La Sevilla de la Primera Vuelta al Mundo, 500 años después
La ciudad, entonces una de las más importantes del mundo, conserva la mayoría de los ambientes y lugares que pisaron los protagonistas de esta gran gesta
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Una ciudad que no ha perdido su vocación marítima. Que conserva la mayoría de los lugares vinculados a la epopeya gestada e iniciada por Magallanes y culminada por Elcano. Que restaura el gran astillero del que salieron las cinco naos que partieron un 10 de agosto de 1519 de las inmediaciones de la Torre del Oro. Que ha sabido convertir a su arteria principal en una importante fuente de riqueza. Que sigue rezando a la misma imagen ante la que se postraron Elcano y los 17 marineros escuálidos que arribaron a la ciudad el 8 de septiembre de 1522. Sevilla acaba de cerrar la conmemoración de los 500 años de la Primera Circunnavegación de la Tierra. Una gesta sobrenatural en su tiempo, comparable con la llegada del hombre a la Luna. En pleno siglo XXI, la que fuera por entonces capital del mundo busca apuntalar y mantener todo ese legado, y mira al futuro entre nostálgica y esperanzada con un puerto floreciente y un enorme potencial. Esta es la Sevilla de la Vuelta al Mundo, 500 años después.
A inicios del siglo XVI Sevilla era la ciudad más importante de España y una de la más relevantes de Europa. Con una población estimada en 50.000 habitantes, el descubrimiento de América la había convertido en el epicentro mundial con la creación de la Casa de la Contratación en 1503. El urbanismo de la ciudad se transforma a pasos agigantados en este tiempo. El Renacimiento se instala en la ciudad de manos, por ejemplo, de Fadrique Enríquez de Ribera en su Casa de Pilatos. Se levantan palacios, conventos, iglesias y casas señoriales. La piedra postrera de la Catedral de Santa María de la Sede se colocó en 1506, aunque seguía la construcción de sus portadas y el embellecimiento interior con capillas y retablos. Todavía pasarían algunos años hasta que la Giralda quedara rematada con su campanario y el Giraldillo. En los años que duró la travesía de Magallanes y Elcano también se decoró la Puerta del Perdón, antiguo acceso al patio de la mezquita.
Sevilla era el lugar idóneo para preparar y ser punto de partida y llegada de esta gran aventura. Así lo entendió Fernando de Magallanes, que se instaló en la ciudad el 20 de octubre de 1517 para ponerse al servicio del rey Carlos. En ese tiempo, el Cabildo Civil todavía se reunía en el Corral de los Olmos; y la Casa Lonja, actual Archivo de Indias, estaba ocupada por diversos talleres. El edificio levantado a finales del XVI acoge hoy la vasta documentación del viaje y se puede visitar.
Unos años antes de la llegada de Magallanes a Sevilla, en 1505, se había fundado por parte de Maese Rodrigo un colegio en la Puerta de Jerez que con el tiempo se convirtió en la Universidad de Sevilla. Quedan de aquella construcción la capilla de Santa María de Jesús, sede del Consejo de Cofradías; y la portada que daba acceso al mismo, hoy trasladada y restaurada en el complejo del convento de Santa Clara, en el barrio de San Lorenzo.
Magallanes se encontraría con unos Reales Alcázares que eran sede del poder. Al vetusto Palacio del Yeso, único vestigio musulmán que quedaba en el complejo, se habían sumado los palacios construidos por los reyes cristianos tras la reconquista: el Gótico, de Alfonso X; y el Mudéjar, de Pedro I. En el patio del Crucero, Magallanes pudo admirar los baños de María de Padilla en todo su esplendor. El Alcázar, cerrado entonces a la ciudadanía, se ha convertido hoy en el segundo monumento más visitado de Sevilla, con más de dos millones de turistas en el año 2019. Sigue siendo la residencia oficial de los Reyes de España cuando visitan la ciudad, lo que lo convierte en el palacio real en uso más antiguo de Europa.
Vinculado al conjunto palaciego se encontraba la Casa de la Contratación. Algunas de sus estancias son hoy visitables, como el Cuarto del Almirante, la Sala de Juntas y la Capilla. Contaba este centro de negocios con el último jardín andalusí que se construyó en la ciudad. De gran belleza y un valor histórico excepcional, se integra en la actualidad en la sede Delegación del Gobierno de la Junta en Sevilla. Se puede visitar una tarde a la semana.
La vida de Magallanes en Sevilla se desarrolló en torno al Alcázar, lugar en el que se gestó su empresa de la mano de su alcaide, el portugués Jorge de Portugal; y su teniente de alcaide, el también luso Diego Barbosa; con cuya hija Beatriz se casó Magallanes; y el barrio de Santa Cruz, donde residió el marino en unas propiedades situadas en la calle Borceguinería, hoy una transformada Mateos Gago. Esta vía se ha convertido actualmente en uno de los epicentros del turismo en Sevilla y está copada por negocios de restauración.
Con el Concilio de Trento aún por celebrarse y con unas procesiones todavía medievales y poco organizadas, el Corpus era la principal fiesta de Sevilla y la Virgen de la Antigua, venerada en la Catedral, una de sus más importantes devociones. Según la tradición, ante Ella rezaron los expedicionarios de Magallanes antes de partir en 1519, y a sus plantas se postraron para dar gracias los 18 marineros que regresaron en 1522 en la Nao Victoria. Una placa así lo recuerda en este lugar que forma parte de la visita cultural de la Catedral. En las gradas del templo metropolitano, lugar habitual de los negocios, se buscarían con dificultades a los hombres para participar en la expedición a la Especiería.
El Puerto y el barrio de Arenal
Cuando la expedición de Magallanes zarpó el lunes 10 de agosto de 1519, día de San Lorenzo, Sevilla se había convertido ya en puerto y puerta de América. La importancia de su puerto, situado en torno a la Torre del Oro, era superlativa. Del llamado "Puerto de las Muelas", partieron las cinco naves y, tres años después, la Victoria culminaba su viaje en un lugar próximo, en lo que actualmente sería el entorno de la Plaza de Cuba, en la orilla derecha del Guadalquivir. La Milla Cero de la Tierra, monumento conmemorativo de la primera vuelta al mundo con una esfera armilar, recuerda la gesta en este lugar.
Tras llegar a Sevilla, Elcano y sus 17 hombres se encaminaron al arrabal de Triana para rezar ante la Virgen de la Victoria, del convento del mismo nombre. Este monasterio de los frailes mínimos se había instalado en 1516 en el espacio en el que actualmente ocuparía la iglesia de los Paules, en Pagés del Corro, a apenas unos metros de la zona portuaria. Aquí, y ante esta imagen a la que profesaba gran devoción, Magallanes recibió las banderas que lucirían en las cinco naos. El portugués dejó escrito en su testamento que quería ser enterrado en el claustro de este cenobio desamortizado en 1835 y derribado décadas después. La Virgen de la Victoria, recientemente restaurada, recibe culto hoy en la parroquia de Santa Ana.
El barrio del Arenal era el epicentro del puerto sevillano. Allí se alzaban las Atarazanas Reales, construidas en 1252 por el rey Alfonso X El Sabio. De este gran astillero formado por 17 naves salieron los cinco barcos en los que se enrolaron los héroes de la Vuelta al Mundo. A lo largo de su historia el edificio de las Atarazanas ha sufrido transformaciones importantes. En la actualidad quedan en pie solo siete de las diecisiete naves originales. Parte de la construcción se integra en el complejo del Hospital de la Caridad.
El edificio se somete actualmente a una gran rehabilitación que busca integrarlo, como estaba en tiempos de Magallanes, en el barrio del Arenal. Las obras han llegado demasiado tarde, por lo que el astillero no ha podido convertirse en uno de los epicentros de la gesta que ahora se conmemora. Cuando se culmine la restauración a finales del próximo año, las Atarazanas honrarán el glorioso pasado marítimo de la ciudad.
Muy cerca de allí, a orillas del Guadalquivir, los almohades levantaron hace 800 años la Torre del Oro. Vigía y testigo de los principales acontecimientos de la ciudad, la expedición de Magallanes partió desde sus plantas. Esta atalaya almohade levantada para defender el río es gestionada por la Armada Española y cuenta con un importante museo que repasa la historia marítima de Sevilla.
Tras la llegada de la Nao Victoria al puerto, su valiosa carga fue traslada a la Casa de la Contratación para su custodia. En el siglo XVI la muralla de la ciudad se extendía hasta la Torre del Oro y la zona porturaria. Estaba jalonada por otras torres, como la de la Plata, o la de Abdelaziz, situada en la Avenida de la Constitución. Superado el Postigo de los Azacanes y dejando a un lado el espacio en el que tiempo después se construyó la Casa de la Moneda, la valiosa carga llegaría a la Casa de la Contratación. Todos estos espacios se pueden conocer en un paseo por el Arenal.
El presente y el futuro del puerto y su río
El río Guadalquivir sigue siendo, 500 años después, la arteria principal de la ciudad. El puerto, debido a la construcción de varios puentes, se sitúa en la actualidad más al Sur, quedando reservado el espacio histórico a embarcaciones turísticas, deportivas y de recreo. El Puerto de Sevilla ha prevalecido en su funcionalidad básica, 500 años después. Porque a través del Guadalquivir sigue llegando la prosperidad a la ciudad.
El Puerto de Sevilla ha dejado atrás su pasado glorioso como epicentro de grandes gestas y se alza actualmente como el escenario ideal para la implantación y el desarrollo de sectores clave para la economía andaluza. La industria metalmecánica y la vinculada a las energías renovables son segmentos asentados en el Polígono de Astilleros. Allí se construyen torres eólicas, piezas para puentes, pasarelas y acueductos y grandes estructuras metálicas. La Zona Franca es otro atractivo más del Puerto. Esta tiene una gran capacidad de desarrollo para impulsar nuevas industrias que generen sinergias con la actividad.
Con su terminal de cruceros situada a pocos metros del centro histórico, recibe a numerosos visitantes en estas embarcaciones cada año, atraídos por la historia y el patrimonio de la ciudad.
Entre los importantes proyectos que desarrolla actualmente el Puerto de Sevilla en ese afán por seguir engrandeciendo a la ciudad se encuentran la expansión hacia el sur, con nuevos muelles y almacenes; la creación del distrito urbano portuario, la mejora en la navegación, con los consiguientes beneficios medioambientales, o la inversión en infraestructuras.
Uno de los hitos físicos que quedará de esta conmemoración será el busto en honor a Elcano que se instalará en el lugar de inicio y llegada de la expedición.
Junto a la Torre del Oro, en los bajos del Paseo del Marqués de Contadero, se encuentra el Espacio Primera Vuelta al Mundo, que repasa la epopeya de Magallanes y Elcano de manera muy didáctica y atractiva. Allí se encuentra atracada la Nao Victoria 500, que se puede visitar.
Sevilla también recuerda a Magallanes y Elcano a través de distintos hitos. Como la Glorieta de los Marineros, la barriada dedicada al marinero de Guetaria, en cuya capilla del Carmen se pueden admirar unas fantásticas pinturas de Juan Miguel Sánchez que narran la aventura; calles o el recientemente inaugurado Parque Magallanes.
Actualmente se construye en la antigua Fábrica de Artillería el Centro Magallanes, una ambiciosa iniciativa que nace con vocación internacional y que pretende proyectar a Sevilla y su talento cultural en el mundo.
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