Monseñor Saiz Meneses: “Amigo y Asenjo me han contado maravillas de Sevilla y los sevillanos”
Entrevista al arzobispo electo de Sevilla
El nuevo prelado hispalense se muestra ilusionado y presto a cumplir con la tarea encomendada desde Roma
Sus predecesores le han asegurado que estará muy bien
Monseñor José Ángel Saiz Meneses es desde el hace poco más de una semana arzobispo electo de Sevilla. Tras varios meses de espera, su elección resultó una sorpresa hasta para él mismo. En los últimos días ha recibido a través de la redes sociales multitud de felicitaciones, no en vano es el primer prelado de Sevilla con presencia activa en Twitter. En esta primera entrevista explica cómo han sido los contactos que ha tenido hasta el momento con la Archidiócesis de Sevilla, habla de su trayectoria episcopal y de los retos que hay que afrontar en el futuro. Sus predecesores, monseñor Asenjo y el cardenal Amigo, ya le han puesto al corriente de cuánto se va a encontrar en una ciudad que ya le espera con expectación.
–Su nombramiento ha sido una sorpresa. ¿Se lo esperaba?
–Ciertamente, ha sido una sorpresa grande para mí.
–Háblenos de usted. ¿Cómo se describiría?
–Creo que esta pregunta es mejor que la respondan las personas que colaboran de cerca conmigo y me conocen más. Lo que sí puedo describir son mis inquietudes, mis ilusiones y esperanzas. Me siento muy identificado con mi lema episcopal: “rema mar adentro”. Creo que el Señor nos invita a nosotros, aquí y ahora, a remar mar adentro, sin miedo, confiando en su palabra. Soy consciente de mi pobreza y pequeñez, como Pedro, pero confío en la palabra del Señor, consciente de que Cristo resucitado está presente entre nosotros, de que María nos guía en el camino, y de que no hacemos solos el camino, sino en comunidad, en familia, en Iglesia.
–¿Qué conoce de la ciudad?
–He visitado Sevilla en diferentes ocasiones, pero no tengo un conocimiento profundo de la ciudad. También he venido para algunas colaboraciones pastorales. Hace unos cuantos años recuerdo que participé en unas Jornadas de Pastoral Juvenil. La visita más reciente fue el año 2019 cuando fui invitado por la Hermandad de la Macarena a presidir la solemne función del LV aniversario de la coronación canónica y del LIII aniversario de la dedicación de la basílica.
–¿Y de la realidad de la Archidiócesis?
–Vengo a una Iglesia con una larga y brillante trayectoria de testimonio martirial, de evangelización, de formación cristiana, de servicio a los más pobres, a lo largo de la historia. A ella me incorporo para dar continuidad desde el ministerio episcopal. Y quiero hacerlo conociendo de cerca la realidad de la archidiócesis, a sus sacerdotes y diáconos, a los seminaristas, a los religiosos y a los laicos comprometidos. Poco a poco me iré adentrando en esta realidad eclesial de la que ya me siento formando parte como pastor.
–¿Cómo valora el trabajo de monseñor Asenjo?
–Con monseñor Asenjo me une una buena amistad personal desde hace años, además del trabajo en la Conferencia Episcopal Española. Sin duda ha sido un buen pastor que ha dado lo mejor de sí mismo al servicio de esta archidiócesis, incluso cuando su salud se ha visto mermada en estos últimos tiempos. Como diría San Pablo, se ha gastado y desgatado en el ejercicio del ministerio. Por lo que le conozco, subrayaría el impulso que ha dado al Seminario y a la pastoral vocacional, así como el proyecto de la Facultad de Teología; también su preocupación por el ministerio y vida de los sacerdotes, por la vida consagrada, por la vida contemplativa; ha cuidado con diligencia el patrimonio; ha mostrado su interés y dedicación a la acción caritativa y social; ha tenido gran inquietud por la acción evangelizadora de la Iglesia a través de las parroquias, instituciones eclesiales, movimientos, hermandades y cofradías.
–¿Qué consejo le ha dado?
–Desde que tuvo noticia de mi nombramiento hemos conversado telefónicamente en diversas ocasiones. Siempre me ha insistido en que esté contento, en que estaré muy bien, en lo buena que es la gente de Sevilla, en la vitalidad pastoral de la diócesis… Yo sé que en él voy a tener un apoyo muy importante en esta nueva misión, y le he dicho que cuento con su consejo y su colaboración, que él me ha ofrecido también. He podido hablar también con el cardenal Amigo y sé que de igual forma cuento con su valiosa experiencia.
–Sevilla suele ser una ciudad complicada al principio. Sus antecesores, el cardenal Amigo y monseñor Asenjo, fueron recibidos con recelo y les costó entrar en la ciudad. ¿Se lo han advertido?
–La verdad es que tanto el cardenal Amigo como monseñor Asenjo me han explicado en estos días maravillas de Sevilla y de los sevillanos, de la gran vitalidad de esta archidiócesis, del carácter abierto y comunicativo de las personas. También desde que se ha conocido la noticia estoy recibiendo muchas felicitaciones de sevillanos que aún no me conocen personalmente y a los que les agradezco de corazón su acogida cordial.
–¿Cómo cree que será el reto de pasar de una diócesis pequeña, como Terrasa, a una de unas dimensiones muy importantes y con muchos realidades pastorales e instituciones como la de Sevilla?
–Vengo desde la diócesis de Terrassa, que es muy joven de edad, creada por san Juan Pablo II el 15 de junio de 2004, es pequeña en territorio, y es grande en población, 1.320.000 habitantes, siendo la décima diócesis de España en habitantes. La Archidiócesis de Sevilla es mucho más antigua, se remonta a los inicios de la predicación evangélica en España, es diez veces más extensa, se acerca a los dos millones de habitantes, y tiene una envergadura pastoral e institucional mucho mayor. En Terrassa el reto ha sido la construcción de una diócesis con la colaboración de todo el pueblo fiel: sacerdotes, diáconos, vida consagrada y laicado. Aquí será incorporarme a una archidiócesis casi bimilenaria, de una gran magnitud y vitalidad, en continuidad con mis antecesores, con humildad y sencillez, con actitud de servicio, dando la vida por Dios y por los hermanos. Con la gracia de Dios y la ayuda de todos, puedo asumir el reto.
–Heredará una diócesis con una administración modernizada, lastrada en los últimos años en sus cuentas por la pandemia y con tres de los cinco barrios más pobres de España. Ese será uno de sus grandes retos.
–Hoy más que nunca vivimos aquella afirmación del Concilio Vaticano II según la cual “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los más pobres y de cuantos más sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. Por consiguiente, amar y ayudar a los hermanos necesitados es algo esencial para la Iglesia, forma parte de su naturaleza íntima. He procurado vivir esa actitud tanto de sacerdote como de obispo. Ha sido una de mis prioridades hasta ahora y lo va a seguir siendo en Sevilla. El papa Francisco nos pide que vivamos como una Iglesia que sale a las periferias geográficas y existenciales al encuentro del pobre, del más débil; una Iglesia que se conmueve, que se compadece y se acerca, que afronta las situaciones y aplica los remedios adecuados, que cura las heridas, como Jesús.
–Sevilla cuenta con una realidad de gran valor evangelizador que son las cofradías, con más de 500 en toda la archidiócesis. ¿Qué mensajes les envía?
–El papa Francisco ha destacado la fuerza evangelizadora de la piedad popular. Yo estoy totalmente de acuerdo, y he visto esa fuerza y el respeto que merece como forma personal de vivir la fe y la pertenencia a la Iglesia. Además, he comprobado que facilita en gran manera la transmisión de la fe en el seno de las familias, y también he visto que los cofrades en sus parroquias colaboran en Cáritas, y en todo lo que se les necesite. Mi mensaje es pedirles que vivan a fondo su vocación de cofrades. Que vivan la centralidad de Cristo, que con el testimonio de vida muestren su fe. Que vivan su amor a María llevándola en el corazón y siguiendo su ejemplo. También que den testimonio de unidad, de vivir como hermanos, y que sean solidarios con los más pobres y necesitados. Por último, les diría que cuiden su formación cristiana, porque en estos tiempos, hemos de dar razón de la fe y de la esperanza. Todo esto, ya sé que lo hacen. Mi consejo es que sigan avanzando por ese camino.
–En alguna ocasión les ha mostrado su respaldo acudiendo a predicar sus cultos.
–Me he sentido muy cercano a la piedad popular en mi etapa como obispo de Terrassa, acompañando la romería del Rocío en Cataluña todos los años, desde la creación de la diócesis, y acogiendo en la Catedral el inicio de curso de las hermandades erigidas en las diócesis catalanas y participando en muchas celebraciones. También he podido estar en la Basílica de la Macarena, como he referido antes, en el Santuario del Rocío, de la Virgen de la Antigua, y en otros lugares de la geografía española donde la devoción y la piedad se viven con intensidad.
–A lo largo de su trayectoria ha trabajado mucho con los jóvenes, suponemos que serán un pilar importante en su episcopado.
–En la Conferencia Episcopal Española fui responsable del departamento de Juventud cuando me nombraron obispo auxiliar de Barcelona. Junto con monseñor Asenjo, en su etapa de Secretario General, participé en la preparación del encuentro de jóvenes con el papa San Juan Pablo II en el aeródromo de Cuatro Vientos, en Madrid, en mayo de 2003. Desde los inicios de mi ministerio sacerdotal me tocó trabajar en la pastoral juvenil y también en la pastoral universitaria. Los jóvenes siempre han sido una de las prioridades en mi ministerio. He caminado con ellos en las peregrinaciones que hacíamos en verano, he presidido encuentros de oración, les he hablado a menudo, les he escuchado en sus inquietudes. Son un gran signo de vitalidad de la Iglesia, son el futuro.
–También es un pilar importante de los Cursillos de Cristiandad, que en Sevilla son muy apreciados y tienen muchos seguidores.
–Hice mi Cursillo con 17 años en Barcelona. Allí participé como militante, dirigente y consiliario diocesano. Actualmente colaboro como consiliario a nivel nacional, y a nivel europeo. Incluso mi tesina de licenciatura la hice sobre la génesis y la teología de este movimiento. Actualmente se está poniendo de manifiesto la necesidad del primer anuncio de la fe en medio de una sociedad cada vez más secularizada. Pues bien, Cursillos nació en Mallorca precisamente para dar respuesta a esa necesidad de anunciar la fe para provocar el encuentro con Cristo que transforma la vida de las personas. Como método y como movimiento es fundamental en ese primer anuncio de la fe.
–¿Cuáles cree que son los retos de la Iglesia en estos momentos?
–Muchos son los retos de la Iglesia en estos momentos. Por un lado, está el reto de una cultura dominante relativista y subjetivista, para la que no hay valores absolutos porque todo está en función de la percepción subjetiva de cada uno y de los intereses de los grupos de poder. También considero un gran reto la pérdida de sentido y el empobrecimiento espiritual que se vive en el occidente rico. La crisis económica y el fenómeno migratorio constituyen también un gran reto para la Iglesia. Asistimos a unos flujos migratorios de naturaleza económica y a desplazamientos a causa de los conflictos bélicos, sin precedentes. También cada vez hay más situaciones de pobreza a causa de la soledad, la falta de afecto, de energías físicas, de futuro, de sentido, de fe, que es la pobreza más importante.
Para mí también supone un reto la desvinculación y la desconfianza, la liquidez del sujeto posmoderno. Según los expertos, hemos pasado de una sociedad moderna que buscaba la solidez en los grandes principios ideológicos y en las grandes causas, a una sociedad posmoderna que es líquida y voluble. El último reto que destacaría es el más actual, el reto del enjambre digital. Se describe la comunidad digital como un enjambre lleno de celdas aisladas. Cada uno se construye su propio mundo y se puede comunicar en la red, pero que nunca se llega a ser un nosotros. Estos son retos que vienen del exterior. Aunque no hemos de olvidar que el reto más importante para la Iglesia es el de la conversión personal de sus miembros y la conversión comunitaria y pastoral, el reto de la reforma, que ha de ser constante. Con la gracia de Dios, con la colaboración de todos, con oración y trabajo, con humildad y sencillez, procuraremos ir respondiendo a todos estos retos y a los que se vayan presentando en cada momento.
–Para finalizar, ¿quiere enviarle un mensaje a los sevillanos?
–El día que se hizo público el nombramiento les envié un mensaje de saludo, poniéndome a su disposición para continuar la tarea de mis venerables predecesores. Vengo con ganas de servir a la Archidiócesis de Sevilla y a todos los sevillanos, desde el amor y la entrega a Dios, desde el servicio a la verdad, desde la proximidad y cercanía a cada persona y especialmente a los más necesitados.
También te puede interesar