos y aislamientos térmicos adecuados para la recuperación de la iluminación cenital.
Otra de las opciones más relevantes del proyecto, dentro del capítulo de acciones restauradoras integrales, se refiere a la recuperación de todos los espacios construidos del edificio. "Destaca la puesta en uso de los extremos del edificio, recintos cubiertos y abiertos, de una densidad y calidad espacial y ambiental absolutamente extraordinarias, que se encuentran abandonados y en gravísimo estado de degrado y deterioro". La cafetería y sala multiusos ocuparán estos espacios y podrán desarrollar sus actividades con autonomía respecto al funcionamiento de la propia institución.
En el semisótano se ha conseguido rebajar la cota de su pavimento, sin afectar a la cimentación existente. Con ello, se consigue que los espacios resultantes sean adecuados para la exposición del material prehistórico. Todas estos espacios abovedados culminan en el recinto oval destinado a la Sala de los Tesoros. Aquí se expondrán las joyas del museo: Tesoro del Carambolo, de Mairena y de Évora.
Desde el punto de vista funcional, el proyecto plantea cuatro grandes acciones: la unificación del nivel del forjado de la planta primera; la recuperación de las logias de la fachada Norte y Sur; la recuperación del eje de acceso con la incorporación de la Sala Oval como vestíbulo; y la construcción de un patio inglés en la fachada sur que recoge los recorridos para el personal del museo y acceso de bienes culturales así como permite ventilar e iluminar naturalmente la planta semisótano así como el rebaje de la cota de pavimento del semisótano.
En cuanto a los recorridos, el acceso del público se producirá de nuevo por el pórtico central de la fachada Norte (Plaza de América) y directamente a la Sala Oval, que adquiere la función de vestíbulo. Se sustituyen las rampas actuales (no originales) por una nueva y un pequeño elevador oculto dentro de unos de los torreones. “El nuevo vestíbulo se configura como un espacio vertebrador de flujos del edificio, a partir de él se coordinará y dirigirá al público hacia: la exposición permanente, la exposición temporal, el auditorio, la biblioteca, el guardarropa, las salas de participación social, las salas multiusos, la ludoteca, etcétera. Con acceso desde el vestíbulo y ocupando una de las logias de la fachada Sur se localiza la tienda del museo”.
A falta de concretar el proyecto museográfico, se han previsto tres recorridos alternativos y complementarios para la exposición permanente (ver en el gráfico junto a estas líneas). La posición del nuevo núcleo de comunicación otorga una gran flexibilidad, permitiendo al visitante tomar uno de los recorridos sin tener que pasar por los otros al conectar todos los recorridos, empezando en la planta semisótano, siguiendo en la planta baja y finalizando en la planta primera.
La visita se inicia descendiendo a la planta semisótano a través del nuevo núcleo de comunicación vertical de la fachada Sur con vistas al parque de María Luisa. En esta planta, y en compañía de la luz natural y la vegetación, se accede a la exposición del Recorrido 1. "La exposición comienza con una sala que expone al visitante en los orígenes del Museo Arqueológico de Sevilla y de las piezas que allí se exponen, introduciendo al mismo tiempo los valores del Recorrido 3".
El recorrido se desarrolla a través de las nuevas salas transitando por el Paleolítico, Neolítico y la Edad del Cobre hasta llegar al espacio destinado al Tesoro del Carambolo, justo bajo del vestíbulo. "Esta sala se cualifica eliminando los muros existentes en el interior y construyendo un nuevo espacio que destaca como punto álgido del recorrido del semisótano. Aislado en el centro del espacio, en una especie de caja fuerte y rodeado por un anillo de reflejos dorados, se ubica el Tesoro del Carambolo".
En esta planta también se localizan buena parte de los aseos públicos del
edificio además del guardarropa. Después de visitar la "Sala de los Tesoros" el visitante vuelve al vestíbulo previo al acceso al Recorrido 1, por lo que puede volver a tomar el ascensor o la escalera y regresar a la planta baja.
En la planta baja da comienzo el Recorrido 2 que se extiende hasta la planta superior. "El recorrido desarrolla la sociedad ibero-romana y romana, intercalando espacios bañados de luz natural y con vistas a los jardines con salas más cerradas. Cuando se llega a la Sala V el proyecto recupera la altura libre del edificio original gracias a una generosa doble altura donde se emplazan algunas de las piezas más valiosas de la
colección. En este momento los visitantes pueden hacerse una idea de la espacialidad del edificio proyectado por Aníbal González para la exposición de 1929: una sala de exposición cuadrada de gran altura y bañada por la luz de un lucernario central".
Llegados a este punto, y entrelazando vistas con los espectadores de la planta superior, se puede continuar la exposición pasando por el núcleo de comunicación público de ala Oeste. Debido a su proximidad, existe la posibilidad de acceder desde este núcleo a la cafetería del museo a través de un paso controlado.
Pasando por el núcleo de comunicación se accede a la planta primera. En este punto se puede continuar con el recorrido expositivo, acceder a la sala lúdica o relajarse en un área de descanso iluminada naturalmente y desde la que se puede acceder a una de las terrazas. Al mismo tiempo, el núcleo de comunicación vertical enlaza con el nivel superior donde se localizan las salas de participación social. Siguiendo con la exposición, se circula por los siglos III y IV, la Bética visigoda y Al-Ándalus. "Estas salas de planta primera pueden disponer de lucernarios, además de una serie de ventanas laterales, si el contenido museístico fuese compatible con la iluminación natural. Lucernarios en cubierta, cegados en su mayoría, que se recuperan siguiendo las líneas del proyecto original de Aníbal González".
Desde estas salas y pasando por las pasarelas se alcanza de nuevo el núcleo acristalado de la fachada Sur. A partir de este punto del recorrido se puede acceder a la última sala de la exposición temporal donde se exponen piezas representativas de la cultura islámica de Isbiliya. Una vez finalizado el recorrido, el visitante puede regresar al vestíbulo de planta baja o acceder a la biblioteca que se desarrolla en dos alturas en el volumen colindante.
La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, defendía a capa y espada hace unos días el proyecto para la rehabilitación del Museo Arqueológico. La consejera lo ponía el nivel de las grandes obras acometidas en el Prado o el Arqueológico Nacional y ensalzaba la intervención frente a las críticas y advertencias de Adepa. El proyecto básico de Vázquez Consuegra refuerza la tesis de del Pozo con una descripción muy reveladora: “Una magnífica colección permanente, con algunas piezas realmente soberbias y un contenedor obsoleto y desvencijado. Un notable edificio del arquitecto Aníbal González, construido entre 1911-1919, con una serie de intervenciones posteriores de desigual fortuna, que han ido devaluando, cuando no anulando, la potencialidad espacial del edificio original: el Pabellón de las Bellas Artes de la Exposición Iberoamericana de 1929”. En el año 2025 se podrá comprobar el resultado de la intervención.
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