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El Ayuntamiento desbloquea el pago de 950.000 euros para la restauración de la iglesia de Santa Clara

El Arzobispado está ultimando el concurso para la selección de la empresa que se hará cargo de la obra

Visita realizada por el arzobispo y los técnicos al templo en mayo de 2019. / D. S.

La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla ha aprobado en su reunión de este miércoles desbloquear el segundo pago para la restauración de la iglesia del antiguo convento de Santa Clara. Se trata de la anualidad de 2020, que se ha retrasado, por la que se transferirán 950.000 al Arzobispado de Sevilla, según se acordó en el convenio suscrito en 2018 por el que se desbloqueaba esta restauración atascada desde el año 2000.

Con este pago, el Arzobispado habría recibido dos de los tres pagos previstos, quedando tan sólo pendiente 1.150.000 euros que se deberán transferir a lo largo del próximo año. En cualquier caso, desde el Arzobispado son cautelosos y no quieren comenzar la costosa intervención sin contar con casi todo el dinero, ya que actualmente la mayor parte de sus ingresos económicos provenientes de la Catedral se han esfumado por la pandemia, por lo que se han suspendido todas las obras previstas.

Aunque no cuente todavía con el dinero necesario, desde la Archidiócesis se ha seguido avanzando en la planificación de las obras. La Archidiócesis de Sevilla lanzó en julio concurso para la contratación de las obras de restauración de la iglesia de Santa Clara, una vez que la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico aprobó hace unas semanas las tareas en el valioso templo del barrio de San Lorenzo.

La intervención, con un coste superior a los tres millones de euros, contempla actuaciones en el templo, la sacristía y el compás del monasterio, en base al proyecto redactado por los arquitectos Antonio Martín Molina y Gonzalo Díaz de Recasens. Se trata de un concurso por invitación para una obra que tendrá una duración de dieciocho meses. La elección de la empresa que se hará cargo de la intervención es inminente.

El ecónomo diocesano, Alberto Benito, se mostraba el pasado 15 de junio confiado en poder empezar la obra cuanto antes: "El proyecto de rehabilitación fue aprobado por Cultura en junio y sólo falta que se conceda la licencia de obras. También tenemos preparado el concurso para la obra. Cuando tengamos el dinero de este año podríamos empezar. Queremos hacerlo cuanto antes, pero en estas circunstancias no podemos aventurarnos. No podemos pedir un crédito puente como hacíamos antes porque no tenemos garantizados los ingresos. Si tenemos el dinero este mes podríamos arrancar antes de que acabe el año".

Las actuaciones en el edificio

Como consecuencia de la antigüedad de la construcción, cuya fundación data del siglo XIII a partir de un palacio musulmán, y de las sucesivas intervenciones sufridas a lo largo de la historia hasta el tiempo presente, el edificio muestra una serie de daños debidos, por una parte, al envejecimiento de los propios materiales que se emplearon y, por otra, a la falta de obras de conservación e intervención del último siglo, motivo por el cual presenta una situación de generalizada de falta de estanquidad en las cubiertas con innumerables problemas de filtraciones; estructuras de forjados de madera en situación próxima al colapso, lo que origina además el desplome de muros por altas humedades de absorción; ausencia de una adecuada red de recogida y evacuación de aguas, así como, carpinterías por lo general irrecuperables.

La gran variedad de obras a realizar en el edificio abarcan desde la reparación de una relevante carpintería de lazo, como la consolidación, aplome y atirantado de la espadaña, la reconstrucción y consolidación de múltiples forjados y la redistribución de la crujía adyacente a la iglesia, siempre con la voluntad de insertarse en un plan de intervención general del Monasterio de Santa Clara, lo que dificulta establecer con precisión criterios de actuaciones fijas para todo el conjunto. No obstante, todos estos trabajos se basan en unos criterios básicos de respeto y valoración de la arquitectura existente, como pueden ser el de mínima intervención, la autentificación de cada elemento o el empleo no restrictivo del criterio de diferenciación.

El proyecto de intervención distingue, además, entre reparaciones, reposiciones de elementos perdidos o deteriorados y las nuevas actuaciones. En estos casos, las técnicas y materiales a emplear son fundamentalmente idénticos a los elementos que se van a restaurar. Como ejemplo, cabe citar la intención de consolidar el artesonado del techo de la iglesia, que está decorado con una carpintería de lazo prácticamente perdida, y una interesante policromía que ya ha soportado una intervención que, en su momento y ante la imposibilidad de su restauración, se optó por colgarla de una estructura metálica y sobre la que se dispuso el tejado a dos aguas, de modo que es pretensión de este proyecto volver a recuperar esta carpintería de lazo y en la medida de lo posible devolverle su función portante.

Los retablos y esculturas

La restauración de los bienes muebles cuenta ya también con el visto bueno de Patrimonio. Este proyecto contempla intervenir en las siguientes obras: retablo mayor y retablos laterales, todos de Juan Martínez Montañés, el artesonado general, la sillería del coro y la sillería de los pies de la iglesia (coro bajo). Entre las patologías más reseñables que se han observado en el conjunto de las obras, destaca el deterioro general por falta de mantenimiento, la acumulación de polvo y depósitos naturales, pérdidas volumétricas, pérdidas de materia en soporte, preparación y capa pictórica; grietas o fisuras en la superficie y barnices o pinturas aplicados en época contemporánea, entre otras.

Desde el cierre el convento, la Archidiócesis puso las esculturas, los retablos y otras piezas artísticas susceptibles de ser transportadas, a resguardo en unas dependencias de la casa sacerdotal, colindante con el convento, entra las que cabe destacar las esculturas de Santa Clara, Santa Inés, Santa María Magdalena, San Pedro, San Pablo, San Buenaventura, San Antonio, la Virgen del Rosario, los cuatro ángeles lampadarios, el relieve del Nacimiento de Jesús perteneciente al retablo mayor, y el relieve de Santa Clara ubicado en la pared derecha del presbiterio.

Estas piezas se encontraban en unas cajas estancas de transporte, que ya han sido retiradas. Así mismo, los retablos han estado protegidos in situ mediante el uso de una manta de geotextil para resguardarlos del polvo, pero el deterioro que ya presentaban previo a las protecciones aún es patente, y en algunos casos se ha agravado debido al envejecimiento natural de sus materiales.

Estos trabajos serán asumidos directamente por el equipo habitual de conservadores del Arzobispado en su nuevo taller diocesano de restauración.

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