El último viaje de Colón, la duda dominicana y una certeza absoluta sobre los restos de Sevilla
Los análisis de ADN realizados a partir de 2003 confirmaron que el almirante reposa en la Catedral hispalense
Cristóbal Colón murió en Valladolid el 20 de mayo de 1505 y, pese a su deseo expreso de ser sepultado en América, su cuerpo fue enterrado en un modesto monasterio de esta localidad. Tres años más tarde, sus restos fueron trasladados al monasterio de Santa María de las Cuevas de La Cartuja de Sevilla. En 1537, se le permitió a María Rojas y Toledo, viuda de Diego Colón, hijo del Descubridor, trasladar los huesos de su esposo y del padre de éste a la Catedral de Santo Domingo cumpliendo de este modo la última voluntad de Cristóbal Colón de ser enterrado en el Nuevo Mundo.
Allí descansaron hasta 1795, cuando fueron exhumados y llevados a Cuba, donde fueron enterrados en la Catedral de La Habana. En este lugar descansaron hasta que con motivo de la guerra hispano-norteamericana de 1898, las autoridades españolas decidieron trasladarlos a Sevilla.
El acontecimiento histórico que supuso la exhumación de los restos de Cristóbal Colón honrados en Sevilla tuvo lugar el 2 de junio de 2003. El acto se desarrolló bajo un gran expectación, con la presencia de notario y de dos familiares directos del navegante: Anunciada y Jaime Colón de Carvajal –descendientes en decimocuarta generación–. La urna con las reliquias de Colón fue trasladada a Granada junto con otras con los restos de su hermano Diego, exhumado en septiembre de 2003 de la Cartuja; y su hijo Hernando, que reposa en el trascoló del Templo Metropolitano. El profesor José Antonio Lorente, director del proyecto, y Anunciada Colón, fueron los encargados de sacar la urna con los restos de Colón que se encontraban cubiertas por una bandera de España.
La polémica sobre la autenticidad de los restos conservados en Sevilla estalló en 1877 cuando varios obreros que realizaban trabajos en la Catedral de Santo Domingo reabrieron la fosa y encontraron que debajo de ésta había una cámara mortuoria que contenía un féretro con fragmentos de huesos y una placa grabada con las palabras “aquí yacen los restos del primer almirante don Cristóbal Colón”. Desde entonces, los dominicanos aseguran que éstos son los verdaderos restos de Colón y que lo españoles debieron llevarse los de su hijo Diego, mientras que los españoles sostienen que son precisamente los de Diego los restos hallados en la República Dominicana.
Las pruebas realizadas por el equipo granadino ya apuntaban desde su primer informe que los restos de Sevilla pertenecían a Colón. En el año 2006, el profesor Lorente daba una certeza absoluta al hecho de que es Cristóbal Colón la persona que reposa en la Catedral de Sevilla. “Sí son los de Cristóbal Colón, de acuerdo con los resultados de los análisis de ADN realizados”, aseguraba el responsable de la investigación.
Lorente añadía que ya no era necesario el estudio de los restos conservados en República Dominicana, pero que sí sería interesante para completar la historia.
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