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El Arenal de Sevilla, un barrio histórico con luces y sombras

Patrimonio

Las espectaculares Atarazanas, la Casa de la Moneda o la Torre de la Plata están infrautilizadas

El Hospital de la Caridad, el Coliseo o la Casa Guardiola, son de gran valor

El solar de las antiguas herrerías reales y la Torre de la Plata. / Juan Carlos Muñoz

El antiguo barrio del Arenal es uno de los enclaves más privilegiados de Sevilla. Su cercanía al Real Alcázar, a la Catedral –anteriormente mezquita–, y al río, le confiere un potencial enorme, como se ha demostrado a lo largo de su historia. Hay vestigios de una ocupación importante de la zona desde el siglo XI, al menos. Se han instalado factorías de tanta importancia como las Reales Atarazanas o la Casa de la Moneda. Cuenta con inmuebles históricos de un valor incalculable, como la Torre de la Plata, la propia muralla de la ciudad, o el Hospital de la Santa Caridad. Y también se han construido, desde finales del XIX y durante la primera mitad del siglo XX, otros edificios de gran relevancia, como el Coliseo, o la Casa Guardiola. Pero el barrio del Arenal, con todas estas luces, también cuenta con oscuras e importantes sombras que arrastra desde hace muchos años y algunas cicatrices de reciente factura.

La más sangrante de estas sombras del Arenal afecta al edificio de las Reales Atarazanas, cuyo proyecto de rehabilitación no avanza, mientras el sigue cerrado.

Adepa ya ha advertido que volverá a los Tribunales para que se cumpla el acuerdo firmado a finales de 2017. Este edificio contaba en tiempos de Alfonso X, cuando se construyó, con 17 naves. Ocho de ellas están ocupadas hoy por el Hospital de la Santa Caridad. En el siglo XVI se convirtió en un gran almacén para la mercancía que llegaba desde América. Dos siglos después, por la colmatación el suelo, las naves adquirieron la altura actual. En el siglo XVIII, se convierte en fábrica de artillería, realizándose la fachada, la biblioteca o la sala de armas. Desde 1993 es propiedad de la Junta de Andalucía. “Tenemos claro que no van a estar listas para el V centenario de la vuelta de la expedición de Magallanes y Elcano, un hecho tan trascendente como la llegada a la Luna. No hemos visto el proyecto y la comisión no se reúne, como está firmado. Vamos a reclamar judicialmente que se cumpla el acuerdo. Mientras tanto, la Atarazanas hay que abrirlas a los sevillanos como exige la ley”, advierte Joaquín Egea, presidente de Adepa.

El interior de las Atarazanas.

Otro edificio que delataba la gran importancia que tenía Sevilla, es la Casa de la Moneda. Su configuración actual se le otorga en los siglos XVI y XVII. Entonces se une desde la Torre del Oro a la entrada al Alcázar. Aquí se almacenaba todo el oro y la plata de América. La muralla cerraba el complejo por uno de sus lados. Otro era protegido por el arroyo Tagarete, que posteriormente se soterró, y en su perímetro se situaban las torres del Oro, de la Plata, del Bronce, una construcción de traza cuadrangular cuyos restos fueron hallados en la llamada Casa del Tesorero, y la de Abdelaziz, que pasa tan desapercibida como decadente en la Avenida de la Constitución. El edificio de la Casa de la Moneda lleva años cerrada, con la magnífica portada de Van der Borcht en un estado lamentable y cubierta por unas redes de protección, y en un litigio con la Administración por las obras que se realizaban para hacer apartamentos. “Se ha hecho una intervención sin respeto alguno por el patrimonio”, lamenta Egea.

La Casa de la Moneda.

Siguiendo el camino contrario que recorrían la riquezas que llegaban a Sevilla, la calle Santander ha sufrido importantes cambios en las últimas décadas. “La destrucción empieza en 1943 cuando se tira por completo la antigua Aduana para hacer el edificio neoclásico de Hacienda que pega bocados”. La Aduana era uno de los grandes edificios de la ciudad. Contaba con una portada realizada por Juan de Oviedo y cogía una parte de las Atarazanas. La portada se conserva desmontada en los almacenes municipales. “Debería volver a su lugar en la trasera del edificio en la calle Temprado. El Ayuntamiento tendría que procurarlo”.

Imagen antigua donde se ve el antiguo edificio de la Aduana. / D. S.

La calle Santander es, probablemente, la que hay sufrido una mayor transformación dentro del antiguo barrio del Arenal, que se extiende desde los límites marcados por las Atarazanas en la calle Dos de Mayo hasta el arroyo Tagarate, cuyo cuece discurría por la calle Almirante Lobo. En la calle Santander se encontraba el Postigo del Carbón, que cerraba toda la comunicación con el llamado Corral de las Herrerías, donde se encontraban las herrerías reales. También era conocido como Postigo de los Azacanes.

Solar del antiguo Corral de las Herrerías. / Juan Carlos Muñoz

Vermondo Resta, a principios del siglo XVI, construye una serie de casas y almacenes adosadas a la Torre de la Plata y al Corral de las Herrerías, un gran ejemplo de arquitectura industrial en la ciudad. Es el actual número 15. Espiau, a principios del XX, realiza una serie de casas para la familia Calvi desde la del Tesorero hasta la Torre de la Plata. “El Ayuntamiento las expropió para ampliar la visión de la muralla y luego se le vendió a un precio irrisorio. Los Calvi podrían haber pedido la devolución porque para eso no se les quitó”, explica Egea. El presidente de Adepa señala que en este lugar se ha perpetrado uno de los mayores atentados patrimoniales recientes: “Se han incumplido todas las normas. Se ha roto la configuración de la Casa de la Moneda. La calle Morales Padrón es un aparcamiento. Vamos a exigir que se nos presente el proyecto de conservación de la muralla que se extiende por el mismo suelo del restaurante de comida americana que se ha abierto. Aquel secadero es una auténtica aberración. Un insulto”.

Edificio proyectado por Vermondo Resta junto a la Torre de la Plata. / D. S.

La Torre de la Plata

Esta valiosa construcción en la calle Santander pasa muy desapercibida, en parte porque la tapa el edificio construido por Vermondo Resta. Con tres plantas, en tiempos de Alfonso X se le añade una bóveda de nervadura. En el año 1821 se derriba la muralla que la conectaba con la Torre del Oro. La Torre de la Plata entronca directamente con el Corral de las Herrerías, ocupado hasta no hace mucho por un aparcamiento al aire libre en el que el Ayuntamiento proyecta un Museo de la Semana Santa. Muchos historiadores sitúan en este lugar las antiguas atarazanas almohades.

Estructuras que se encontraron en el solar de las antiguas herrerías. / D. S.

“Nosotros pedidos que se cree un gran jardín interior que se potencie la Torre de la Plata y el recorrido de la muralla con su espacio de guardia visitable. Es una gran oportunidad para la ciudad. Allí no se debe construir ningún edificio, como advirtieron en 2013 profesionales de tanto prestigio como Fernando Mendoza, José García-Tapial y José María Cabeza”. Para que esto sea posible, el Ayuntamiento también tendría que llevarse de la Torre de la Plata las oficinas municipales. “Es incomprensible que esto ocurra. Tiene que poderse visitar. Es de un gran valor histórico y patrimonial”, subraya Egea.

La fachada de la iglesia del Hospital de la Caridad. / Juan Carlos Muñoz

La calle Temprado, llamada así por un héroe de las guerras carlistas, es perpendicular a Santander y la conecta con la calle Dos de Mayo. Allí levanta uno de los más importantes tesoros patrimoniales de la ciudad: el Hospital de la Santa Caridad, impulsado por el venerable Miguel Mañara, que cuenta con los mejores artistas de su época para su construcción: Pedro Sánchez Falconete, Leonardo de Figueroa, Murillo, Bernardo Simón de Pineda, Pedro Roldán o Valdés Leal. “Hoy se encuentra tapado completamente por el edificio terrible del Teatro de la Maestranza, que se levantó tras derribarse la Maestranza de Artillería, aunque se conservó la fachada. El edificio es una ofensa al Hospital de la Caridad”. Frente al hospital está el Jardín de la Caridad, que preside la magnífica escultura de Mañara realizada por Susillo. Este espacio romántico, realizado en 1886, ha perdido hoy parte de su encanto tras una remodelación.

El Teatro de la Maestranza con la fachada de la antigua Maestranza de Artillería. / D. S.

Cerrando las Atarazanas por su parte trasera, por donde discurre la muralla que Adepa consiguió, al menos en el acuerdo firmado, que se rescatara, discurre la calle Tomás de Ibarra, que acogía los almacenes de aceite que dieron nombre al cercano postigo. Destacan las fachadas laterales y trasera del edificio de Correos o la casa modernista de Simón Barris, en los números 7 y 9.

El Coliseo España. / D. S.

Pegado a la Casa de la Moneda, los hermanos Gómez Millán construyen en 1924 el Coliseo España sobre las ruinas del antiguo convento de Santo Tomás. Tras un breve periplo y una remodelación, fue inaugurado el 3 de diciembre de 1931. “Con su ladrillo visto tallado, hierro, cerámica y madera, es uno de los teatro más bonitos de España”. El Coliseo fue desmantelado y vaciado completamente a finales de los años 70. Contaba con unas magníficas pinturas murales de Hohenleiter, trasladadas al Museo de Bellas Artes, y una lámpara de araña que hoy se encuentra en el Lope de Vega. “Desgraciadamente, hoy tenemos puro fachadismo”.

En la cercana Puerta de Jerez hay otro edificio de importancia: la Casa Guardiola. Fue realizada en 1880 por Luis Gómez Otero, patriarca de la saga Gómez Millán; y José Espiau de la Cova, padre de José Espiau y Muñoz, para Andrés Parladé, conde Aguiar. Se puede afirmar que con este inmueble se inició el regionalismo sevillano.

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