La irrefutable prueba de la fundación de la Hermandad del Silencio de Sevilla en 1356

Se trata de la corporación más antigua de la ciudad, constituida años antes, en 1340, en la iglesia de Omnium Sanctorum

Se trabaja con la hipótesis de que estas primeras ordenanzas fueron vendidas en Barcelona a inicios del siglo XX

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La capilla de los Cervantes en Omnium Sanctorum. En la reja se puede ver todavía el escudo de la nobiliaria familia.
La capilla de los Cervantes en Omnium Sanctorum. A la derecha, una placa relata la fundación del Silencio en este lugar. / Juan Carlos Vázquez

La del Silencio es la hermandad más antigua de Sevilla. Así lo corroboran hasta cuatro documentos, tres de ellos inéditos, publicados por distintas personas y en distintas épocas, que hacen referencia directa a las reglas de la corporación aprobadas por el arzobispo Don Nuño en 1356. Se trata de documentos, y esto es muy importante, que son de carácter interno para la hermandad, por lo que como resalta el artículo que publica el último boletín de la corporación, "no se redactaron para convencer a la sevillanía acerca de nuestro orígenes". En este sentido, hay que aclarar que por culpa del historiador Bermejo se situaba la fundación de la corporación en 1564, fecha en la se elaboran unas nuevas reglas con las disposiciones de Trento.

El artículo publicado en el boletín de la hermandad estudia en profundidad cuatro documentos internos de la corporación que cuentan con referencias directas a las reglas. Sólo uno de ellos había sido estudiado ya, en el año 2005, y constataba la existencia de unas reglas tantas veces cuestionadas. Ahora se abunda con nuevos datos en este camino.

El primero de los documentos que se analiza en la investigación es un inventario que la hermandad realiza en el año 1728 debido a las obras que se realizan en la sede canónica, la Real Iglesia de San Antonio Abad. "En aquel contexto, la junta de gobierno entonces existente, al comprobar que las obras que se estaban realizando afectaban a la vida cotidiana de la hermandad, que habían provocado la suspensión de sus cultos y que hacían peligrar la integridad de sus bienes dentro del convento 'por no tener Capilla, Archivo, u otro parage en que poder hauer mantenido, los libros y demas Papeles condusentes para el buen Regimen y Gouierno que deuia tener', se vio obligada acordar en el primer cabildo de oficiales de 1728 llevar a cabo una tarea de recuento de cuáles eran sus propiedades y dejarlas inventariadas exhaustivamente".

Inventario elaborado por Isidro Fernando González de Cabrera describiendo los bienes existentes en la Hermandad en el año 1728. AHJN, caja 4, libro 8, 1728 a 1777; fol 1v y r.
Inventario elaborado por Isidro Fernando González de Cabrera describiendo los bienes existentes en la Hermandad en el año 1728. AHJN, caja 4, libro 8, 1728 a 1777; fol 1v y r. / M. G.
Inventario elaborado por Isidro Fernando González de Cabrera describiendo los bienes existentes en la Hermandad en el año 1728. AHJN, caja 4, libro 8, 1728 a 1777; fol 1v y r.
Inventario elaborado por Isidro Fernando González de Cabrera describiendo los bienes existentes en la Hermandad en el año 1728. AHJN, caja 4, libro 8, 1728 a 1777; fol 1v y r. / M. G.

Para ello se elabora un plano, en el que, por ejemplo, se reseña expresamente la ubicación de su capilla dentro de la distribución de los edificios religiosos, que se acompaña con un detallado inventario de los objetos que en aquel momento poseía la corporación. En él se dice: "El archivo completo desde la fundación en mil trescientos cuarenta y la primera Junta de capítulos y salida de de [sic.] Cofradia del año // mil trescientos cincuenta y s[eis]". Este texto ya corrobora la génesis de la corporación sin ningún género de dudas.

El 400 aniversario fundacional

El segundo de los documentos inéditos está fechado en el año 1740. En él, el secretario primero, Manuel Antonio Álvarez señala los actos celebrados para conmemorar el aniversario de la corporación en la iglesia de Omnium Sanctorum: “Tambien se dio cuenta de la funcion organizada para conmemorar el Centenario de nuestra hermandad desde su fundacion en mil trecientos cuarenta y que se celebre en la iglesia de todos los Santos en la calle Feria y figuró en la mesa de la hermandad el Pendon verde de que así lo certifico". La exposición de esta bandera demuestra, además, la vinculación de la cofradía con la familia de los Cervantes, sus dueños y titulares de la capilla fundacional.

Alusión a la efemérides de la fundación de 1340 en las actas capitulares de 1740.
Alusión a la efemérides de la fundación de 1340 en las actas capitulares de 1740. / M. G.

"Aunque estas líneas son escuetas, su valor también resulta extraordinario. No sólo de ellas se infiere que los hermanos de la corporación nazarena eran en aquel entonces conocedores de los textos existentes en su archivo y tenían plena consciencia de que la fundación de la Archicofradía había acaecido justamente cuatro siglos antes, sino que también la ubicaban en el primitivo templo de Omnium Sanctorum", reza el artículo.

La placa que relata la fundación de la hermandad.
La placa que relata la fundación de la hermandad. / D. S.

El tercer documento, del año 1783, ya fue analizado por Manuel García Fernández, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla y hermano del Silencio. A finales del siglo XVIII, el Consejo de Castilla requiere las reglas de todas las hermandades de la corona de Castilla y Aragón al considerar que se acometían muchos desmanes y que se estaban desviando de sus fines. La Archicofradía envía las reglas en vigor, del siglo XVIII, pero desde Madrid se reclama más información a la Real Audiencia.

Copia notarial autentificada de la relación de documentos que Francisco de Ascarza entregó a Pedro García para ser esgrimidos frente al Real Consejo de Castilla. AHJN, Caja 1, libro 4.
Copia notarial autentificada de la relación de documentos que Francisco de Ascarza entregó a Pedro García para ser esgrimidos frente al Real Consejo de Castilla. AHJN, Caja 1, libro 4. / M. G.

El documento, una escritura redactada por el notario Francisco Ascarza, a la sazón secretario de la hermandad, se hace una enumeración de los documentos que la junta de gobierno entregó a uno de los procuradores de la Audiencia, Pedro García, para demostrar ante el Real Consejo de Castilla que la Hermandad de Jesús Nazareno de Sevilla era, sin duda alguna, una corporación religiosa que desde siglos antes venía cumpliendo con los preceptos eclesiásticos y había gozado además del beneplácito de la Monarquía. Entre ellos, se cita: "Reglas de la devota Hermandad año de mil tresientos y cincuenta y seis. Acuerdo de nuevas ordenanzas de mil cuatrocientos diez y seis años. Reglas de mil quinientos y sesenta y quatro. Real Cedula del Emperador Carlos I. Real Cedula de Felipe II. Real Cedula de Carlos III. Un libro de Capitulo en pergamino de mil quatrocientos y diez y seis. Otro libro de Capítulos en pergamino de mil quatrocientos y treinta. Otro libro de capítulos en pergamino de mil quinientos veinte y seis. Escritura de constitucion de censos y juros para los gastos de un jubileo plenísimo de mil quatrocientos y treinta. Copia legalizada del decreto del Ilustrísimo Sr. Arzobispo aprovando las primeras ordenanzas y capítulos de esta Sta. Hermandad firmadas por D. Nuño en Enero diez de mil trecientos y cincuenta y seis. Otro documento de menos valor que acreditan propiedades y administracion de vienes para ser dedicados a la Piedad y Caridad Cristiana".

Declaración de tres escribanos públicos acreditando la honestidad de Ascarza en sus tareas notariales respecto de los asuntos con el Real Consejo de Castilla. AHN, Consejos 818, exp. 12, fol. 8
Declaración de tres escribanos públicos acreditando la honestidad de Ascarza en sus tareas notariales respecto de los asuntos con el Real Consejo de Castilla. AHN, Consejos 818, exp. 12, fol. 8 / M. G.

¿Cómo acabó parte del archivo histórico en manos privadas?

El último de los documentos recogidos por Alfredo José Martínez González, profesor del área de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Sevilla, en su artículo es del año 1869. Se trata de un texto muy tardío firmado por el sacerdote José María Tobías, un estudioso bibliófilo. La hermandad tenía constancia por su hermano José Ignacio Coffin de la existencia de una serie de documentos históricos que no se custodiaban en el archivo de la corporación, sino que estaban en manos particulares. Tobías, en otro texto interno, explica a Francisco Javier Barroso lo siguiente: "Como Delegado que he sido nombrado por el Sr. Hermano Mayor para tratar con D. Ignacio José Coffin de la adquisicion de los libros que este señor ha encontrado perteneciente a la Hermandad manifiesto que se han personado en mi casa los [sic.] Sr. Coffin acompañado de un corredor y coleccionista de libros antiguos conocidos por el Sr. Calvo, mas otro señor propietario que es de los libros de esta Hermandad que ha sido examinado por mi el libro de regla aprobado el año 1356 con una pequeña historia de los principios de la Hermandad...".

La carta de José María Tobías.
La carta de José María Tobías. / M. G.

El investigador no tenía mucha fe en este documento, ya conocido, pero se llevó una grata sorpresa. Fue una referencia que hacía alusión a la escritura de propiedad de la puerta de entrada de la calle de Las Armas la que encendió las alarmas. "Tres años antes y como resultado de nuestras investigaciones para el libro Real Iglesia de San Antonio Abad y Archicofradía de Jesús Nazareno (“El Silencio”), descubrimos precisamente el tortuoso camino que en su momento había recorrido la compra de la puerta de la calle de Las Armas (actual c/ Alfonso XII)". "Jamás pudimos hallar en el archivo de la hermandad la pertinente escritura de compraventa. Así que imagínese el lector nuestra reacción cuando leímos que D. José María Tobías había manifestado en 1869 que él había visto cómo un propietario particular tenía en su poder la “escritura (…) de propiedad de la Puerta de Entrada de la Calle de las Armas". Esta circunstancia daba completa veracidad a lo recogido el texto.

Al mismo tiempo, este documento abría una gran inquietud en el investigador, ya que corroboraba que la documentación histórica de la corporación había acabado en manos de un coleccionista privado del que además no se conoce su identidad. Cuándo y cómo despareció parte de la documentación histórica de la hermanada es algo que se desconoce, pero uno de los escenarios que se contempla es que años después pudieran haber sido comprados por otro nuevo adquirente fuera de Sevilla, ya que su venta en aquí ciudad hubiera despertado sospechas.

La carta de José María Tobías.
La carta de José María Tobías. / M. G.

Esta es la hipótesis: "Este texto firmado por D. José María Tobías en 1869 cita a un misterioso “Sr. Calvo”. Hemos intentado averiguar su identidad y el único coleccionista de libros antiguos que hubo en Sevilla con ese apellido en la segunda mitad del siglo XIX se llamaba José Calvo y Ramos. Nació en 1855, por lo que en el momento en que Tobías redactó su carta era aún un adolescente. No obstante, sabemos que en 1902 se trasladó a Barcelona recibiendo el sobrenombre de El Sevillano y allí se hizo con una enorme cantidad de dinero vendiendo textos bajomedievales de su biblioteca que, según él mismo manifestó, había heredado".

No resulta descartable, por tanto, que las reglas de 1356 y otros documentos de la hermandad se vendieran en Barcelona. La tarea próxima será tratar de dar con el paradero de estos documentos. De lo que no cabe duda es que la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla tuvo sus orígenes en el siglo XIV.

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