Las huellas de Híspalis en Sevilla
El último hallazgo de un lienzo de la muralla romana en unas obras en la Plaza de San Francisco ha despertado la conciencia sobre la presencia aún visible de esta época histórica
De la muralla de la Plaza de San Francisco a los Caños de Carmona pasando por la columna de la calle Mármoles. La presencia de Roma, dela vieja Hispalis, en la actual Sevilla todavía es visible. En diversos puntos del centro histórico, fundamentalmente en el entorno de la Alfalfa y la Catedral, se pueden encontrar restos de templos, termas, o grandes obras hidráulica. Lo que ha llegado hasta la actualidad está en unas condiciones muy precarias, por lo que los expertos tienen dificultades para datarlos y explicarlos con precisión. Una de las grandes huellas que se conserva, el popular Antiquarium bajo las setas de la Encarnación, será remozado próximamente por el Ayuntamiento para que pueda verse en todo su esplendor.
La muralla de la Plaza de San Francisco
Ha sido uno de los grandes hallazgos de los últimos años. La muralla romana que ha aparecido durante las obras de un hotel en la Plaza de San Francisco cambió la fisonomía y la vida de la Sevilla Romana. Hasta ese momento, se considera que la ciudad de Hispalis tenía su frontera en el límite marcado por la actual calle Álvarez Quintero, pero el desplazamiento del cauce del río hacia lo que hoy es en la Plaza Nueva posibilitó que se extendiera hacia el oeste, habitando ese espacio arcilloso regalado por el antiguo Baetis. El descubrimiento de este lienzo realizado en el siglo III, durante el Bajo Imperio, es tremendamente importante para los arqueólogos, ya que les permite dibujar con seguridad, al menos, esta pequeña zona de Híspalis. La estructura, que tendría originariamente entre 8 y 10 metros de altura y 3,25 de ancho, a lo que hay que sumar un zócalo de 1,50 por 1,70, fue encontrada tras excavar una profundidad máxima de 5,5 metros desde el nivel de Plaza de San Francisco. Se encuentra en la medianera trasera de la vivienda que forma actualmente el número 11 de dicha plaza. La muralla romana será integrada en el patio del hotel que se está construyendo. Cuando fue encontrada durante las excavaciones, tanto los promotores de la obra como el arquitecto tuvieron claro que había que conservarla por el enorme atractivo y el interés que supone.
La cripta del Patio de Banderas
Veinte siglos bajo tierra. Desde el 1974, cuando fueron encontrados los restos arqueológicos, las excavaciones se han sucedido en el Patio de Banderas. El objetivo, que no acaba de concretarse, es abrir este nuevo espacio a las visitas que se realizan al Real Alcázar. En este espacio se encuentran las instalaciones correspondientes a un almacén del puerto de la época romana, cuyo trazado era cercano a este punto. Periódicamente se han realizado visitas para grupos y para investigadores.
El aljibe de la Pescadería
Es una de la grandes obras civiles de la ciudad romana. Este castellum aquae data del siglo II d.C., de la época del emperador Trajano, nacido en la vecina Itálica. Se encuentra en la zona más elevada de la ciudad en el periodo romano y almacenaba el agua que llegaba a través de los Caños de Carmona. El aljibe fue hallado durante las obras de la piel sensible en 2006. Desde entonces se ha podido visitar esporádicamente. Actualmente se encuentra cerrado y en malas condiciones, aunque el Ayuntamiento tiene prevista una rehabilitación en los próximos meses.
Los Caños de Carmona
Son una obra de ingeniería de época romana realizada para traer el agua a la ciudad, que fue reconstruida en el siglo XII por los musulmanes. Desde Alcalá de Guadaíra hasta la Puerta de Carmona tenía una extensión de 10,5 kilómetros. De ese total sólo han quedado tres pequeños tramos. El primero, tomando como referencia la Puerta de Carmona, se encuentra en la calle Luis Montoto y apareció en 1990, con las obras previas a la Exposición Universal de 1992, al desmontar el puente que salvaba las vías del ferrocarril en el Barrio de La Calzada apareció el acueducto, enterrado en el talud de subida al puente.
Las columnas de la Alameda de Hércules
Las dos columnas del extremo sur del otrora paseo público más antiguo de Europa fueron trasladadas desde la calle Mármoles por el Conde de Barajas en 1578. Fueron utilizadas para entronizar las dos famosas esculturas de Hércules y Julio César, los fundadores de Sevilla, según la leyenda, realizada por Diego de Pesquera en ese mismo año. El Ayuntamiento ha restaurado estas valiosas piezas durante los últimos años ya que eran objeto de numerosos actos vandálicos y aprobó devolverles su cerramiento.
La calzada de la Avenida de Roma
Esta vía fue encontrada durante l construcción del aparcamiento subterráneo de la Avenida de Roma. Entonces, fue desmontada y almacenada. Años más tarde, se decidió instalar en una ubicación cercana al lugar original del hallazgo, por lo que los restos están un tanto desvirtuados y se puede considerar más como un elemento puramente decorativo que un resto arqueológico.
El Antiquarium
El Antiquarium es un espacio arqueológico ubicado en el subsuelo de Metropol Parasol de la plaza de la Encarnación, las populares setas. Fue inaugurado el 27 de marzo de 2011 y se compone del yacimiento arqueológico más importante que se conserva de la etapa romana de Sevilla, que fue hallado tras una primera excavación en la plaza en los años 1990 con el fin de construir un aparcamiento subterráneo y remodelar la plaza. Dentro del conjunto se encuentra la zona correspondiente a los siglos I al VI, que pertenece a la etapa romana, en la que destacan los mosaicos de la Casa Romana, la Casa de la Ninfa y la Casa de Baco, así como un mural de tres metros en el Patio del Océano. Cuenta además con la Casa de la Columna, que contiene el mosaico de la medusa, la Casa de las Basas, la Casa del Sigma, la Casa de la Noria y el Hospitium de los Delfines. Una segunda zona corresponde a la época andalusí de la ciudad (siglos XII-XIII), en la que destaca una casa almohade. Además, conserva información de la Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. Todo el conjunto es un excelente centro de interpretación de la historia de la ciudad. El Ayuntamiento, en virtud del nuevo plan turístico firmado con la Junta de Andalucía, tiene previsto remozar este espacio y restaurar algunos de sus importantes tesoros, como son los mosaicos.
El templo de la calle Mármoles
Muy poco se sabe sobre el templo que en su día se supone que hubo en este epicentro de la Sevilla Romana. Actualmente se conservan en la calle Mármoles tres de las seis columnas que fueron encontradas tiempo atrás. Dos de ellas se trasladaron en 1578 al paseo de la Alameda de Hércules. Otra se habría roto cuando era llevada al Real Alcázar para ser conservada. Quedan, por tanto las otras tres. Estas columnas conservan su ubicación original y se disponen 4,80 metros por debajo de la cota de la calle Mármoles y se elevan 5 sobre esta presentando una altura total de 9,80 metros. Se cree que pertenecieron a un templo de finales del siglo I o principios del siglo II que se construye en época de los emperadores Trajano o Adriano. Han sido recientemente restauradas.
Las termas de los Seises
El epicentro de la ciudad de Hispalis se encontraba entre las actuales plazas de la Alfalfa y el entorno del Palacio Arzobispal. En calles como Abades o Mármoles se supone que se desarrollaba la vida social y estaban los principales edificios. En esta misma zona, en la calle Segovias, se hallaron unas supuestas termas en el edificio que ocupa actualmente el hotel Los Seises y que en su día formó parte del Palacio Arzobispal. Los restos que se encuentran en los salones del hotel conservan algunos mosaicos con motivos acuáticos y distintos pilares y muros, aunque están muy mermados.
La vía Heráclea
Las obras en la manzana de la Florida deparó un hallazgo muy importante: un tramo de la entrada en la antigua Híspalis de la Vía Heráclea, una calzada que unía el levante con el sur de Hispania en la primera mitad del siglo I a.C. Por esta vía entró en la ciudad Julio César. El tramo de la Vía Heráclea tiene unos 40 metros y es aledaño a los restos de un enorme edificio de carácter comercial y portuario, de época de Augusto, de no menos de 150 metros de longitud y de entre 10 y 12 metros de altura en dos pisos.
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