Protección para los azulejos de Olavide y las lápidas de Cervantes
El Ayuntamiento de Sevilla edita un catálogo con estas piezas que proporcionan una valiosa información sobre la organización de la ciudad y su evolución urbana
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La huella de la historia de Sevilla en sus calles contará con una importante protección. La junta de gobierno del Ayuntamiento aprobará este viernes el Catálogo de los azulejos de Olavide y las lápidas de Cervantes para su correcta salvaguarda y protección. Gracias a este documento que ha elaborado la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente estas piezas que se encuentran fundamentalmente en el centro y Triana serán calificadas como elementos singulares. Estos elementos de rotulación, con independencia de su indudable valor histórico y artístico, proporcionan una valiosa información sobre la organización de la ciudad y son un elemento clave para comprender la evolución urbana del Casco Antiguo. En los últimos años, coincidiendo con el aniversario de Cervantes, el Ayuntamiento ya restauró las lápidas.
El catálogo, que recoge una completísima ficha de cada elemento, explica que su misión es realizar un inventario de determinados elementos de rotulación históricos del Casco Antiguo, en concreto, “las placas de Olavide” y de las denominadas “lápidas cervantinas” para dotarlas de la debida protección patrimonial. “Se trata de elementos arquitectónicos que, si bien están normalmente ubicados en edificios protegidos y por lo tanto afectados por sus condiciones de protección, por su singularidad, valor estético e histórico se considera necesario contemplarlos de forma independiente”. Su conservación, son muchas las placas de Olavide que han desaparecido en las últimas décadas, es necesaria como memoria de la trama urbana y como testigo del pasado más reciente. “Para ello, se propone su protección como Elementos Singulares (ES) y se establecen unas normas de protección específicas para dichas piezas”.
La ficha de cada pieza presenta varias fotografías y un plano de situación. Ofrece datos del inmueble en el que se encuentra (dirección, referencia catastral, sector al que pertenece, nivel de protección o información BIC), y una amplia descripción del rótulo en la que se detallan su tipo, el texto, el nivel de protección, la descripción, los datos históricos, el estado de conservación y la valoración patrimonial.
Fue a finales del siglo XVIII cuando el asistente Olavide propone una organización racional de la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas, a imagen de la llevada a cabo en la ciudad de Madrid. Para ello se instalan en las fachadas de los edificios unas placas de azulejos fabricadas en Triana con la referida información. “De esta forma, se instaura en Sevilla una tradición de elementos de rotulación de azulejería que ha perdurado en la ciudad hasta fechas reciente”.
La división del asistente Olavide
Con la intervención del asistente Olavide, la ciudad quedó dividida en cinco cuarteles, uno de ellos en el otro margen del río, Triana, estando dividido cada uno de ellos en ocho barrios, haciendo un total de 40, y 320 manzanas, de las cuales 256 se hallaban en la margen izquierda del río, que se plasmaron en las fachadas de la ciudad mediante pequeñas placas de azulejo realizadas en una única baldosa rectangular, con formato vertical. Están pintados a mano de manera muy sencilla: marco azul y sobre fondo blanco y el texto en negro. Todos están encabezados por una cruz, pintada también en azul, que se asemeja a la cruz de la Orden del Temple.
Se realizaron cuatro tipos diferentes de señalizaciones: de nomenclátor de las calles, las que señalizaban el cuartel, barrio y manzana y otras más sencillas que indicaban el número de cada vivienda. Un cuarto tipo de azulejo servía para identificar enclaves con edificios o lugares destacados de la ciudad.
En la actualidad se conservan 35 azulejos de nomenclátor, 36 de cuartel, barrio y manzana; 42 de número de vivienda y 7 de enclaves o lugares destacados de la ciudad. Si bien se encuentran repartidas tanto por el Casco Antiguo como por Triana, es en el cuadrante suroriental del centro donde su presencia es mayor. En total, se protegerán 120 placas de Olavide.
Las placas cervantinas instaladas en 1916
Por su parte, las placas cervantinas se realizaron con motivo del tercer centenario de la muerte de Miguel de Cervantes (1916) e indican los escenarios aludidos en la universal obra del padre de El Quijote. “Son los primeros ejemplos de azulejos conmemorativos de lugares sevillanos, iniciando una costumbre que aún hoy pervive”.
El diseño y la redacción de los texto correspondió al erudito José Gestoso. Las placas obedecen todas a las mismas características: están compuesta por 32 baldosas cuadrangulares y rectangulares en las columnas laterales. Están enmarcadas por una cenefa de roleos que rodean el campo central. Éste se encabeza con coronas de laureles y guirnaldas, que a modo de laudas recogen el escudo de Sevilla y el retrato de Miguel de Cervantes. El resto del espacio lo ocupa la leyenda correspondiente siempre encabezada con la frase: “El príncipe de los ingenios españoles Miguel de Cervantes y Saavedra…”. Fueron ejecutadas mediante la técnica de la cuerda seca en la fábrica trianera de José Mensaque.
De las 25 que se colocaron originariamente, tan sólo quedan 19 hoy día, que han sido restauradas recientemente por la Gerencia de Urbanismo con motivo del IV centenario de la muerte del escritor.
Para la elaboración del catálogo el Ayuntamiento abrió una consulta pública en la que participaron la Asociación de Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Andaluz (Adepa), o la Asociación de profesores Ben Basso. Todas ellas han realizado sus aportaciones.
El Ayuntamiento precisa que este catálogo debe entenderse como un documento abierto, al cual podrán incorporarse en fases posteriores otros elementos cerámicos de interés. Además, la información contenida deberá incorporarse a las correspondientes fichas de catálogo de los respectivos Planes Especiales de Protección.
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