El ex CEO y ex director general de Abengoa, Joaquín Fernández de Pierola, primero por la derecha, en una planta termosolar construida por Abengoa en África.
El ex CEO y ex director general de Abengoa, Joaquín Fernández de Pierola, primero por la derecha, en una planta termosolar construida por Abengoa en África. / M. G.

Sevilla/El ejercicio de 2019 del grupo Abengoa es clave para entender por qué, tras haber ejecutado dos reestructuraciones financieras, la empresa ocultó su resultado financiero hasta mayo de 2020, lo que le valió una sanción por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de 20.000 euros a cada miembros del consejo que tenía entonces, que presidía Gonzalo Urquijo Fernández de Araoz e integraban Manuel Castro Aladro, José Luis del Valle Doblado, José Wahnon Levy, Ramón Sotomayor Jáuregui, Pilar Cavero Mestre y Josep Piqué Camps.

Hoy conocemos, por informaciones de este periódico en el último año, que esos rescates apenas otorgaron liquidez operativa al grupo que encabeza la cotizada sevillana, pero entonces, a finales de 2019, los mensajes que la compañía lanzó al mercado eran alentadores y hablaban de una recuperación del negocio en distintas comunicaciones ante el regulador bursátil español.

Pero la realidad era otra bien distinta y destacados directivos del grupo Abengoa admitieron en 2019 que el grupo sufría una “fuerte limitación de recursos financieros” en los últimos años y que el negocio y la actividad del grupo sufría “parálisis”. Eso sí, ese reconocimiento no se hizo en España, sino en documentos oficiales en Reino Unido, a los que este periódico ha tenido acceso.

Así consta en el documento de las cuentas anuales de la filial británica Abengoa ECA Finance LLP –cuyo 99,99% es propiedad de Abenewco 1–, con datos del cierre a 31 de diciembre de 2019, aunque dicho documento no se registró en Reino Unido hasta abril de 2021, para evitar que el Registro cerrase su actividad al no estar presentadas.

Las cuentas están firmadas por Joaquín Fernández de Pierola, entonces director general del grupo Abengoa, y por Fernando Vázquez de Lapuerta, el actual codirector financiero, en su condición de consejeros (directors) de esta filial financiera británica.

Literalmente, en el informe sobre las cuentas afirman: “La situación del Grupo (Abengoa) durante los últimos años, que se ha visto afectada por la fuerte limitación de recursos financieros durante más de dos años, ha influido significativamente en la evolución del negocio, no solo en términos de deterioro de las operaciones del Grupo, sino con el resultado de numerosas insolvencias y bancarrotas”. Y añaden: “En consecuencia, la sociedad dominante, Abengoa SA, ha incurrido en pérdidas, lo que ha supuesto una disminución significativa de los fondos propios a 31 de diciembre de 2019 presentaba un patrimonio neto negativo”.

“Dada esta situación, y debido al carácter financiero de Abengoa ECA Finance LLP , debido a que la situación del grupo (Abengoa) es de parálisis, las cuentas anuales de 2019 de Abengoa ECA Finance se han preparado bajo el principio de empresa en liquidación”, admiten a continuación.

Pierola reincide en las confesiones británicas

No es la primera vez que el ex CEO y ex director general del grupo Abengoa Joaquín Fernández de Piérola reconoce ante el Registro Mercantil de Reino Unido extremos sobre la realidad financiera que no se admitían en España. En el informe de cuentas anuales que firma el 27 de abril de 2017 como consejero de Abengoa Concessions Investments Limited (ACIL), la filial de la entonces dependía Atlantica Yield, afirmó: “Los consejeros [de Abengoa Concessions Investments Limited] piensan que pese al acuerdo de reestructuración de Abengoa se firmó en marzo de 2017, continúan vigentes incertidumbres respecto a la capacidad de Abengoa para ejecutar su plan de viabilidad revisado, lo que crea incertidumbre sobre la Compañía [ACIL] y una preocupación continua si no es capaz de recibir fondos de su matriz [Abengoa]”. Con ello, Pierola puso en duda el primer rescate apenas un mes después de que fuese ejecutado.

La situación que se admite ante el Registro británico es muy distinta a la que pocas semanas antes del cierre del mismo ejercicio se trasladó en las comunicaciones hechas en España ante la CNMV.

Así, el 12 de noviembre de 2019, al dar a conocer los resultados del tercer trimestre de ese año (con cierre a 30 de septiembre), la primera conclusión que traslada Abengoa a los inversores es que vive una “recuperación de la actividad empresarial, con aproximadamente 795 millones de euros de nuevos proyectos adjudicados en los primeros nueve meses, incluida la planta desaladora por ósmosis inversa más grande del mundo en los Emiratos Árabes Unidos”.

Una manifestación que era consecuente con los mensajes inequívocamente alentadores que se habían trasladado apenas un mes antes, el 15 de octubre de 2019, durante el investors day (día del inversor de Abengoa).

En la presentación expuesta en ese acto y remitida ese mismo día al regulador bursátil español, durante su primera intervención, el presidente del grupo, Gonzalo Urquijo, comparó la situación de la cotizada con el mito del “ave fénix”, que resurge de sus cenizas.

En el mismo acto, y así consta en la presentación, intervino también Fernández de Pierola, quien afirmó que “Abengoa se encuentra en una posición óptima para captar oportunidades de crecimiento rentables como resultado de un pipeline [embudo de ventas] de alta calidad.

Los miembros del consejo de administración que fue sancionado por la CNMV están siendo investigados por la justicia a raíz de la querella presentada por accionistas de la compañía, entre otros delitos por engaño al mercado. Por el momento, no existen acciones judiciales contra otros directivos.

La revelación afecta al rescate pedido a la SEPI

La revelación de que el documento de las cuentas anuales de la filial británica Abengoa ECA Finance admite que en ese ejercicio se producen severas pérdidas del grupo por “la fuerte limitación de recursos financieros” y que su negocio y actividad sufre “parálisis”, tiene una incidencia directa en la operación actual de rescate, que se sustenta en la petición de una ayuda al Estado de 249 millones de euros. El documento del Registro británico hace un reconocimiento explícito de que los problemas financieros de Abenewco 1 nada tienen que ver con la pandemia de Covid-19 (de hecho esa situación ni se la nombra), condición indispensable para poder optar al Fondo de Apoyo a la Solvencia de las Empresas Estratégicas, que administra la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La única oferta existente, la de Terramar Capital, está condicionada a que se dé esa ayuda.

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