Santa María la Blanca, el renacer del Barroco

Los trabajos de restauración llegan a su fin y en 15 días se desmontarán los andamios. El Arzobispado estudia instalar copias de los 'murillos' expoliados por los franceses.

Foto: Juan Carlos Muñoz
Foto: Juan Carlos Muñoz
Juan Parejo

03 de noviembre 2015 - 05:03

Una recuperación integral. Los trabajos de restauración de la iglesia de Santa María la Blanca afrontan su recta final. La tercera fase de la intervención en el templo de la vieja Judería han devuelto todo el lustre y el esplendor a la espectacular decoración del templo, creada a base de yeserías y pinturas murales. En apenas 15 días comenzarán a retirarse los andamios que han poblado el templo durante los últimos ocho meses y se podrá apreciar una recuperación histórica por su valor e importancia. El Arzobispado estudia la realización de copias de las pinturas hechas por Murillo para el templo y expoliadas por los franceses. La intención es que la restauración devuelva el discurso narrativo a la iglesia tal y como lo imaginó Justino de Neve. El coste total de la restauración ha ascendido a 474.000 euros, de los cuales 100.000 euros han sido aportados por el Ayuntamiento y el resto, asumido por el Arzobispado.

Un amplio equipo multidisciplinar liderado por Juan Manuel Macías, arquitecto técnico; Fátima Domínguez, licenciada en Bellas Artes; y Juan Aguilar, responsable de la empresa Ágora, encargada de la restauración; y compuesto por diez restauradores, un dibujante, un químico, un biólogo y dos historiadores, llevan ocho meses trabajando en la recuperación de una decoración excepcional que llamará poderosamente la atención a los visitantes cuando puedan admirarla con toda la luminosidad y fuerza que ha recobrado tras los complejos y minuciosos trabajos llevados a cabo. La principal novedad será el efecto tridimensional que se ha rescatado gracias a la limpieza de la suciedad acumulada, la reposición del dorado, el sellado de grietas, la eliminación de repintes o las reintegraciones. "Cuando se retiren los andamios se podrá contemplar algo muy parecido a lo que vieron los primeros feligreses cuando se terminó el templo", explica Juan Manuel Macías.

El estado de conservación de las pinturas murales y las valiosísimas yeserías era muy precario debido a las filtraciones de agua o a la propia degradación de los elementos por el paso del tiempo. "Fernando de la Torre Farfán, amigo de Justino de Neve y que ejerce de cronista oficial cuando se abre el templo, realiza una narración sublime de las pinturas y las yeserías y el efecto que creaban. El delicado estado de conservación en el que se encontraban había hecho casi desaparecer esa sensación que se cuenta en el escrito. La limpieza ha sacado de nuevo a la luz el trampantojo de las pinturas, que simulan una continuación de las yeserías en las paredes, y esa decoración dinámica con el fondo dorado", añade Juan Aguilar.

Los historiadores del arte creen que Murillo, gran amigo de Justino de Neve, fue el diseñador del programa decorativo e iconográfico de la iglesia. El catedrático Teodoro Falcón atribuye la realización de las yeserías a los hermanos Borja; el vaciado y modelado de las grandes figuras a Pedro Roldán; y las pinturas murales a, probablemente, Alonso Pérez, si bien también pudo participar el propio Murillo. Al gran pintor del Barroco sevillano sí se le encargó que representara, en dos grandes lunetos situados bajo la cúpula, los orígenes de la basílica romana, y, en otros dos lunetos más pequeños, situados en los cabeceros de las naves laterales, una exaltación de la Inmaculada Concepción y del sacramento de la eucaristía. Las pinturas fueron expoliadas por el mariscal Soult durante la invasión francesa y ahora se quiere tapar estos vacíos con unas copias. "Estamos estudiando la posibilidad de reproducir los murillos robados. La arquitectura y la pintura de la iglesia formaban parte de un mismo programa iconográfico. La decoración conjuga con los espacios que eran competencia de Murillo. Es muy importante para la recuperación del discurso narrativo. Ya existen dos copias, pero habría que hacer las otras dos", puntualiza Macías.

De las tres naves que conforman el templo la del evangelio (norte) es la que se encontraba en peor estado. La nave de la epístola (sur) es la que estaba "relativamente mejor". Esta zona, encierra además algunas peculiaridades con respecto al resto, como revela Juan Aguilar: "Cincuenta años después de la realización de las pinturas se practica una restauración que las condiciona. Es una intervención de readaptación que no se lleva a cabo en la nave del evangelio. Las pinturas de la nave sur tienen mucho más tenebrismo y presentan claroscuros que no se aprecian en la nave norte. Así se han conservado porque son antiguos".

Antes de la limpieza, la pintura y las yeserías tenían un aspecto plano y opaco. Ahora lucen con una luz espectacular y con un efecto tridimensional que las hace únicas y que resalta, aún más, la nueva iluminación instalada: "La limpieza revela que son de una espectacularidad que no se encuentra en otro sitio. No tenemos ejemplos de esta calidad. Un rasgo muy característico es que, a diferencia de las de la Caridad o la capilla del Nuncio del Arzobispado, aquí predomina más el dorado, con el que se consigue esa luminosidad, que las yeserías".

Muchas de las pérdidas en la decoración se han debido a las filtraciones de agua por capilaridad. Hay daños irreparables en una franja de toda la iglesia. Los restauradores han sido muy respetuosos y cuidadosos con el original y no han hecho reinterpretaciones de lo que se ha perdido. Sólo se ha reintegrado en las zonas en las que había referentes. "Hay zonas con pérdidas que no hemos podido reproducir, ni hemos querido", incide Aguilar. En cuanto a las yeserías, presentaban pocas pérdidas en general. Sí existía el riesgo de desprendimientos de algunas piezas, por lo que se han revisado una a una y se han fijado las que se encontraban en peor estado para que no sean un peligro ni presente ni futuro. "Ha sido un trabajo muy entretenido, pero de muchas garantías para la seguridad", indica Macías.

La restauración no ha revelado ninguna sorpresa sobre las autorías. Han servido para confirmar lo que ya se sabía. "Se han hecho estudios sobre la técnica de ejecución de las pinturas y se ha visto que el desarrollo es muy bueno. A diferencia de otras pinturas murales, su ejecución está concebida desde el blanco de fondo a través del que se recrean los volúmenes que se forman en la retina del espectador. Las pinturas se transforman en la retina del que las ve a distancia. La técnica es excepcional. Propia de un gran maestro", expone Aguilar. "Cuando veamos la decoración desde el suelo, sin los andamios, nos vamos a sorprender", completa Macías.

El escaneo tridimensional de todo el conjunto servirá para obtener una documentación exhaustiva de cara al futuro y para suplir las carencias de las fotografías. Con la memoria del proyecto se entregará también un manual de conservación preventiva con las pautas a seguir para que el conjunto siempre se encuentre en el mejor estado. "Se requiere un cuidado intensivo del edificio y de sus elementos".

Tras la retirada de los andamios en 15 días, se darán los últimos retoques antes de que, sobre el 10 de diciembre, este impresionante conjunto barroco pueda verse con todo el esplendor recuperado.

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