José Ángel Saiz: "Es posible que solicite un obispo auxiliar"
Entrevista con el arzobispo de Sevilla
El prelado pasa su primera cuaresma en Sevilla y aguarda con ilusión una Semana Santa en la que espera participar como un sevillano más
"La fe genera cultura"
Miércoles de Ceniza. Comienza una nueva cuaresma que en Sevilla se vive con enorme ilusión por recuperar las procesiones de Semana Santa tras dos años suspendidas por la pandemia. Será la primera del arzobispo, monseñor José Ángel Saiz, que confiesa que ya ha recibido numerosas invitaciones para participar junto a las hermandades en las salidas y otros actos. En este arranque de la cuaresma, pide una conversión sincera a los sevillanos. Ensalza la manera alegre y espontánea que tienen los sevillanos de vivir su fe. Descarga de intenciones sus palabras sobre una posible rotación de nazarenos, pero se da por satisfecho si han contribuido a generar un debate que conduzca a una solución. Se abre a estudiar que Santa Clara pueda acoger el esperado museo de las cofradías y anuncia que es más que posible que solicite un obispo auxiliar a la Santa Sede que le ayude en las labores pastorales que precisa una Archidiócesis tan exigente como es la de Sevilla
Nos estamos despertando estos días con el corazón sobrecogido por todo lo que está pasando en Ucrania con la invasión rusa. Para este Miércoles de Ceniza el Papa ha convocado una jornada de oración y ayuno.
Es un poco sorprendente. Yo tengo algunos amigos en Ucrania y algo de contacto mantenemos. Cada día me despierto pensando si ya habrán llegado a una solución, pero por desgracia veo que no. Es una invasión y tiene que haber una reacción internacional que ya se va dando… pero de momento no está consiguiendo que se detenga el conflicto. Nosotros hemos de apoyar moralmente y rezar y estar preparados para enviar toda la ayuda que se pueda. También los gobernantes tienen que actuar para frenar esta situación.
Aunque nos coja lejos el conflicto sin duda tendrá repercusiones en España.
Habrá una repercusión económica que agravará la crisis que ya vivimos a causa de la pandemia y habrá refugiados a los que acoger y que ayudar en todo lo posible. Ucrania es un país que económicamente no es fuerte y esto será un golpe terrible. Habrá una respuesta solidaria a nivel internacional que les ayudará a reconstruirlo todo.
¿Qué mensaje manda a los sevillanos en esta nueva cuaresma?
La cuaresma es un tiempo de cambio, de conversión. Es importante que, aunque llegue cada año, no nos instalemos en la rutina o podamos tener el recuerdo de muchas cuaresma en la que no hemos conseguido nada. Hay que volver la mirada a Dios y a los demás, sobre todo a los más necesitados, y a nosotros mismos. A Dios porque es quien nos sostiene. Si una lección hemos de extraer de la pandemia es una cura de realismo y de humildad. Darnos cuenta que el ser humano, capaz de llegar a la Luna, de enviar sondas a Marte, de clonar seres vivos..., es derrotado ante un pequeño virus. Hay que volver la mirada a los demás porque somos interdependientes. Somos un pueblo, una familia, hemos de vivir como hermanos, en comunidad, en Iglesia. Y una mira a nosotros mismos para ver qué cosas hemos de ir cambiando. No podemos instalarnos en una rutina y seguir con los mismos pecados, manías o defectos que hace 30 o 40 años. Tiene que haber una evolución y un perfeccionamiento. Y la cuaresma es un tiempo propicio para ir puliendo defectos, limando asperezas, y dejándonos convertir por el Señor, alejándonos de lo negativo y el pecado para vivir en la luz y en la gracia de Dios.
¿Cómo es la fe del sevillano?
Es la fe de todo cristiano pero con unos subrayados. Yo diría que es una fe muy expresiva. Es alegre. Está cargada de fervor y de sentimiento. A mí me resulta bella y atractiva. Nos tenemos que ir convirtiendo, mejorando y purificando en los aspectos que toque, pero a mí me ayuda también en las celebraciones. Ver cómo los sevillanos viven su fe me ayuda a mí a vivir también la mía.
Habrá comprobado que las hermandades están prácticamente insertadas en todos los ambientes de la sociedad. Eso es un gran tesoro para la Iglesia. ¿Cómo se puede sacar partido de ello?
Las hermandades son una auténtico tesoro para la Iglesia. Son un muro de contención ante la secularización. Un lugar en el que la transmisión de la fe se realiza con mucha fluidez y naturalidad, de padres a hijos. Desde pequeños tienen esa devoción y la viven… eso es muy importante y hoy más que nunca. Siempre hay que cosas que purificar, cosas que mejorar, porque el Señor nos llama a la santidad. Los miembros de las hermandades están llamados a vivir ese camino de conversión, de santidad, desde su pertenencia a la hermandad y, sobre todo, desde su pertenencia a la Iglesia. Pero yo voy viendo que tienen una conciencia clara de pertenencia a la Iglesia. Por lo tanto, lo importante es que las parroquias, que son la estructura territorial de la diócesis, la vida consagrada, las realidades de iglesia, los nuevos movimientos y las hermandades, respetando los carismas y peculiaridades propias de cada uno, no vayan a su aire, sino siguiendo un camino de comunión, unidad, de sinodalidad, que nos dice ahora el Papa Francisco. Son una fuerza enorme y por eso las hermandades deben tener su encaje y pertenencia y sentirse miembros muy queridos en la vida diocesana.
¿Cómo se imagina su primera Semana Santa en Sevilla?
Me explican muchas cosas… por un lado celebraré los oficios en la Catedral, que es lo propio del obispo, y después la viviré participando en las expresiones de religiosidad popular con las procesiones. Tengo que estudiarlo bien porque hay tantas cosas que atender y actos a los que asistir y participar que debo ver cuánto tiempo tengo. Procuraré entregarme con toda mi alma, pero tengo que verlo porque el abanico es amplísimo.
¿Ha recibido ya muchas invitaciones?
Sí, sí. Sonríe.
Fue muy celebrado el gesto que tuvo de acudir al ensayo de costaleros de la Hermandad de la Paz tras su visita pastoral a la parroquia. ¿Le gustaría tener algunos momentos para disfrutar de la Semana Santa en la calle, como cualquier sevillano?
Me encantaría. A mí me gustaría participar en todo, pero es imposible. Lo de la Paz ocurrió de manera espontánea. El hermano mayor en el piscolabis me dijo que se marchaba porque estaban los costaleros ensayando. Yo le dije que los saludaría cuando me fuera. Estaban ya ensayando en la calle. Me acerqué y fue algo muy bonito. Como ahora todo el mundo lo graba ha corrido por todos lados. A los dos días un hermano mío de Barcelona me llamó y me dijo que le había llegado el vídeo a través de un amigo suyo de Albacete… imagínate. Justamente en esos días pensaba yo en los costaleros por otras cuestiones. Los veía como ejemplo de unidad, coordinación y armonía. Ojalá en la vida se siguiese esa disciplina y esa coordinación, esa unidad. Esa suma es una multiplicación… Así sucedió y pude compartir ese momento que fue muy bonito.
El otro día comentaba usted que una posible solución a la saturación de la Semana Santa era hacer una rotación de nazareno. Eso ha generado mucho debate.
Yo ya dije lo primero que llevo nuevo meses aquí y todavía estoy descubriendo muchas cosas. No tengo una visión de conjunto. Además es un campo que no me corresponde. Lo mío es lo espiritual, lo pastoral, no esta cuestión que es muy práctica y organizativa de las hermandades. Por otro lado, el Consejo, que tiene los conocimientos, ya se encargará. Lo dije como de pasada. No es que yo dijera: lo propongo. Hombre, hay un espacio y un tiempo y una cantidad de personas que hay que armonizar. Pero ya se encontrará la solución, no tengo duda alguna. Si he contribuido a generar un debate positivo para buscar una solución, pues bien. Pero no me corresponde a mí.
Vivimos en otoño la misión con el Señor del Gran Poder que fue muy fecunda. ¿Le gustaría que otras hermandades con ese tirón popular siguieran este ejemplo?
Las hermandades tienen tres pilares. El culto, que lo celebran muy bien y con mucha solemnidad y profundidad. La formación, que también la cuidan y es muy importante; y la obra social. Esta misión ha tenido como una vocación más evangelizadora y misionera, que es un horizonte nuevo y que con el tiempo quizás se consolide. En eso hay que respetar la libertad de cada hermandad. Pero podría ser que se repitan iniciativas de este tipo. Hay que tener también en cuenta la infraestructura y dimensiones de una hermandad grande para poderlo llevar a cabo. Es una novedad que hay que ver con cariño y esperanza. El tiempo nos dirá.
Hemos sabido hace poco que el Ayuntamiento ha cedido una parcela en Palmete para construir un nuevo centro parroquial.
Hay que estudiarlo. Oficialmente no me ha llegado nada todavía.
¿Tienen ya decididos los usos que se le darán a la iglesia del convento de Santa Clara?
No. Todavía no. Hay varias posibilidades y las estamos considerando. No hay un diseño definitivo.
Llevamos muchos años hablando del museo de la Semana Santa o de las Cofradías. ¿Podría ser un buen lugar?
No sé si tiene espacio suficiente para ello. Pero podría ser. Todo se puede considerar y analizar lo que sea más conveniente.
Después de nueve meses en Sevilla y tras recorrer buena parte de la Archidiócesis, ¿ve necesario pedir un obispo auxiliar?
Es posible. Es posible.
¿Cómo avanza la causa de canonización del cardenal Spínola?
Se está trabajando. Son procesos lentos. La causa progresa adecuadamente.
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