Tras la huella de Colón en Sevilla
El Almirante de Castilla, descubridor del Nuevo Mundo, está enterrado en la Catedral, pero hay muchos otros lugares en la ciudad vinculados a su figura y a su gesta
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Sevilla es una ciudad con una historia rica e inmensa. Son muchos los acontecimientos de los que ha sido testigo y muchos los personajes históricos que están vinculados con la ciudad de una manera u otra. Sevilla es una ciudad con una profunda huella americana. Ha sido puerto y puerta de América, convirtiéndose en el epicentro de la Carrera de Indias tras el Descubrimiento. Una de las personas que están indisolublemente unido al nombre de Sevilla es Cristóbal Colón. Son muchos los lugares en la ciudad que se relacionan directamente con el Almirante de la Mar Océana. Desde su sepulcro en la Catedral de Santa María de la Sede a diversos monumentos. Pero no sólo reposan en Sevilla los restos del marino. También lo hacen una parte importante de sus textos y libros, como de las profecías.
Una ruta por la Sevilla de Cristóbal Colón debe empezar irremediablemente por el lugar en el que descansan sus restos. El mausoleo de Colón se encuentra ante la llamada Puerta del Príncipe o de San Cristóbal de la Catedral de Sevilla. Enfrentado con llamado Altar del Jubileo, lugar de las principales celebraciones. Este es, sin duda, uno de los lugares más visitados y fotografiados de la Catedral. Durante algún, tiempo, se ha puesto en duda la autenticidad de los restos, pero las pruebas de ADN certificaron sin duda que los huesos que se conservan sí son del descubridor del Nuevo Mundo.
Cristóbal Colón murió en Valladolid el 20 de mayo de 1505 y, pese a su deseo expreso de ser sepultado en América, su cuerpo fue enterrado en un modesto monasterio de esta localidad. Tres años más tarde, sus restos fueron trasladados al monasterio de Santa María de las Cuevas de La Cartuja de Sevilla. En 1537, se le permitió a María Rojas y Toledo, viuda de Diego Colón, hijo del Descubridor, trasladar los huesos de su esposo y del padre de éste a la Catedral de Santo Domingo cumpliendo de este modo la última voluntad de Cristóbal Colón de ser enterrado en el Nuevo Mundo.
Allí descansaron hasta 1795, cuando fueron exhumados y llevados a Cuba, donde fueron enterrados en la Catedral de La Habana. En este lugar descansaron hasta que con motivo de la guerra hispano-norteamericana de 1898, las autoridades españolas decidieron trasladarlos a Sevilla.
Los restos del almirante don Cristóbal Colón llegaron a Sevilla en 1899, siendo colocados tres años después en un mausoleo diseñado por Arturo Mélida y Alinari en 1891 y que originariamente se iba a instalar en La Habana. El monumento funerario de Mélida. Cuenta con unos heraldos sustentando el féretro destinado a guardar los restos de Colón que representan los cuatro reinos que entonces formaban la monarquía española: Castilla, León, Aragón y Navarra.
En la Catedral de Sevilla hay otros dos puntos de interés relacionados directamente con Colón. En el trascoro de la Catedral, se encuentra también la tumba de Hernando Colón, uno de los hijos del almirante. Junto a la Capilla Real, se encuentra la Capilla de San Pedro, lugar de enterramiento de fray Diego Deza, arzobispo de Sevilla, al que los Reyes Católicos encargaron la educación del malogrado príncipe Juan y que tuvo un papel decisivo como defensor de las ideas y planteamientos de Colón.
La primera tumba de Colón en Sevilla
Casi cuatro siglos antes de la construcción definitiva de la tumba de Colón en la Catedral, sus restos reposaron en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, en la Isla de la Cartuja. Allí llegaron en 1508 procedentes de Valladolid, donde había fallecido tres años antes. Su hijo Diego mandó trasladar los restos, depositados en la capilla de Santa Ana. El traslado fue realizado por un primo de Cristóbal Colón, Juan Antonio Colón, que a su vez fue mayordomo de éste y de su hijo Diego. Aquí permanecen hasta que en 1537 ponen rumbo a Santo Domingo.
En el monasterio de la Cartuja hay otros dos hitos relacionados con Colón. Una bella escultura de cerámica donada por la marquesa viuda de Pickman y el famoso ombú que se plantó hace 500 años de la mano de la familia de Colón. El hijo del Almirante, Hernando Colón, que lo había plantado en su arboreto con semillas del continente americano, donó algunas semillas de ombú a los frailes del monasterio de la Cartuja cuando su padre falleció. Lo hizo porque Cristóbal Colón había pasado temporadas de su vida en este apacible cenobio preparando sus viajes a América. Así pues, el ombú de la Cartuja puede ser el primer ejemplar europeo de esta especie.
El recibimiento en el Real Alcázar
El palacio real en uso más antiguo de Europa también está vinculado a la figura de Colón y al Descubrimiento de América. Aquí fue recibido por los Reyes Católicos tras volver de su segundo viaje. Y aquí, la reina Isabel funda en 1504 la Casa de Contratación de las Indias para la regulación del comercio entre España y el Nuevo Mundo. Además del llamado Cuarto del Almirante, en la antigua Sala de Audiencias o Capilla se encuentra la pintura de pintura La Virgen de los Mareantes, o de los Navegantes, valiosa tabla realizada por Alejo Fernández entre 1531 y 1536.
Es considerada por los expertos como la primera pintura realizada cuya temática es el Descubrimiento de América. A los pies de la Virgen se representan varios modelos de buques empleados en la época. Bajo el manto de la Virgen hay dos grupos de personajes orantes arrodillados a cada lado, la mayoría de los cuales tradicionalmente se han identificado como Fernando el Católico, el emperador Carlos, Cristóbal Colón, Américo Vespuccio o uno de los hermanos Pinzón, aunque esta cuestión todavía está abierta, según los estudiosos. Alrededor de la Virgen se dibujan indígenas americanos. A ambos lados del retablo hay paneles que representan a San Sebastián, Santiago el Mayor, San Telmo y San Juan Evangelista.
Los documentos y libros en el Archivo de Indias y la Colombina
El Archivo General de Indias fue creado por el rey Carlos III en 1785 y está considerado como el primer centro de investigación del mundo para el estudio y conocimiento de la administración española en América. Son muchas las joyas que se guardan en su interior, como diversas cartas autógrafas de Colón, o las Capitulaciones de Santa Fe: los documentos de la Real Cancillería en los que se consignan los acuerdos que Cristóbal Colón suscribió con el rey Fernando II de Aragón y la reina Isabel I de Castilla el 17 de abril de 1492 en la localidad de Santa Fe de la Vega, pocos meses después de la toma de Granada. En ellas se establecen las condiciones del primer viaje de Colón, que condujo al descubrimiento de América en ese mismo año.
En el extremos occidental del Patio de los Naranjos de la Catedral se encuentra la llamada Institución Colombina. Se trata del organismo que gestiona la Biblioteca Capitular, la Biblioteca Colombina, el Archivo de la Catedral de Sevilla, la Biblioteca del Arzobispado y el Archivo General del Arzobispado. Posee incunables y otros libros raros, así como manuscritos de puño y letra de Cristóbal Colón, como el Libro de las Profecías, así como la vasto e importantísimo fondo bibliográfico reunido por Hernando Colón.
Las huellas del palacio de Hernando Colón en San Laureano
A principios de 1526 Hernando Colón compra la huerta a la fábrica de la iglesia de San Miguel y el muladar de la Puerta de Goles le es cedido por el Cabildo del Ayuntamiento a cambio de construir sobre él una casa, según relata el profesor Hernández Díaz. Allí levanta su residencia de estilo renacentista que, según los estudios arqueológicos realizados durante la construcción del edificio de viviendas Patio de San Laureano, fue destruido por un corrimiento de tierras.
La construcción del Patio de San Laureano desveló que la huella de las crujías principales del palacio de Hernando Colón se extienden hasta la antigua iglesia del colegio de frailes mercedarios, la misma que hoy sigue en pie y esperando su reutilización. Las lindes del edificio colombino fueron conservadas por los frailes para levantar el colegio y la iglesia a principios del siglo XVII.
Los monumentos en la ciudad
Son varios los monumentos dedicados a Colón y el Descubrimiento dispersos por la ciudad. Uno de ellos se encuentra en los Jardines de Catalina de Ribera. La arquitectura corresponde al arquitecto municipal Juan Talavera y la escultura a Lorenzo Coullaut Valera. Fue construido por suscripción y colocado en 1921.
En el parque se San Jerónimo se encuentra el monumento Nacimiento de un hombre nuevo, el popular Huevo de Colón, una escultura regalada a Sevilla con motivo de la Expo'92 por el Ayuntamiento de Moscú, aunque su instalación no se realizó hasta 1995. Se trata de la mayor escultura de bronce de España. Su autor es el ruso-georgiano Zurab Tsereteli.
En los bancos de la Plaza de España, icono de la Exposición Iberoamericana de 1929, también hay varias escenas dedicadas a Colón y al Descubrimiento de América.
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