“La Semana Santa requiere una autorregulación por parte de las hermandades”
Francisco Vélez. Presidente del Consejo de Cofradías
El dirigente cofradiero considera que cada corporación debe tomar sus propias medidas para realizar la estación de penitencia en el tiempo asignado y descarta una solución global.
Francisco Vélez vive su primera cuaresma como presidente del Consejo de Cofradías. Tras resultar ganador en las elecciones celebradas el pasado 15 de noviembre, en apenas cien días, ha dado carpetazo al Martes Santo a la inversa que se desarrolló de manera satisfactoria el año pasado. Seguro de su decisión, advierte que las Semana Santa debe tener una uniformidad y confía en el plan que se pondrá en marcha. Recibe a este periódico en la sede del Consejo, donde acaba de mantener una reunión con sus cargos generales para preparar la agenda del fin de semana y perfilar algunos temas. Asegura que son las propias hermandades las que deben regularse para poder hacer la estación de penitencia con los tiempos actuales. Defiende la carrera oficial actual, mejorando la calle Sierpes, anuncia cambios en la manera de elegir el vía crucis y el cartelista y censura la fecha elegida por el Santo Ángel para sacar en procesión al Cristo de los Desamparados.
¿Qué balance hace de estos meses?
El balance es que estamos trabajando con ilusión, creo que con seriedad y rigor. La nota la tienen que poner los demás, no yo. Lo que sí puedo decir es que hemos intentado hacer las cosas bien.
¿Qué le está resultando más complicado?
Ir dándole forma a los distintos proyectos que teníamos y, quizás, ir reformando algunas cosas que entendíamos que no estaban bien. Eso es lo que más te ocupa. Una vez que pase la Semana Santa se abre un nuevo horizonte. Hay muchas cosas que queremos y debemos poner en práctica. Estamos en ello.
No ha dado tiempo a tomar todas las decisiones en cuanto a reformar los días.
No, no ha dado tiempo. Hemos hecho una toma de contacto con cada uno de los días para saber sus inquietudes y necesidades. Después de la Semana Santa ya estudiaremos y veremos qué se puede hacer. Eso sí, siempre con la colaboración y de la mano de las hermandades.
¿Considera cerrado el tema del Martes Santo?
Yo estimo que sí. Ahora estamos terminando de adaptar aquellos horarios, detalles, recorridos... que las hermandades quieran. Me gustaría que quedara claro que siempre he pretendido que sea un proyecto de acuerdo con las hermandades y sigo pensando que tenemos que darle forma juntos. Estamos contando con la colaboración necesaria de los diputados mayores de gobierno de las hermandades. Su aportación es fundamental porque cada hermandad conoce su idiosincrasia, forma de procesionar y sus escollos. Tenemos que conseguir entre todos que salga un magnífico Martes Santo. Creo que va a salir. Tengo confianza tanto en el proyecto como en el delegado, Daniel Perera, una persona que se lo ha tomado muy en serio. Después de Semana Santa aquellas deficiencias que se detecten las arreglaremos entre todos. Esto es algo unívoco.
¿Cree que el día saldrá bien?
Sí, confío en las hermandades. Estoy convencido que se pondrá voluntad y se querrá que sea un Martes Santo esplendoroso. Del Martes Santo se tiene que hablar de sus maravillas. Ya está bien de hablar de cosas accesorias que no nos convienen a nadie. A lo mejor nos hemos equivocado mucho todos o casi todos, pero tenemos que hacer las cosas en condiciones.
¿Cuánto tiempo cree que se tardará en restañar las heridas?
No percibo esto como una ruptura ni creo que haya heridas abiertas. Efectivamente ha habido un desencuentro sobre la manera de procesionar, pero espero que esto se restañe sobre la marcha porque por mi parte no tengo ninguna herida abierta. Espero también de la generosidad de las hermandades porque lo que es una disparidad de criterio se debe quedar en eso.
¿Será igual de contundente para aplicar los cambios que necesitan otras jornadas?
Entiendo que los problemas del Lunes o el Miércoles Santo no son del día en sí. Son jornadas en las que hay hermandades que tienen unas aspiraciones, por supuesto legítimas, pero no son deficiencias del día. Lo del Martes Santo ha sido puntual porque afecta al concepto de cómo se debe procesionar. Ha sido una cuestión sobre la estructura general de la Semana Santa. No es comparable al resto de los días. Respecto a esa contundencia, yo he ofrecido a las hermandades del Martes que pongan proyectos encima de la mesa. Cualquiera se hubiera estudiado para adoptarlo, pero no había ninguno que no fuera el 2018.
La Madrugada sí tiene problemas globales y se ha vuelto a parchear.
Está previsto que nos sentemos después de la Semana Santa. Buscaremos una solución entre todos que sea la menos lesiva para las hermandades. Además debe ser definitiva. Para un largo periodo de tiempo. Lo de ahora es un parche, valga la expresión, que puede durar un año o dos. La solución tiene que pasar por la buena voluntad de todos.
El colapso de la Semana Santa
¿Esta el modelo actual de la Semana Santa agotado? ¿Es necesaria una reforma en profundidad, incluso planteándose cambiar hermandades de día para mitigar el colapso?
Como primer escalón eso es bastante utópico. Hay una gran aglomeración de nazarenos, la cofradías son cada vez más grandes, como las bandas de música... La única solución a los problemas actuales es una autorregulación por parte de las hermandades. Cada una tiene un tiempo de paso y no hay más. Dentro de ese tiempo se debe autorregular poniéndose de a dos, de a tres, pidiendo a sus hermanos un periodo de carencia para salir de nazareno... no lo sé. Ahí no podemos entrar. Cada uno debe adoptar las medidas que estime oportunas según su idiosincrasia, estilo y tradición.
¿Sobran cofradías en Semana Santa?
Las cofradías nunca sobran. Lo que hay es que regularlas de acuerdo con los tiempos actuales.
Con las actuales circunstancias incorporar hermandades de víspera parece imposible.
Es muy complicado. Dentro de cada día ya hay poco tiempo y muchos nazarenos. Parece complicado a corto plazo porque, además, son las hermandades del día las que tendrían que aprobarlo y por dos tercios.
La reforma de la carrera oficial
Usted es un firme defensor de la actual carrera oficial. ¿Se plantearía cambios?
La carrera oficial no es la ideal pero es la menos mala. El talón de Aquiles es Sierpes. Habría que hacer ajustes para aumentar la comodidad de las hermandades y de los propios abonados. Hay que actuar de manera moderada y paulatina. El propósito es ir poco a poco, conforme se queden sillas libres, iremos recortando. Si hay que estudiar, no obstante, otro sistema de carrera oficial estamos dispuestos a ello. Pero los prob
lemas no se van a evaporar en una carrera oficial distinta. El tiempo y los nazarenos son los que son. Cualquier revolución, en cualquier caso, requeriría mucho tiempo y tranquilidad.
¿Cuántas sillas sobran en Sierpes?
Hay alrededor de unas siete mil. Para dejarla bien estaríamos hablando de eliminar unas 750 u 800.
¿Abrir Laraña para que las cofradías accedan a la Campana sería una mejora?
Es la famosa Y. Abrir Laraña tiene muchas repercusiones. Habría que quitar la tribuna de la Campana, eliminar sillas en el Duque y O'Donnell. Se perderían unas 1.800 localidades. No sé si por lo que se vaya a conseguir merecen la pena esos daños colaterales.
¿Ha desistido el Consejo de luchar contra el mercado negro de la carrera oficial?
Es muy complicado. Se intentó incluso contratando un detective. Lo que no quiere decir que si tenemos constancia de que alguien utiliza mal su localidad procederemos retirándole el abono que dice el reglamento. No es tan fácil.
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