Sevilla celebra con orgullo el 775 aniversario de su vuelta a Occidente
La Catedral acoge una extraordinaria Procesión de la Espada que ha recorrido las gradas altas arropada por un gran número de fieles
Ciento de devotos han venerado el cuerpo incorrupto de San Fernando
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Con toda la solemnidad requerida. Con la tradicional veneración al Rey Santo. Con la Virgen de las Batallas y las Tablas Alfonsíes. Con las Cantigas de Santa María. Con la escolta del Cuerpo de Artillería, Con la Virgen de los Reyes presidiendo el altar mayor. Con el frío que recorre las gradas altas de la Catedral. Con el estreno de la renovada parroquia el Sagrario. Con la novedad del alcalde y la corporación municipal... con la pompa, el boato y el peso de los siglos. Así ha sido la festividad de San Clemente de este año 2023, cuando se celebran los 775 años de la conquista de la ciudad y la reinstauración del culto cristiano. Es la de San Clemente una de las grandes festividades en la Catedral, no tanto en la ciudad que tradicionalmente olvida a quienes fueron sus mejores hijos o sus grandes valedores. Día del nacimiento de Alfonso X, uno de los reyes que se puede considerar sevillano. Día de la toma de la ciudad por Fernando III de Castilla tras un largo asedio. Y este jueves se ha vuelto a celebrar con orgullo, como viene sucediendo desde el año 1255, ya bajo el gobierno del Rey Sabio. La Lobera ha sido de nuevo enarbolada para conmemorar el regreso de Sevilla a Europa y la civilización occidental.
En el año 1248 se llevaba a cabo la toma de la ciudad por las tropas castellanas comandadas por Fernando III de Castilla. Una fecha que el monarca eligió al ser la del nacimiento de su hijo y futuro rey Alfonso X El Sabio. Como cada año, la ciudad ha vuelto a rendir honores al Santo Rey con la apertura de la urna en la que se conserva su cuerpo incorrupto, el rezo de Laudes, la Procesión de la Espada y la eucaristía de acción de gracias. Pero los fastos de este año han tenido un cariz distinto. El Cabildo de la Catedral se propuso conmemorar del mejor modo posible el 775 aniversario de la conquista y la reinstauración del culto cristiano. Para ello lleva muchos meses organizando distintos actos que esta semana tienen su culminación con la procesión de este jueves y con la salida el sábado de la Virgen de Valme y San Fernando.
Muchos sevillanos, y también algunos extranjeros que han aprovechado para entrar en la Catedral sin pasar por caja, se han querido sumar a la celebración. Desde bien temprano el primer templo de la Archidiócesis se ha llenado de fieles. Han acudido para venerar el cuerpo incorrupto de San Fernando. Ese rey castellano nacido en el desaparecido monasterio de Nuestra Señora del Valparaíso, en la localidad de Peleas de Arriba (Zamora), que fue coronado en Valladolid y que falleció en 1252 en el Alcázar de Sevilla tras consumar su conquista y la de buena parte de Andalucía.
La urna de la plata que guarda el cuerpo incorrupto de San Fernando se ha abierto a las 8:30. Escoltado por los solados del cuerpo de Ingenieros del Ejército de Tierra, del que es Patrón, un reguero de fieles ha ido llenando la Capilla Real en la que había una ausencia. La Virgen de los Reyes, Patrona de la ciudad, que no ha presidido su camarín. La imagen que soñó el propio San Fernando se encontraba presidiendo el altar mayor para la función solemne que esta tarde oficiará el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz. Ecos del 15 de agosto: manto rojo y saya blanca. Corona de oro y piedras preciosas. Pecherín de brillantes... Por este motivo, la que es titular de la Catedral de Sevilla, la Virgen de la Sede, ha sido traslada hasta la Capilla Real, donde los fieles la han podido admirar desde una cercanía inusual.
Aunque pudiera pensarse que la devoción a San Fernando es algo anacrónico o más propia de un tiempo ya muy lejano, han sido muchos los jóvenes que no han querido faltar este año a la procesión y a la apertura de la urna. Un pequeño grupo hacía cola para entrar a venerar al Rey Santo. La conversación con el reportero es muy enriquecedora: "Hay que ser agradecidos a quien han hecho grande a la ciudad. Le debemos mucho a San Fernando. Lo que da pena es que los políticos no valoren lo suficiente su importancia histórica. Somos muy peliculeros a la hora de ensalzar a reyes de otros países pero no nos preocupamos por los nuestros".
Son las nueve y media de la mañana. La actividad en la Catedral sigue en aumento. Los capitulares van de acá para allá. Se reúnen en el coro. Comienza el rezo de Laudes. Llegan los otros capitulares, los del Cabildo Civil. Los antiguos 24. Ahora 31. Se trata de una imagen que se repite desde 1255, cuando Alfonso X ordenó que cada 23 de noviembre, festividad de San Clemente y aniversario de su nacimiento, se conmemora la toma de Sevilla con una solemne procesión catedralicia, llamada de la "Espada", en la que el rey, o su representante, actualmente el alcalde de la ciudad, portase la espada Lobera y el veinticuatro más joven del concejo o ayuntamiento llevase el estandarte de San Fernando, acompañados todos por los dos cabildos, el municipal y el eclesiástico, hasta la sepultura de su padre.
Así lo recordaba en las páginas de este periódico el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla Manuel García Fernández, una de las pocas voces en la ciudad y reivindica una y otra vez la figura de San Fernando y su tremenda actualidad. Como explicaba el profesor la procesión discurría en sus inicios por las gradas altas de la Catedral de Sevilla, algo que se ha retomado este año de manera extraordinaria. El mismo Alfonso X enarboló la espada paterna con orgullo por la antigua catedral mudéjar, el 23 de noviembre de 1260: "Sin duda, por todo ello, la espada Lobera gozaría de determinados elementos hieráticos y otros poderes taumaturgos que los sevillanos reconocieron e incluso identificaron, desde la muerte en Sevilla de Fernando III el 30 de mayo de 1252 en loor de santidad popular, como extraordinarios y sagrados por estar éstos de alguna forma asociados a las virtudes morales, religiosas y políticas de un monarca ejemplar que quiso ser enterrado en Sevilla. Un Rey Santo que había devuelto la ciudad a la civilización cristiana y occidental sin desdeñar la herencia patrimonial andalusí de su antiguo reino territorialmente restaurado".
Las responsables de protocolo del Ayuntamiento y el Cabildo dan las últimas indicaciones. El equipo que comanda Joaquín de la Peña organiza el cortejo. La comitiva se dirige a la Capilla Real para recoger la Lobera y el Pendón. Serán portados por primera vez por el alcalde, José Luis Sanz; y la concejal más joven, Blanca Gastalver. El primer edil hace el juramento. Sino devuelve la espada a su lugar, como le espeta el canónigo, caerá sobre él todo el peso de las leyes castellanas.
Repican la campanas de la Giralda. Salen de la Capilla Real las Tablas Alfonsíes, un tríptico-relicario donado por Alfonso X a la Catedral; y la Virgen de las Batallas, una bellísima talla de marfil que acompañaba a San Fernando en todas sus contiendas sujeta al arzón de la silla de su caballo. También fue regalada por el Rey Sabio al Cabildo. Otra de las joyas de esta procesión es la reliquia de San Clemente, portada por el canónigo Antero Pascual. El cortejo ha recorrido las naves de la Catedral ante la presencia de un gran número de personas antes de acceder por la Puerta de San Fernando a la parroquia del Sagrario. Desde allí ha salido a la Avenida para recorrer las gradas altas mientras se interpretaban las Cantigas de Santa María.
Ya en el exterior, han sido muchas las personas que han arropado a un cortejo que ha podido sentir, por fin, el frío del otoño. Se notaba en las caras. Apenas 20 minutos ha empleado la procesión en recorrer las llamadas gradas altas. Tras volver a la Catedral por la Puerta de los Palos, el alcalde ha cumplido con lo dicho y ha entregado la Lobera al Cabildo. La espada y el pendón han sido colocados en el altar mayor, junto a la Virgen de los Reyes. Con la misa de acción de gracias ha terminado una bella mañana en la que la ciudad ha celebrado con orgullo el 775 aniversario de su vuelta a Occidente.
Esta tarde, a partir de las 20:00, el arzobispo oficiará la función conmemorativa de tan importante efemérides.
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