El CSIC detecta de nuevo el virus del Nilo en mosquitos del entorno de los arrozales de La Puebla
La presencia del patógeno ha sido confirmada por el Instituto Carlos III y ya se ha remitido a la Junta un primer informe por escrito
Los ayuntamientos de Coria y La Puebla siguen pendientes de una reunión con Salud para poner en marcha un plan de choque
El equipo de la Estación Biológica de Doñana responsable del Observatorio de Mosquitos del Guadalquivir –que monitoriza las poblaciones de los insectos que pueden transmitir el virus del Nilo Occidental y la circulación del patógeno– remitió un primer informe a la Junta, el 28 de julio, en el que advierte no sólo del importante aumento de los mosquitos que pueden transmitir la enfermedad en zonas de arrozal de La Puebla del Río –que se están desplazando hacia áreas habitadas–, sino en el que deja constancia de que el virus se detectó ya la semana pasada en los análisis que se hacen a los mosquitos capturados.
La intensidad de la infección es muy parecida a la que se registró en 2020, coincidiendo con el mayor brote registrado en España de la enfermedad, con 71 casos de meningoencefalitis en humanos, una complicación grave que se da en menos del 1% de los infectados. De esos casos, 56 fueron en la provincia de Sevilla y empezaron a aflorar en agosto.
Según corroboró ayer el investigador principal del centro del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC), Jordi Figuerola, el aumento de los mosquitos de la especie que puede transmitir el virus, fundamentalmente el Culex perexiguus, se viene produciendo desde hace 15 días. De esta forma, se está ya en niveles similares a los del año pasado en las zonas de arrozales cercanos a La Puebla del Río, áreas agrícolas en donde no se han hecho tratamientos contra las larvas, pese a que se recomendaron desde el principio.
En cuanto al patógeno, se ha detectado en seis casos de cada mil ejemplares analizados de Culex perexiguus, también en los niveles de 2020. La Estación Biológica de Doñana realiza este seguimiento en 15 lugares de las provincias de Sevilla y Huelva, aunque de momento sólo se ha detectado en ese entorno agrícola de La Puebla. No hay referencias de otras zonas de la provincia de Sevilla.
La presencia del virus ha sido notificada y confirmada, como es preceptivo, por el Centro Nacional de Microbiología, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, centro de referencia en España. Figuerola señala que antes de ese informe por escrito a la Junta, se han avanzado los datos a responsables de Salud Pública, al igual que a La Puebla y Coria del Río.
Tras conocer el informe, ambos ayuntamientos ya advirtieron de la situación a la población y pidieron una reunión urgente con la Junta para poner en marcha un plan de choque. La Consejería de Salud anunció ayer que en breve convocará a los municipios afectados, aunque señala que el aumento de la población de mosquitos era previsible, así como estaban previstas esas reuniones para seguir su evolución. La idea de la Junta es informar a los ayuntamientos de las medidas a tomar en cada municipio, en coordinación con Salud.
Según se traslada desde la Estación Biológica de Doñana, el aumento de los mosquitos que pueden transmitir el virus en las zonas de arrozal se viene produciendo desde hace unos 15 días, con concentraciones de más de 400 ejemplares en una única trampa en 24 horas en zona urbana y de más de 4.000 por trampa en 24 horas en los arrozales de la especie que puede transmitir el virus.
Los expertos de la Estación Biológica admiten que están “muy preocupados” porque se están dando una serie de circunstancias que pueden favorecer la transmisión del virus y consideran que es urgente intervenir en los municipios y en ese entorno de los arrozales cercano a viviendas, con tratamientos adulticidas (para matar al mosquito adulto), que son más problemáticos y no tan eficaces como los de prevención con las larvas.
Según Figuerola, ni siquiera es necesario hacerlo en todas las hectáreas de arrozales que pueda tener la provincia de Sevilla. Sólo en las que quedan cerca de áreas habitadas y donde ya ese tratamiento biológico contra las larvas no puede aplicarse o no será efectivo a estas alturas.
Ese control de fincas agrícolas de riesgo ya estaba contemplado y recomendado en el Programa de Vigilancia y Control de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental, que la Junta publicó en marzo, si bien delegaba en los ayuntamientos y en los planes municipales que éstos deben elaborar el análisis y la potestad para requerir a los propietarios tratamientos preventivos contra las larvas de los mosquitos o contra el mosquito adulto.
Los ayuntamientos más afectados han denunciado que es algo que excede sus competencias y su capacidad técnica y económica y que es la Junta, como competente en Salud Pública, la que debe poner en marcha un plan global que implique a todos.
El caso del enfermo de Covid, un falso positivo
El último caso de un vecino de Sevilla aparentemente contagiado por el virus del Nilo, del que la Junta informó en junio, se trató de un falso positivo, relacionado con la respuesta inmunológica ante el Covid-19, enfermedad que estaba pasando el paciente. Al margen de ello, los expertos de la Estación Biológica de Doñana y el CSIC han venido advirtiendo que el virus está presente de forma endémica en áreas de las marismas de Guadalquivir y que no depende de aves migratorias, a las que puedan picar los mosquitos. Tampoco tiene que ver con la presencia de especies de mosquitos invasoras. Los principales transmisores en Andalucía son los del género Culex, un tipo común en la comunidad. De ahí que insistan en que lo principal para evitar casos en humanos es mantener bajo control a esos insectos, tratando las larvas o al mosquito adulto cuando ya ha eclosionado, tanto en zonas públicas como particulares, e informar a la población para que tome medidas y evite las picaduras.
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