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La Sevilla oculta: los 10 grandes hallazgos de los últimos años

Patrimonio

De la decoración de la Giralda, a la Vía Heráclea, pasando por las cripta del Patio de Banderas o el Hammam de Mateos Gago. La ciudad encierra un enorme patrimonio que se ha sacado a la luz en los últimos tiempos

La sala fría del hammam rescatado en la calle Mateos Gago. / Antonio Pizarro

Sevilla es una ciudad patrimonial de primer orden. Sus principales monumentos son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero la ciudad todavía encierra y esconde tesoros que se han ido sacando a la luz en los últimos años. Desde importantes descubrimientos de época islámica a la recuperación de las pinturas barrocas de las iglesias. Este es un repaso por los diez hallazgos más relevantes de los últimos años.

El hammam almohade de la calle Mateos Gago

Diversos historiadores habían documentado su existencia desde el siglo XVII, aunque ha sido ahora cuando se han recuperado todas las estructuras. El popular Bar Giralda en la calle Mateos Gago escondía un hamman almohade del siglo XII. La importancia de este descubrimiento radica en que estos baños, que sería uno de los muchos que habría en la Sevilla islámica, conservan prácticamente el 90% de su decoración. Se trata de un hecho insólito en toda la Península Ibérica, como relató a este periódico Álvaro Jiménez, arqueólogo que ha dirigido los trabajos de recuperación.

La sala templada de los baños árabes descubiertos en Mateos Gago con su gran cúpula. / Antonio Pizarro

El salón principal del Bar Giralda era la sala templada del hamman, la más amplia y lujosa, aunque tanto la cúpula como los arcos, que originariamente serían de herradura, fueron alterados en intervenciones realizadas en el siglo XVII. También se conserva la sala fría aunque reducida en longitud, que guarda el acceso original al hammam, que era por la actual calle Don Remondo. De la sala caliente, desgraciadamente, tan sólo ha perdurado un arco. La empresa Gares, especializada en restauración de bienes culturales, ha realizado un delicado, minucioso y lucido trabajo para consolidar la decoración de los baños. Han salido a la luz hasta 88 luceras, un número muy elevado. Para una segunda fase queda sacar a la luz todas esas pinturas que se encuentran bajo los enlucidos de cal.

Los colores de la Giralda

La Giralda durante su restauración. / Antonio Pizarro

La restauración de las fachadas de la Giralda ofreció importantes sorpresas desde el primer momento. En la cara oeste, la primera que se intervino en 2017, se hallaron importantes evidencias y restos de la decoración que cubría por completo el alminar en época almohade, como avanzó este periódico. La Giralda estaba pintada de rojo y blanco. Un hecho que, si bien era conocido por fuentes documentales, quedó constatado con pruebas gracias al andamio de grandes dimensiones.

La cripta del Patio Banderas

La cripta del Patio de Banderas del Real Alcázar. / Juan Carlos Muñoz

Veinte siglos bajo tierra. Desde el 1974, cuando fueron encontrados los restos arqueológicos, las excavaciones se han sucedido en el Patio de Banderas. El objetivo, que no acaba de concretarse, es abrir este nuevo espacio a las visitas que se realizan al Real Alcázar. Las investigaciones, comandadas por el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, y la adecuación del espacio concluyeron siendo Jacinto Pérez Elliot director del conjunto palaciego. Posteriormente, se han acometido tareas para dotar a la cripta de medidas de seguridad y para garantizar la accesibilidad. Fruto de estas actuaciones se han realizado visitas para grupos y para investigadores. El Ayuntamiento continúa actualmente trabajando para que este tesoro oculto se pueda conocer con regularidad. Para ello, encargó un estudio de viabilidad cuyo análisis se basa en el proyecto básico para la construcción de la cripta, redacto por el arquitecto Francisco Reina en el año 2012; y la memoria de investigación de las excavaciones arqueológicas 2012-2014, dirigido por Tabales. Este documento fija en unos 3,7 millones de euros la inversión necesaria para abrir la cripta y prevé un aforo máximo diario de 1.360 personas, visitas de entre 20 y 30 minutos, un precio de 3 euros y dos posibles escenarios de gestión: el directo, por parte del Patronato del Real Alcázar, o mediante la concesión a un tercero.

El palacio Al Mutamid

Arcos encontrados en las casas 6 y 7 del Patio de Banderas. / M. G.

Diario de Sevillaavanzaba el 25 de enero de 2015 el hallazgo en las casas 1 y 2 y 7 y 8 del Patio de Banderas de estructuras pertenecientes al palacio más antiguo del Real Alcázar, de época del Al Mutamid. La investigación dirigida por Miguel Ángel Tabales descubrió gran parte de los paramentos de ese palacio primitivo, como la cimentación de la arquería del pórtico y les permitió descubrir la dimensión original, cubierta incluida, de su nave principal, permitiéndoles una reconstrucción virtual. Más recientemente, durante las obras de las nuevas taquillas, permitieron sacar a la luz fábricas originales de tapial del siglo XI que formaron parte de una de las alcobas del Palacio del Yeso.

La vía Heráclea

Restos hallados en el solar de la Florida. / M. G.

Las obras en la manzana de la Florida deparó un hallazgo muy importante: un tramo de la entrada en la antigua Híspalis de la Vía Heraclea, una calzada que unía el levante con el sur de Hispania en la primera mitad del siglo I a. de C. Por esta vía entró en la ciudad Julio César. El tramo de la Vía Heráclea tiene unos 40 metros y es aledaño a los restos de un enorme edificio de carácter comercial y portuario, de época de Augusto, de no menos de 150 metros de longitud y de entre 10 y 12 metros de altura en dos pisos.

El palacio de Don Fadrique

Restos del palacio de Don Fadrique en Santa Clara. / D. S.

Durante las obras de rehabilitación que se realizaban en el antiguo convento de Santa Clara en el año 2015 se encontraron los restos del salón meridional y la qubba principal del palacio de Don Fadrique. Los restos, datados en la segunda mitad del siglo XIII, son los más antiguos conservados de un edificio civil en la ciudad. Pero Santa Clara encierra muchas sorpresas. La sala de profundis del convento, la primitiva iglesia, conserva unas valiosas pinturas medievales que fueron rescatadas durante la primera fase de rehabilitación del cenobio, fundado en 1290 en el antiguo palacio de Don Fadrique.

Primitiva Santa Catalina

Cripta con los restos arqueológicos de Santa Catalina. / D. S.

La excavación arqueológica de la iglesia de Santa Catalina deparó importantes sorpresas. En su cripta se puede visualizar toda la evolución que ha experimentado el templo a lo largo de su historia. Desde los restos de la época romana, un cementerio visigodo, una especie de oratorio de época islámica, la primera iglesia mudéjar de 1248 a cómo se reconstruyó tras el terremoto de 1390.

Alberca abbadí en San Julián

Los restos existentes bajo la casa de hermandad de la Hiniesta. / D. S.

La Hiniesta presentó en abril de 2019 el espacio musealizado de los restos arqueológicos que fueron hallados en 2005 bajo la casa de hermandad. Se trata de una alberca del periodo abbadí que conserva un zócalo con unas excepcionales pinturas que son un ejemplo único en España. Pudo ser de un jardín rehundido. El motivo decorativo se repite simétricamente a los dos lados de la pileta central, una lacería geométrica, un trilobulado y una estrella de ocho puntas, todo enmarcado con palmetas y formas vegetales estilizadas (ataurique).

Patio de las Doncellas

Las excavaciones llevadas a cabo en el Patio de las Doncellas. / Juan Carlos Vázquez

¿Recuperar el jardín mudéjar o repavimentar como si no hubiera pasado nada? A esta diatriba se enfrentó el equipo del Alcázar, bajo la dirección de José María Cabeza, cuando en el año 2002 comenzaron las obras en el Patio de las Doncellas. La decisión de recuperar el espacio tal y como fue concebido en el siglo XIV es hoy celebrada por especialistas en patrimonio y por cuantos visitan el monumento. El Patio de las Doncellas recuperó la belleza de los tiempo de Pedro I y es uno de los lugares más fotografiados del Real Alcázar.

Pinturas murales de San Antonio Abad

Las pinturas murales de San Antonio Abad. / José Ángel García

La Hermandad del Silencio culminó en 2019, tras siete años de intenso y laborioso trabajo, la rehabilitación de la decoración del siglo XVII de la Real Iglesia de San Antonio Abad que fue ocultada en 1834. A pesar de los daños, el conjunto de las pinturas, realizadas por Domingo Martínez y Juan de Espinal, mantenía casi la totalidad de sus representaciones y la vivacidad en el colorido, gracias a que sólo estuvieron expuestas durante 90 años. Por ello, el humo y la contaminación no llegaron a cubrirlas ni ensuciarlas. La intervención fue posible gracias a un muy importante esfuerzo económico de la hermandad.

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