Los Javieres, una vuelta al origen
La hermandad y el Arzobispado están obligados a entenderse para llevar a cabo el traslado de la corporación a la que fue su sede fundacional: la antigua iglesia de los jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder
Un anhelo que caerá como una fruta madura. La marcha de la delegación de Pastoral Juvenil desde la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en la calle Jesús del Gran Poder, a la antigua iglesia del convento de Santa Clara ha vuelto a avivar la posibilidad de que la Hermandad de los Javieres se traslade a la que fuera su sede fundacional. La respuesta del arzobispo, monseñor Saiz, a una pregunta a este respecto formulada por este periódico, ha encendido los rescoldos para que, más pronto que tarde, la cofradía del Martes Santo pueda llenar de vida el templo que dejaron huérfanos los jesuitas tras su marcha. Por el momento no hay en marcha negociación alguna para acordar cómo sería esta cesión, pero esta circunstancia podría cambiar tras la Semana Santa. De momento, los Javieres transitará el próximo Martes Santo ante el templo que podría acogerlos de nuevo más de cuatro décadas después.
"Es una posibilidad". Así respondía el arzobispo, monseñor Saiz Meneses cuando se le cuestionaba si una hermandad podría trasladarse a la antigua iglesia de los jesuitas. Esa hermandad, no se descubre ningún secreto, es la de los Javieres, que ya en 2020 inició los contactos con la Compañía de Jesús para poder mudarse a este templo una vez que estos anunciaron su marcha. La pretensión de los Javieres fue enfriada entonces desde el Arzobispado. Primero, por el secretario general y canciller de la Archidiócesis de Sevilla, Isacio Siguero, quien anunciaba que la Iglesia tenía otros planes para la iglesia. Y después por el propio arzobispo, monseñor Asenjo, que en una entrevista de cuaresma informaba que la iglesia del Sagrado Corazón sería la sede de la delegación de Pastoral Juvenil, descartando el traslado de la hermandad.
Los jóvenes de la Archidiócesis se trasladaron al templo de la calle Jesús del Gran Poder en julio de 2021, una vez que los jesuitas abandonaron la que era su casa. Previamente, la Compañía de Jesús acordó con el Arzobispado la cesión de este templo, la anexa capilla de Los Luises, con entrada por la calle Trajano, así como otras dependencias del complejo. Con el paso del tiempo se ha demostrado que aquella decisión de Asenjo no fue la más acertada. La delegación de Pastoral Jueves se ha mudado a Santa Clara, donde comparte espacio con la de Patrimonio Cultural.
Es por ello por lo que renace el sueño de los Javieres de retornar al templo que les vio nacer, aunque su hermano mayor, José Antonio Oliert, advierte que no hay nada oficial. Pero las dos partes, Arzobispado y Hermandad, están obligadas a entenderse. A la Iglesia de Sevilla le urge que el histórico templo se abra al culto. Ahora mismo se celebra una misa diaria por las mañanas en los Luises y la dominical nocturna en la iglesia del Sagrado Corazón. La hermandad, por su parte, vería cumplido el sueño de volver a la que fue su sede fundacional y ser la titular del templo.
Otra cuestión a dilucidar es si sería la Archidiócesis la que cediera directamente el templo a la cofradía en virtud de su acuerdo previo con la Compañía de Jesús; o sí es esta la que se sienta a negociar directamente con la corporación. Todas las cuestiones relativas a los derechos y obligaciones deberán quedar reflejadas en el documento jurídico que se firme, que sería un comodato, si se mantiene la fórmula elegida en los últimos casos, como el de la iglesia de Santiago, sede canónica de la Hermandad del Besos de Judas.
Cuando los Javieres mostraron en 2020 su intención de trasladarse a la calle Jesús del Gran Poder analizaron la viabilidad de este importante cambio. Desde el seno de la corporación se concluyó que había capacidad económica y humana para afrontar este reto en solitario. Además, se identificaba como una importante oportunidad para crecer en todos los aspectos y avivar el culto en esta iglesia.
Una hermandad fundada en 1945
El origen de la Hermandad de los Javieres se remonta al año 1945 en el seno de la Compañía de Jesús, que tenía su sede junto a su casa profesa, en la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Jesús del Gran Poder. Como explica la web de la corporación, "la orden de San Ignacio dentro de su acción pastoral, para conseguir la atracción, formación y perfeccionamiento de los jóvenes, tenía establecidas por entonces en Sevilla, sobre 1940, tres congregaciones mariana: Los luises, integrada por estudiantes adultos; Los Kostkas o Estanislaos, reunían a niños y adolescentes; y Los Javieres que aglutinaba trabajadores más o menos jóvenes".
Es en ese año de 1945 cuando se encargan las imágenes titulares. El acuerdo de la fundación de la hermandad se plasmo sobre 1946 y desde entonces se consideró un hecho consumado. Las primeras reglas de la corporación fueron aprobadas por el cardenal Bueno Monreal el 21 de junio de 1955, acordándose el día de la salida el Martes Santo, por coincidir con el nacimiento de San Francisco Javier, 7 de abril de 1506, que era Martes Santo. Realizó su primera estación de penitencia el 16 de abril de 1957, sólo con el paso de Cristo.
La hermandad se trasladó a su actual sede, la parroquia de Ómnium Sanctorum de la calle Feria, en la cuaresma de 1977. Allí reside en la capilla de los Cervantes. Un espacio en el que se fundó la Hermandad del Silencio en el año 1340.
Un templo fundado en el siglo XVI
La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús cuenta con una historia apasionante y una capilla, la de los Luises, que ha cumplido cien años y es una joya del regionalismo diseñada por Aníbal González. Fueron los frailes mínimos franciscanos los que deciden en el siglo XVI la creación de un colegio para educar a los miembros de la orden. Estuvo dedicada a San Francisco de Paula, de quien conservaban unas reliquias. En 1589 el arzobispo Rodrigo de Castro daba a la autorización a los frailes para instalarse en la zona. A principios del siglo XVII ya está terminado el templo en el que pudo participar Juan de Oviedo.
Los mínimos permanecieron el colegio e iglesia de San Francisco de Paula hasta el año 1835, exceptuando el periodo de la ocupación francesa. Los franceses, como ocurrió por toda la ciudad, saquearon buena parte de las obras de arte de la comunidad, aunque algunas se pudieron recuperar tras solicitarlo el superior de la orden. Los mínimos volvieron a su casa y permanecieron hasta 1835, cuando el colegio pasa a formar parte de un cuartel de artillería. No obstante, y hasta 1866, un fraile se mantuvo al frente para que la iglesia nunca perdiera el culto.
Los jesuitas tienen un primer contacto con el templo de la calle Jesús del Gran Poder entre 1866 y 1868. En esa fecha, la masonería que extendía su poder por la ciudad, comienza a perpetrar sus atentados patrimoniales fruto de los cuales, y con el contexto de La Gloriosa, se derriban templos, conventos y otros bienes de suma importancia, entre ellos el cercano de San Miguel. Una joya.
La iglesia de San Francisco de Paula se libra de la piqueta, pero es cerrada y los jesuitas son expulsados. La masonería decide entonces ceder el templo para el culto a una sociedad bíblica de Londres, una comunidad anglicana, al igual que ocurrió también con San Basilio. Esta iniciativa apenas tuvo éxito. En 1887, una mujer de la alta sociedad sevillana, Dolores Armero, rescató el templo para la advocación del Sagrado Corazón de Jesús pagándolo de su bolsillo y se lo cede de nuevo a los jesuitas, que instalan su casa profesa.
En el templo queda poco del siglo XVI. Luce de manera especial el magnífico artesonado de principios del siglo XVII. Del XVIII son varios de los altares, destacando el de la Inmaculada, de gran belleza, atribuida a Duque Cornejo. El altar mayor, de estilo neoclásico de finales del XIX, que contaba con una serie de doce cuadros sobre la vida de san Francisco de Paula, realizados por Lucas Valdés hacia 1710, que se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
En el templo se encuentra la tumba del recordado Padre Tarín declarado venerable por San Juan Pablo II. Siendo superior en 1905 promovió la creación del colegio de los jesuitas en Sevilla, entonces en la plaza de Villasís.
Además de los Javieres, varias hermandades han tenido en este lugar su sede canónica durante algunos periodos de su historia. Una de ellas fue la de la Carretería, hasta que en 1761 se trasladó hasta su capilla del barrio del Arenal. La Hermandad de la Sagrada Lanzada adquirió una capilla en este templo en 1814. Desde allí volvió a salir procesionalmente en 1833.
La Hermandad de los Javieres se marchará de Ómnium Sanctorum antes del próximo 12 de mayo, jornada prevista para el inicio de las obras de restauración de esta iglesia y que se extenderán, previsiblemente, hasta después del verano. Quien sabe si será un adiós para no volver.
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