Juan Carlos Cabrera: "Este parón debe servir para reflexionar sobre lo que estaba distorsionando la Semana Santa"
Entrevista al delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla
El máximo responsable municipal de la Semana Santa asegura que no es necesario un cambio en el recorrido, pero sí realizar pequeños ajustes para garantizar la seguridad
Sevilla vivirá por segundo año consecutivo una Semana Santa sin procesiones. El delegado de Fiestas Mayores insta a vivirla de manera íntima y anima a aprovechar este periodo sin pasos para reflexionar sobre el futuro de la celebración religiosa. En esta charla para hablar de cofradías y de la organización de la Semana Santa, asevera que la seguridad debe seguir siendo una prioridad en el futuro. Afirma que la ciudad debe tener un museo de las cofradías, aunque no será donde estaba previsto y rechaza que las cofradía dependan cada vez más del poder civil.
–¿Cómo está viviendo esta cuaresma atípica?
–Más que atípica es distinta a lo que siempre hemos vivido. En este caso, con el esfuerzo del Consejo de Hermandades, el Ayuntamiento y otras entidades e instituciones, creo que le hemos dado forma a esa cuaresma inusual. Pero también lo hemos hecho desde el punto de vista de preparar esa Semana Santa que se vivirá en los templos, que es lo fundamental, vivirla desde las creencias, la fe y la devoción en las propias hermandades, que son la parte fundamental y esencial de la Semana Santa en Sevilla.
–¿Qué es lo que más echa de menos?
–Muchas cosas. Estamos viviendo otra cuaresma, pero no podemos olvidar que se siguen celebrando los cultos y desde ese punto de vista sigue igual con respecto a otros años. Pero echo de menos vivirla con la expectación de lo que venía: la celebración de la Semana Santa. Ahora estamos resignados a que no tendremos ese esplendor de las procesiones en las calles. En el terreno personal también es una cuaresma ajetreada. No triste, pero sí con la frustración de que no tendremos lo que esta ciudad siempre espera con anhelo cada año. Este año, al menos, dado que no vamos a estar confinados, se ha sabido buscar cómo vivirla. Creo que además es bueno que la vivamos, toda vez que las circunstancias son las que son, desde la reflexión interna. ¿Dónde iba la Semana Santa con ese exceso de salidas? ¿Cómo se vivía? ¿Era idóneo el comportamiento de muchas personas concentrándose en algunas zonas alrededor de la hostelería para hacer botellona o beber en la calle? Este parón obligado nos puede servir para reflexionar un poquito, para valorar lo que hemos perdido y lo que estaba distorsionando el mensaje de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en nuestra Semana Santa, que es una fiesta religiosa, que la ciudad tiene que estar preparada para vivirla desde la solemnidad y el recogimiento... son muchos aspectos sobre los que hay que sacar reflexiones.
–¿Confía en que veamos alguna procesión este año?
–Es la esperanza que todos tenemos, pero desde luego tenemos que alcanzar un nivel de vacunación importante como para que se autorice por parte del Arzobispado. Sería lo deseable. Eso significaría que hay poco nivel de contagios. Ahora mismo lo importante no son las procesiones, sino la salud. Hay otras formas de vivir esa devoción.
–¿Cómo será el dispositivo Cecop de cara a la Semana Santa? ¿Cómo se van a controlar las visitas y las colas?
–Prevaleciendo siempre la salud y el cumplimiento de la normativa. Son las primeras imposiciones que tenemos que tener claras para que todo lo que se organice desde el Consejo o el Ayuntamiento se pueda llevar a cabo. Para ello, desde el Cecop se ha solicitado a las hermandades, a través del Consejo, lo que tienen pensado celebrar. Así podemos valorar la repercusión en el exterior de lo que se haga en el interior de los templos. El Cecop va a establecer también una serie de condicionantes para ver cómo se ordenan esos actos para que se cumplan las normas. Todos los servicios públicos que tengamos que aportar los aportaremos, teniendo en cuenta que también son limitados. Las hermandades también lo harán a través de sus hermanos voluntarios. Tenemos que colaborar hermandades y Ayuntamiento para que cumplamos la normativa.
–¿Cómo será la próxima Semana Santa que vivamos? ¿Será radicalmente distinta a la última?
–El periodo de reflexión en el que estamos ahora tiene que servir para poner en especial protección lo que tienen que ser las procesiones de Sevilla. La propia ciudad también se tiene que concienciar de ello. Hay que salvaguardar lo que de raíz significa la Semana Santa. Eso tiene que estar unido a la explosión de júbilo que habrá cuando podamos volver a la normalidad y volver a vivir con entusiasmo la Semana Santa. Así es como todos esperamos que sea.
–¿Son necesarios cambios y reformas en la carrera oficial? ¿La pandemia los acelerará?
–En esa reflexión que comento tenemos que incluir la carrera oficial. Tiene que sufrir ajustes que deben ser tranquilos y hablados, porque hay muchas familias que se verían perjudicadas por perder su sitio. Llevamos muchos años trabajando para reducir esas falsificaciones en las que se pone en riesgo la seguridad, no sólo en la carrera oficial, sino en muchas otras calles. Somos pioneros en aplicar elementos de tecnología a la seguridad, como cámaras que macan la biodinámica de las masas e incluso el aforo, megafonía, la propia iluminación que se ajusta en función de las necesidades... Ese camino tenemos que seguir recorriéndolo. Respecto a la carrera oficial, hay un déficit, pero el Consejo tiene que realizar un cambio tranquilo, hablado y sobre todo ofreciendo una solución a quien pueda resultar afectado. Ya se hizo un esfuerzo en los cruces dentro de Sierpes. Pero tengo que decirlo: no creo que la carrera oficial sea ahora un cuestión preocupante. Sí más la seguridad y en ello estamos trabajando.
–Entiendo que se descarta un cambio radical o del propio recorrido de la carrera oficial.
–Efectivamente. No soy partidario de una carrera oficial distinta. Aplicar la seguridad sobre la calle Sierpes es lo mismo que hacerlo sobre Tetuán. Lo que hay que tener claro, y así lo hicimos, es que las intersecciones sí tenían que estar despejadas. No es tanto el número de abonados total como los criterios de seguridad que deben primar.
–¿Dependen cada vez más las cofradías del poder civil?
–Es al revés. El Ayuntamiento es el responsable, junto a la administración del Estado con la Policía Nacional, de garantizar la seguridad de los ciudadanos y las hermandades. Ese papel quizás no se estaba desarrollando suficientemente, pero el papel fundamental lo tienen las hermandades. Estamos hablando de una celebración religiosa y los primeros protagonistas tienen que ser las hermandades y la ciudad ponerse al servicio de ellas. En lo que es la organización, el Ayuntamiento al menos con este delegado, no va a entrometerse. Pero lo que es la seguridad, la disposición de los servicios públicos para garantizar que esas procesiones vayan con el debido respeto, sí es tarea nuestra. Eso siempre lo hemos tenido claro y hemos contado con la colaboración del Consejo y las propias hermandades. Hasta el punto que hemos realizado esa formación para que tengan sus propios planes de protección y para que una vez estén en la calle, en caso de emergencia, actúen de una manera conveniente y serena. También hemos dispuesto para ello el horario de cierre de la hostelería en la Madrugada, hemos establecido mayores planes de intensidad en la limpieza para evitar cortes, etcétera; y sobre todo, hemos hecho un ejercicio muy superior de inspección y control por parte de la Policía Local sobre lo que ocurre en las calles para facilitar el marco idóneo y que la Semana Santa se pueda celebrar con esplendor. Aquí cada uno juega su papel. No haría nada el Ayuntamiento siendo el protagonista de una fiesta religiosa. Ni las hermandades estableciendo los planes de seguridad para la ciudad, porque tampoco es su papel.
–El Ayuntamiento se ha volcado con los artesanos a través de un proyecto de subvenciones con las cofradías ¿Espera que el Gobierno rebaje el IVA al 10%?
–Este gobierno, con su alcalde Juan Espadas al frente, se ha volcado desde el minuto uno con los gremios históricos de la artesanía cofradiera. Es un arte único en el mundo que hay que cuidar, proteger y promocionar. El Ayuntamiento ha colaborado con ellos para que puedan resaltar todos sus valores, porque desde el punto de vista artístico para la ciudad, y también turístico y económico, tienen un papel muy importante. Por desgracia con la pandemia están pasándolo muy mal. Nosotros lo que hemos hecho con el Consejo de Cofradías es poner a su disposición una importante cantidad de dinero para que pueda ayudarse a estos profesionales. Con respecto a la tributación, para los bordadores ya se ha conseguido una rebaja del IVA y siguen luchando para que se extienda al resto. Todos tenemos que apostar por estas profesiones para que no se pierdan y para promocionarlas. En eso estamos. Fue Juan Espadas nada más ser alcalde el que empezó a organizar además las exposiciones. Este es el sexto año que los acogemos en la Casa Consistorial.
–¿Sigue adelante el proyecto de Museo de las Cofradías en el antiguo Corral de las Herrerías?
–Se ha descartado. Pero esta ciudad tiene una deuda con las hermandades para darles ese museo. Por un lado serviría para resaltar toda esa riqueza patrimonial y un arte religioso único. No es comprensible que esta ciudad no cuente con un lugar para que se pueda disfrutar y conocer todo lo que las hermandades atesoran. Incluso acompañado de un centro de documentación para los historiadores en la que se puedan consultar los archivos digitalizados. La parcela en la que se iba a construir tiene unos elevados valores patrimoniales, está próxima a la muralla y la Torre de la Plata. Por ello hemos abandonado esta idea inicial y hemos tomado la iniciativa de hacer de este lugar un espacio abierto para la ciudad, que tendrá también un contenido museístico, uniendo la parte del Alcázar con esos restos. En ello estamos trabajando ahora. Pero no vamos a parar en buscar otro sitio, que en este caso tendrá que ser un edificio existente. Estoy convencido de que sería un museo de los más visitados de la ciudad. Además, tiene que servir de fuente de financiación para las hermandades porque sabemos que ese dinero se deriva a sus obras sociales. También se eliminaría un poco la dependencia de la carrera oficial. La inversión podría ser público-privada, pero siempre bajo la dirección del Consejo de Hermandades. Hay una iniciativa por parte de un inversor pero hay que buscar el sitio. Este es un proyecto de ciudad necesario.
–¿San Hermenegildo se ha descartado completamente?
–Va unido al proyecto de la Gavidia. Yo creo que hay que buscar un espacio aún mayor, que permita formar el relato museístico introduciendo experiencias sensoriales.
–¿Comparte la opinión de algunos partidos y colectivos que creen que la Iglesia se ha quedado ilícitamente con la Catedral, la Giralda o la Mezquita de Córdoba y exigen que pasen a ser de titularidad pública?
–Si ya se ha manifestado el Gobierno y ha dicho que las inmatriculaciones se han hecho a la luz de la legalidad no hay más debate. La gestión no es óbice para que los ciudadanos no puedan disfrutar de estos monumentos. La propia Iglesia cuida y da realce a su patrimonio. Ahí no hay más debate.
–¿Ve necesario hacer una gran procesión extraordinaria cuando todo acabe? ¿Lo necesitan las hermandades y la propia ciudad?
–Si así lo deciden las hermandades, lo autoriza el Arzobispado y la autoridad sanitaria también, el Ayuntamiento pondrá los servicios necesarios para que así sea. Desde el terreno personal, si hay un motivo, no lo vería mal. Ya se han celebrado muchas en Sevilla. Pero siempre que tenga un sentido y un motivo religioso. Salir por salir tampoco.
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