Una chapuza en la Plaza de San Lorenzo
La Gerencia de Urbanismo repara el delicado pavimento de ladrillo en sardinel pero coloca unas nuevas piezas en color ocre que chirrían entre las antiguas en tonos rojizos
Plazas de Sevilla: una dolorosa transformación y pérdida de identidad
La Gerencia de Urbanismo y Medio ambiente comenzó a principios de febrero la reparación del muy deteriorado pavimento de la Plaza de San Lorenzo. Se trata de una actuación sumamente necesaria puesto que la delicada solería compuesta por ladrillos en sardinel estaba muy fracturada y desgastada prácticamente desde que se instaló en el año 2004. Pero incomprensiblemente, se están colocando unos ladrillos en un color ocre que nada tiene que ver con el tono rojizo original del salón de esta céntrica y emblemática plaza, en la que también hay dispuesta una bella pavimentación de chino lavado.
La intervención, que se puede calificar de chapucera, no ha pasado desapercibida para la gran cantidad de vecinos en particular y sevillanos en general que acuden a diario de a esta plaza, en cuya basílica se venera al Señor del Gran Poder. Los grandes parchetones de ladrillos amarillos resaltan muy llamativamente, igual que lo hace una mancha de alquitrán colocada en una calle de adoquines para salvar algún bache.
La Plaza de San Lorenzo, uno de los enclaves más bonitos y con más vida del centro de Sevilla, ha ido perdiendo su idiosincrasia en los últimos años. Lo más reciente ha sido la ocupación de buena parte del espacio por los veladores de dos bares. Muchas de estas sillas y mesas, además de otros enseres como sombrillas y estufas, se colocan directamente sobre el delicado suelo de ladrillos y chinos lavados con el consiguiente perjuicio.
Pero la pérdida de identidad comenzó con las obras de remodelación que se llevaron a cabo en el año 2004. La fisionomía de plaza de salón fue concebida por el arquitecto Balbino Marrón en el siglo XIX y se conservó en la reforma de 1947. La plaza perdió esta condición en el año 2004. El Ayuntamiento igualó los distintos planos creando una nueva superficie con grandes losetas de granitos en el lado norte (delante de la parroquia) y en el este, donde se encuentra la basílica del Gran Poder. Con ello se salvaron las barreras arquitectónicas aunque a costa de la estética.
Esta actuación conllevó un problema importante de humedades en el interior de la iglesia. Con el asfalto anterior, el agua se podía evaporar pero desde entonces se filtra masivamente en la parroquia, con los consiguientes problemas. De hecho, la Hermandad de la Soledad restauró hace pocos años la Capilla del Sagrario y buena parte del tiempo y la inversión se dedicó a luchar contra estas humedades.
En la obra de 2004 los grandes plátanos también resultaron muy afectados. Se les colocó unas mallas metálicas en las raíces que hicieron estragos. El resultado fue la sustitución de estos árboles de gran porte por peligro de caída en el año 2020. El Ayuntamiento plantó en su lugar doce almeces y seis grevilleas, aunque el mantenimiento no ha sido el mejor desde entonces mostrando algunos de ellos claros síntomas de decadencia.
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