Esta es la apasionante historia de la Casa de la Moneda de Sevilla

Residencia palaciega, astillero medieval, cárcel de caballeros... la historia de la Casa de la Moneda de Sevilla es apasionante. Este enclave privilegiado en el barrio del Arenal afrontará en los próximos años una rehabilitación clave que pasa por eliminar el aparcamiento en el antiguo solar del Corral de las Herrerías, crear un gran espacio libre y abrir la olvidada Torre de la Plata a las visitas. El arquitecto municipal jubilado José García-Tapial, ha realizado una interesante propuesta para hacer en este espacio un gran patio de naranjos, además de crear en sus edificios un centro de interpretación de las murallas y el ansiado museo de la ciudad. En esta propuesta, publicada en la revista del Colegio de Aparejadores, García-tapial también repasa con detalle la evolución del complejo.

Situados en la confluencia del Tagarete con el Guadalquivir, estos suelos fueron terrenos pantanosos hasta que los musulmanes ampliaron la primitiva cerca y reforzaron este bastión suroccidental de la ciudad. "Abu Haffs, hermano del emir Abud Yacub Yusuf, escogió, en 1172, este cuerpo avanzado, paredaño con el Alcázar, para levantar su residencia. Se trataba de un recinto trapezoidal, totalmente amurallado y unido por una coracha con la Torre del Oro", señala. La ocupación castellana mantuvo intactos estos recintos murados, aunque destinándolos a nuevos usos. El conjunto palaciego se adaptó para cárcel de nobles e hidalgos, razón por la que a la zona se la conocería como Atarazana de los Caballeros.

La construcción del astillero alfonsí, conocido entonces como Atarazana del Río o Atarazana de las Galeras, afectaría también a los nuevos usos de este recinto fortificado. "La construcción naval precisaba de amplios espacios libres y seguros, donde secar velas y jarcias, almacenar víveres, pertrechos, armas y municiones". Será el descubrimiento del Nuevo Mundo el acontecimiento que traiga una profunda transformación para todos los espacios productivos del muelle fluvial sevillano. Será entonces cuando Felipe II hace construir los tres grandes edificios que lo conformarán: la Lonja de Mercaderes en 1584, la Real Casa de la Moneda en 1585 y la Gran Aduana de Indias, en 1586.

"En esos años se encontraban muy avanzadas las obras de la nueva Lonja de Mercaderes, (hoy Archivo de Indias) sobre los terrenos donde antes se asentaban las Herrerías Reales, a las que se buscó un nuevo emplazamiento. Se eligió un espacio intramuros, pero externo a la Atarazana de los Caballeros. Se trataba de la Calle del Carbón (hoy Santander), limitada al Sur por el cerramiento de la huerta de la cárcel nobiliaria, al Norte por la muralla urbana limítrofe con la Atarazana de la Contratación, a Oriente, por el más primitivo Postigo del Carbón, mientras que, a Occidente se labró un nuevo postigo para que las nuevas instalaciones fabriles quedasen en el interior de la ciudad. Se levantan entonces en este espacio, entre 1584 y 1589, doce tiendas-herrerías con viviendas arriba, adosadas al muro de la Huerta, simultáneamente al proceso constructivo de la Casa de la Moneda", explica el arquitecto.

Por Cédula Real de 26 de enero de 1585 se ratifica la construcción de la Casa de la Moneda en las Atarazanas de los Caballeros, según las trazas enviadas al Rey por Juan de Minjares, y en abril comienzan las obras que duraron hasta noviembre de 1587. "El nuevo conjunto edificatorio se organizaba en torno de dos espacios abiertos. Las nuevas edificaciones fabriles se van adosando a las murallas perimetrales, aprovechando sus sucesivos retranqueos respecto el cauce del Tagarete, para albergar alguna pieza singular, como por ejemplo, la gran nave abovedada de la Fundición".

A Poniente de estas instalaciones mercantiles e industriales, quedan los suelos más cercanos al río, próximos a la Torre de la Plata y la coracha hacia la Torre del Oro, donde se mantienen los jardines y huertos. "Felipe II ordena que esos suelos queden libres, 'para recreación del Tesorero y Fundidor, donde se hagan jardines'. En 1595 se permitió levantar allí un corral, llamado de Segovia".

Las últimas construcciones relacionadas con la Casa de la Moneda, aunque no se sitúan en el interior de su recinto, serán las que se levantan adosadas exteriormente al nuevo Postigo del Carbón y a la Torre de la Plata por el Maestro Mayor de los Alcázares, Vermondo Resta, que lo llevó a cabo entre los años 1609 y 1611, y que aún hoy permanecen en pie, rodeando parcialmente la Torre. "En 1616 Vermondo Resta levanta un plano detallado de toda esta zona, así como del Corral, de gran fidelidad y detalle. La última gran reforma que sufrirá la Casa de la Moneda será en 1761, con Sebastian Van der Borcht como director de la obras. Se labra la nueva portada monumental que hoy conocemos, y se interviene en los edificios más singulares, como Fundición y Horno".

Así se llega hasta el año 1868, cuando se decreta el cierre definitivo de la fábrica, y sus terrenos son sacados a pública subasta. "Todo el conjunto pasa a ser propiedad de Manuel Marañón Martínez, que lo dedica a pequeñas viviendas para alquiler, transformando las hornazas, hasta hacerlas irreconocibles y levantando el bloque de viviendas antes citado, sobre el Patio de los Capataces. Más tarde, sobre parte de las Herrerías Reales de la calle del Carbón levanta José Espiau y Muñoz, en 1914, un bloque de viviendas en el estilo regionalista del momento. La transformación de la antigua ceca se culmina, en 1931, con la intervención, de nuevo de José Espiau, en el antiguo Corral de Segovia, para su conversión en un edificio de viviendas y aparcamientos, denominado Garaje Torre del Oro". El 21 de marzo de 1970 la Real Casa de la Moneda es declarada Monumento Histórico-Artístico.

Esta joya de la ciudad busca ahora un renacer.