La agonía de los museos de la Plaza de América de Sevilla
La reforma del Arqueológico despierta muchas dudas, el de Artes y Costumbres Populares sigue cerrado en parte y el Pabellón Real está ocupado por oficinas
Un potencial totalmente desaprovechado. La Plaza de América podría ser uno de los espacios museísticos más bonitos e interesantes de Europa, a la altura, sino más, de la Isla de los Museos de Berlín. El espacio concebido por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929 es de una belleza inigualable. El genio de la arquitectura regionalista desarrolló un discurso narrativo en el que ensalza las glorias españolas y construyó tres pabellones en tres estilos diferentes junto a glorietas, como las de Cervantes o Rodríguez Marín, estanques, fuentes y zonas de vegetación.
Pese a su belleza y a ser uno de los espacios más visitados por los turistas y más queridos por los propios sevillanos, actualmente la Plaza de América, sus tres pabellones, siguen a la espera de que las administraciones apuesten decididamente y se convenzan de la potencialidad que encierra. Muchas dudas plantea el proyecto del Museo Arqueológico, cerrado desde el pasado domingo. El Museo de Artes y Costumbres Populares, con todo su atractivo, se mantiene en gran parte cerrado. Y el Pabellón Real, rehabilitado recientemente su exterior tras una inversión municipal de más de un millón de euros, sigue esperando para convertirse en el gran museo de Aníbal González y el regionalismo.
El pasado domingo cerró sus puertas el mal llamado museo Arqueológico, que más bien debería denominarse de Historia Antigua. Este pabellón, concebido por Aníbal González en un estilo neoplateresco, será sometido a una rehabilitación durante los próximos tres años, al menos ese es el tiempo que se anuncia de cierre. Esta intervención plantea serias dudas, puesto que nada se sabe de un proyecto que no se ha presentado, salvo que tiene un coste superior a los 20 millones de euros. Una cantidad que, supuestamente, sufragará el Estado como propietario, aunque no hay nada firmado más allá de un compromiso adquirido por el anterior ministro de Cultura, José Guirao.
Muy crítica con esta intervención se muestra la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa), que ha reclamado en varias ocasiones el proyecto a la Consejería de Cultura y al Ministerio de Cultura, apelando incluso, sin éxito, a la Ley de Transparencia. "Lo estamos avisando con mucho tiempo. ¿Será esta otra de las obras que nunca se acaban en Sevilla? No hay financiación y no conocemos nada del proyecto, tan sólo que se rebajó de 30 millones a 23, más del doble de lo presupuestado para las Atarazanas. La intervención en el Arqueológico debería ser de modernización y reparación. No se puede modificar lo que concibió Aníbal González. No lo permitiremos. Iremos al Juzgado si eso ocurre. Nos tendrán enfrente", advierte Joaquín Egea, presidente de Adepa.
Con todas las interrogantes que plantea esta reforma, la Junta de Andalucía, a través de la consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, va a emplear más de un millón de euros en trasladar las piezas del Arqueológico, llevando algunas de ellas al convento de Santa Inés, con el que, paradójicamente, la administración autonómica tiene una gran deuda pendiente desde hace 30 años.
Una de las personas que advierte de que el Arqueológico estará mucho más de tres años cerrado es quien fuera su director durante muchos años, Fernando Fernández. Señala que se van a gastar muchos millones de manera innecesaria: "El edificio no tiene problemas estructurales. Sólo necesitaría una actualización general y cambio de las instalaciones. Lo que hay es una falta de mantenimiento de muchos años".
Fernández, además, advierte de los peligros que conlleva mover las piezas expuestas: "Se van a gastar un millón de euros de manera inútil. No es necesario. Va a ser un desastre. Muchas de las piezas están restauradas in situ. Me duele cómo se va a hacer esto. Van a causarle muchos daños". Fernández incide también en que la rehabilitación no puede suponer un cambio de concepto en el museo, algo con lo que se muestra muy crítico: "Hasta ahora hemos tenido un museo didáctico, de historia. Se quiere cambiar eso y hacer un espacio de entretenimiento. Es un museo histórico que tiene su cronología u no se puedo modificar así como así".
Frente al Arqueológico se encuentra el pabellón neomudéjar que acoge el Museo de Artes y Costumbres Populares. Se trata de otra joya, con contenidos muy interesantes que lleva décadas con una de sus zonas cerradas. Desde Adepa aseguran que con los millones del Arqueológico se podría poner también a punto, restaurando el edificio y modernizando las zonas expositivas.
El tercero de los edificios, el más pequeño, construido en un estilo gótico isabelino, es el Pabellón Real. En este caso, el edificio ha sido rehabilitado por completo por su propietario: el Ayuntamiento. Sin embargo, sigue ocupado por oficinas, aunque se anunció que acogería el museo del regionalismo y Aníbal González. Adepa critica, en este caso, que el Ayuntamiento se permita el lujo de mantener aquí a los funcionarios y ceder a la Hermandad del Silencio un edificio de oficinas en el que se podrían instalar para dejar vía libre a la adaptación del Pabellón Real como museo.
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