San Leandro, un convento que es historia viva de Sevilla

San Leandro, un convento que es historia viva de Sevilla.
San Leandro, un convento que es historia viva de Sevilla. / José Ángel García

Un pedazo vivo de la historia de Sevilla. La historia y el arte del Real Monasterio de San Leandro han quedado recogidas en una gran obra escrita por el historiador Salvador Guijo Pérez, que lleva años estudiando e investigando el céntrico cenobio. Todo este trabajo quedó recogido en el año 2018 en su tesis doctoral, y ahora, en este libro escrito de manera amena y con una amplia visión divulgativa. La obra, que cuenta también con unas magníficas fotografías realizadas por Daniel Salvador-Almeida, ha sido presentada en la Real Maestranza de Caballería, que ha ejercido de mecenas para que vea la luz. Todos los ingresos que se consigan por la venta irán íntegramente al a sostener la débil economía del monastario. En la presentación han participado, además del autor, Marcelo Maestre León, fiscal de la institución nobiliaria; y Natividad Rodríguez Calzadilla, madre abadesa de San Leandro.

La obra El Real Monasterio de San Leandro de Sevilla. Notas histórico-artísticas del monasterio y su iglesia se abre con un capítulo sobre la historia del monasterio que sitúa en el espacio y en los espacios y en los tiempos de las distintas comunidades que la rama femenina de la orden agustina ha conocido en Sevilla. A continuación, se presenta el primer catálogo en una apertura sin precedentes de las puertas monásticas para ofrecer al lector la riqueza de su patrimonio con su espectacular colección de Niños Jesús. Un segundo capítulo introduce en la documentación artística sobre el patrimonio inmueble y mueble del monasterio donde se pretende que el lector vaya más allá de la obra artística y reflexione sobre lo que ve, pues detrás de la misma hay todo un elenco de realidades que justifican cómo es y por qué es.

Salvador Guijo, autor; Marcelo Maestre León, fiscal de la Real Maestranza; y Natividad Rodríguez Calzadilla, madre abadesa de San Leandro.
Salvador Guijo, autor; Marcelo Maestre León, fiscal de la Real Maestranza; y Natividad Rodríguez Calzadilla, madre abadesa de San Leandro. / José Ángel García

Tras un segundo catálogo sobre los bienes suntuarios del convento, recibidos a partir de donaciones y dotes de las religiosas entrantes a través de los siglos, se abre el tercer y último capítulo que muestra un patrimonio perdido que constituyó la gloria y esplendor de un monasterio erigido como de los más importantes de la ciudad, siendo el segundo en activo más antiguo de Sevilla.

"Comprobará el lector en las páginas de esta obra que estamos ante un libro misceláneo que no sólo da a conocer y resalta el patrimonio artístico del monasterio de San Leandro, sino que al hacerlo también proyecta la historia de la ciudad de Sevilla con una síntesis expositiva e investigadora de fácil y amena lectura, generando un momento excelso para el disfrute de la belleza. La obra nace como fruto de una relación fraternal de amistad con la comunidad de religiosas agustinas, hace ya la friolera de casi veinte años, que me llevó a colaborar con ellas en distintas materias y encargos, así como a recibir el cariño y el sostén espiritual de sus religiosas", ha explicado el autor.

Salvador Guijo durante la presentación.
Salvador Guijo durante la presentación. / José Ángel García

Guijo ha señalado que la ciudad le debe un importante reconocimiento a este monasterio que hace marca de ciudad por su importancia patrimonial artística, histórica, etnológica, cultural, religiosa e, incluso, gastronómica. "Las yemas de San Leandro -ha recordado- son marca registrada de identificación directa con la ciudad y con las leandras de Sevilla desde 1560. Se trata del primer obrador industrial religioso de la ciudad dado de alta el día 1 de mayo de 1901, día de San José obrero".

Aunque no sean los mejores tiempos para la clausura, las religiosa agustinas mantienen a gala el lema ora et labora y luchan a diario por conservar su gran legado. Una forma de ayudarlas es comprar este libro o, ahora que llega la Navidad, regalar sus famosas y exquisitas yemas.

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