Así se restaura en vivo un retablo barroco de Sevilla

La iglesia de Santa María la Blanca afronta la recuperación de su altar mayor realizado en 1657 que está en pésimas condiciones

Por un pequeño donativo se pueden contemplar los trabajos y contribuir a su realización

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La restauración del retablo mayor de Santa María la Blanca / Antonio Pizarro

Una oportunidad única para ver la restauración de un retablo barroco en vivo y en directo. Eso es lo que se encontrarán durante los próximos meses las personas que visiten la iglesia de Santa María la Blanca, el espectacular templo de las tres religiones enclavado en plena judería sevillana. Hace unos días comenzaron las labores para recuperar el altar mayor en el que se entroniza la Virgen de las Nieves. Se trata de obra realizada en 1657 por Martín Moreno que se encuentra en unas condiciones pésimas de conservación. Las tareas cuentan con un elevado coste, por lo que por un donativo de dos euros se puede acceder al templo para admirar sus joyas y contribuir a llevar a buen puerto esta restauración que acometen Almudena Fernández y José Joaquín Fijo.

Santa María la Blanca es un ejemplo de rehabilitación del patrimonio durante los últimos años. Primero de la mano de su anterior párroco, Manuel Mateo Fraile, que afrontó la compleja rehabilitación del edificio y su bellísima decoración; y del actual, Miguel Ángel Núñez, que ha continuado con el embellecimiento del templo y ha promovido unos fantásticos espacios expositivos que han supuesto la recuperación de la antigua sala capitular. Ahora le ha tocado el turno al retablo mayor que preside la Virgen de las Nieves y el párroco ha tenido la gozosa idea de que la restauración se pueda seguir en directo. Para ello, tras una fijación de urgencia en los elementos necesarios, el pasado 27 de noviembre comenzó el desmontaje. Las distintas piezas se han dispuesto en el improvisado taller levantado en la nave central. Allí, los restauradores llevan a cabo las tareas a la vista de quien quiera visitar la iglesia en horario de 11:30 a 13:00 y de 17:00 a 20:00.

El retablo desmontado en el suelo de la iglesia. / Antonio Pizarro

Las tareas de restauración que durarán ocho meses tienen una doble vertiente. Por un lado, las propias sobre el retablo; y por otro, la arquitectónica, que dirige José María Rincón. “Tenemos que intervenir en la cúpula interior del ábside. Vamos a recuperar las dimensiones originales del camarín que era mucho más amplio que el receptáculo dorado del XIX, instalado en 1865 cuando se estrena la actual imagen, que se redujo en los años 70 del siglo XX. Y también queremos rescatar los elementos de yesería internos y estudiaremos qué hacemos con la cúpula interna. Si será visible o no”, explica el párroco.

Espacio superior del retablo con la cúpula ocultada por el camarín. / Antonio Pizarro

En lo que se refiere al retablo, sus condiciones son realmente precarias. En primer lugar, presentaba un claro y evidente problema de anclaje a la pared, mal resuelto, que había provocado que se venciera. “Por el intrincado sistema constructivo del ábside desde su ejecución no tuvieron como agarrarlo. Rafael Manzano para tratar de solucionarlo le introdujo en los años 70 una serie de refuerzos metálicos que no solucionaron el problema”, explica José Joaquín Fijo, uno de los restauradores.

Piezas de acarreo de otro retablo. / Antonio Pizarro

Además de estos graves problemas estructurales el retablo de Santa María la Blanca presenta muchas zonas de pudrición y cuenta con importantes ataques de insectos, aunque ya inactivos. Este es el primer altar en Sevilla que emplea la columna salomónica, pero está muy alterado. De hecho, los técnicos sospechan que muchas de sus piezas son de acarreo, es decir, son reutilizadas. “Matías de Arteaga dibuja el camarín original y han salido algunas tablas que pensamos que son revestimientos de ese camarín que se reutilizaron como refuerzo interior”, explica Almudena Fernández.

Uno de los papeles encontrados entre las piezas del retablo. / Antonio Pizarro

Las labores de desmontaje han deparado otras importantes sorpresas. Han aparecido una gran cantidad de papeles rellenando huecos. Algunos muy curiosos, como recibos de Comunión de 1673, 1700, 1814 o 1818, una convocatoria de la solemnidad de la Inmaculada o la inusual protesta de un señor que quiso publicar una esquela en el periódico El Universal y no pudo. También han encontrado una piedra de ágata para bruñir el oro. Otra sorpresa ha sido la constatación de la existencia de restos de pinturas murales del antiguo altar de mampostería.

Restos de pinturas murales. / Antonio Pizarro

La intervención arquitectónica será muy interesante, puesto que el altar se asienta en la zona que ocupaba el antiguo muro de cerramiento de la sinagoga judía. En las obras de 2010 se halló el hejal (donde se conservaban los rollos de la Torá). Los trabajos arqueológicos que se llevarán a cabo próximamente pueden ser muy interesantes y reveladores.

Imagen desde el camarín que ocupa la Virgen de las Nieves. / Antonio Pizarro

Quedan por delante varios meses de trabajo en Santa María la Blanca que prometen ser apasionantes. El párroco quiere que la Virgen de las Nieves vuelva a subir a su renovado camarín el próximo 5 de agosto.

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