Santa María la Blanca: la iglesia de las tres religiones ya tiene su museo
El espacio museístico en la restaurada sala capitular se inaugurará el lunes 26 de septiembre
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Un espacio que es un canto a la Virgen y que recoge la historia de un templo con mil años de historia. La iglesia de Santa María la Blanca, el templo de las tres religiones, ya cuenta con su espacio museístico. La sala capitular ha sido restaurada en los últimos meses para acoger algunos de los tesoros de la iglesia y, sobre todo, ayudar al visitante a entender la evolución histórica del edificio y a conocer la devoción a la Virgen de Santa María de las Nieves o Santa María la Blanca. Será el próximo lunes 26 de septiembre cuando las salas sean inauguradas en presencia del consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal; y representantes del Arzobispado y el Ayuntamiento.
El proyecto concibe Santa María la Blanca como un espacio de oración desde hace más de diez siglos, donde las sucesivas construcciones se superponen atravesando el tiempo y llegando al presente. La intervención en la sala capitular aporta una visión contemporánea al legado del templo, sumando una capa más a su estratigrafía. El acceso al nuevo museo se realiza a través del número 18 de la calle Archeros.
Desde su entrada, en mortero nieve y barandilla de forja en oro, todos los espacios son compactos cromáticamente entre sí, evocando el blanco y oro de Santa María la Blanca. La entrada deja ante un cilindro blanco y oro presidido por el anagrama de María que corona una pieza de yeso original del templo, ahora recuperado. Durante la subida a la sala capitular el visitante se encuentra con distintas pieza históricas del inmueble. Como un lienzo de la solería del XVIII recuperada de la restauración de 2010; piezas de yesería; parte del elegante cupulín que cubría el camarín de la Virgen de las Nieves en el interior del retablo, desprendido en torno a 1960. Esta pieza busca ilustrar el fin al que se dedicarán todos los donativos derivados de las visitas: la restauración del retablo mayor y la recuperación del camarín original
de la Virgen de las Nieves. O los pináculos originales de la espadaña retirados hace 12 años por su mal estado.
El acceso a la sala capitular se realiza por una vieja puerta de cuarterones que ha sido rediseñada por el estudio J2edicificación. Ha sido decorada con catorce nuevas metáforas marianas junto a sus respectivas figuras sobre fondo blanco en alusión a la pureza de María y motivos en oro. Los autores que han participado son: José Luis Cabanillas: Señora de la orilla de plata y Señora de montes y rompientes; Jesús Cotta: Rumbo de estrellas fugaces y Luz de quien muere a solas; Francisco de la Puente-Herrera: Faro en la tempestad y Centro de todo círculo; Lutgardo García: Árbol en el que nacen los pájaros del alba y Soplo que da sabor a las salinas”; Gonzalo Gragera: Hogar de lo eterno y Ojal de la esperanza; Carmelo Guillén: Guarida ante el peligro y Acequia de agua clara; Javier Rubio: Nieve pura que nunca se derrite y Prisma incólume de luz atravesada. La puerta, ejecutada por Francisco Rodríguez del Águila (FREM ESTUDIO), se presenta abierta de par en par, dispuesta para acoger al visitante.
Todos los elementos de la sala capitular están referidos a la Virgen de las Nieves y la iglesia a ella consagrada; y cuentan la tradición de la nevada del 5 de agosto del 358 sobre el monte Esquilino que marcó el origen de esta advocación mariana y la construcción en Roma del primer templo dedicado a la Virgen. El visitante pisará la antigua solería de mármol de la iglesia proveniente de la cantera italiana de Seravezza en 1800 y que ha sido recuperada en este espacio.
En el techo, una atrevida bóveda de yeso se lanza sobre Santa María la Blanca como si quisiera abrazarla. La viguería de hierro que la cruza ha sido integrada en la bóveda como elemento narrativo. En oro y blanco, a lo largo de las seis vigas puede leerse una composición rehecha con las coplas cantadas en Sevilla durante
las fiestas de la reinauguración de Santa María la Blanca en 1665. Estas fueron recogidas por el poeta y vecino del barrio Fernando de la Torre Farfán en una crónica del momento. El documento original puede contemplarse en una vitrina.
Sobre los expositores, en los que se pueden ver enseres litúrgicos y otros objetos, luce la serie de cuatro grandes lienzos de vidrio en la ques e narra la legendaria historia que dio lugar al título mariano de Nuestra Señora de las Nieves. Tal como hiciera Murillo en el interior de Santa María la Blanca con sus dos grandes lienzos del Sueño del patricio Juan y su esposa y La Visita del patricio Juan al Papa Liberio, el artista onubense Manuel Caliani ha reinterpretado con un lenguaje contemporáneo aquel suceso prodigioso de la
nevada sobre el monte Esquilino. Además, se han dispuesto diversas piezas que recogen la historia de Santa
María la Blanca, donde grabados históricos y arte contemporáneo se abrazan.
Una de las vitrinas que más llamará la atención es la que uno de los albañiles ha bautizado como "Santa María Pura". Se puede ver a través de ella parte del muro original del templo y permite el interior de la estructura superior del templo que es la que sustenta las fabulosas yeserías. Además, en él se ubican restos de azulejería desde el siglo XVI al XVIII; y una de las piezas más curiosas: unas tablas policromadas de la sinagoga (siglo XIV) que se descubrieron en la restauración de 2010. Formaban parte del gineceo, la galería de las mujeres.
Otros elementos y piezas destacadas son el libro de Torres Farfán que cuenta la inauguración de Santa María, en 1665; el libro de Hermanos del Populo, donde aparece Justino de Neve; o el libro de cabildos del Populo, donde aparece José Montes de Oca como miembro de Junta de Gobierno.
La constante presencia de Murillo
Los historiadores del arte creen que Murillo, gran amigo de Justino de Neve, fue el diseñador del programa decorativo e iconográfico de la iglesia. El catedrático Teodoro Falcón atribuye la realización de las yeserías a los hermanos Borja; el vaciado y modelado de las grandes figuras a Pedro Roldán; y las pinturas murales a, probablemente, Alonso Pérez, si bien también pudo participar el propio Murillo. Al gran pintor del Barroco sevillano sí se le encargó que representara, en dos grandes lunetos situados bajo la cúpula, los orígenes de la basílica romana, y, en otros dos más pequeños, situados en los cabeceros de las naves laterales, una exaltación de la Inmaculada Concepción y del sacramento de la eucaristía. Las pinturas fueron expoliadas por el mariscal Soult durante la invasión francesa y se han recuperado con unas excelentes copias.
El nuevo espacio museístico cuenta con una vitrina dedicada a Murillo en la llamada Sala del Tesoro. En ella se puede ver el cáliz que representó en el cuadro de Última Cena, el contrato con la Hermandad sacramental para realizar este lienzo; un documento del bautizo de un hijo de Murillo, cuyo padrino fue Miguel de Mañara; o el censo parroquial de 1650 que recoge la presencia del pintor como vecino de la actual calle San José.
En la vitrina dedicada a la orfebrería hay piezas excepcionales, como cálices o candeleros.
La visita termina con una sorpresa. A través de una pequeña ventana se pueden admirar al ras las yeserías y una de las copias de Murillo.
"Todo este espacio ha sido realizado con un canto a la Virgen en coherencia con lo que es Santa María la Blanca. Su gran valor es que se puede contemplar el edificio desde sus entrañas y el tener acceso a unas piezas que permiten comprender el templo. Muchas de las personas que nos visitan se quedan maravillados por las obras de arte de la iglesia, pero no acaban de comprender el sentido de lo que ven. Ahora tendrán ese contexto", explica Miguel Ángel Núñez, párroco de San Nicolás y Santa María la Blanca.
Tras la inauguración, del martes 27 al viernes 30 se realizará una jornada de puertas abiertas. Las personas que quieran conocer el museo lo podrán hacer de 10:30 a 13:30. La siguiente semana, ya se abrirá los mimos días pero el donativo será de dos euros. Con la recaudación se restaurará en un futuro el camarín de la Virgen y el altar mayor.
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