El patinazo romano de la Diputación de Sevilla
La web oficial de Turismo de la Provincia de Sevilla afirma que la muralla de la Macarena la mandó construir el mismísimo Julio César cuando no hay dudas de su adscripción islámica
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Un patinazo impropio de la web oficial de turismo de la provincia de Sevilla. “La muralla de Sevilla fue construida por orden de Julio César en tiempos de la dominación romana, sobre el año 65 a.C., y ampliadas por César Augusto al crecer la ciudad”. Esta afirmación carente de todo fundamento histórico es la que se encuentran los internautas que acceden a la página web de Prodetur (Diputación de Sevilla) cuando busquen información sobre las murallas de Sevilla. Se trata de una información carente de todo fundamento porque está más que acreditado que la cerca de la ciudad, con su tramo más amplio y visible en la Macarena, es de origen islámico.
Lo advertía el pasado domingo el historiador Esteban Moreno, que acaba de publicar el libro En torno a las murallas de Sevilla. Guía por las puertas y límites de un casco antiguo (El Paseo), en las páginas de este periódico. La página web oficial de Turismo de la Provincia se ha dejado llevar por la mítica frase “Julio César me cercó” que tanto gusta a los guías de dudoso prestigio y a los historiadores aficionados.
Añade la web de la Diputación que las murallas fueron fortalecidas en época árabe. Otra afirmación inexacta. La muralla medieval que se conserva es totalmente de construcción islámica. Así lo atestiguan los historiadores y los arqueólogos. Durante la actual restauración del tramo entre el Arco de la Macarena y la Puerta de Córdoba se ha certificado una primera etapa almorávide y un posterior recrecido almohade, momento en el que se construye también la barbacana debido a creciente amenaza cristiana.
Además, los materiales de construcción romano e islámico eran muy diferente, utilizando los primeros sillares, como se ha visto en el pequeño lienzo aflorado hace un par de años en la Plaza de San Francisco durante la construcción de un hotel.
El descubrimiento de este trozo de muralla romana realizada durante el Bajo Imperio (siglo III) permitió a los arqueólogos dibujar, al menos en parte y con suma cautela, el trazado de la cerca, que ni mucho menos tenía la extensión alcanzada durante la dominación islámica varios siglos después.
Este lienzo hay que entenderlo como una ampliación de la muralla preexistente, cuyo trazado realmente se desconoce, aunque se puede sospechar: Se supone que estaría en cotas más altas, como la calle Cuna, Argote de Molina... El tramo descubierto en la Plaza de San Francisco podía llegar, al menos, hasta Entrecárceles. Por el otro extremo lo más probable es que se extendiera hasta el cruce Álvarez Quintero y Argote de Molina.
Como se puede comprobar, nada que ver con la muralla de la Macarena. Al menos, en la web de la Diputación sí aciertan al defender que el aspecto actual de la cerca es claramente almohade.
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