Plan de “vigilancia integrada” para hacer frente al virus del Nilo
El plan arranca la semana próxima
La Junta publica el Programa de Vigilancia y Control de vectores de la Fiebre del Nilo Occidental
Crea un grupo técnico de coordinación e intercambio de formación permanente
Los datos permitirán elaborar un mapa de riesgo en toda Andalucía, que se actualizará de forma quincenal
Todos los municipios con casos en 2020 estarán clasificados con riesgo alto y tendrán que extremar los controles sobre los mosquitos
La Consejería de Salud y Familias presentará la próxima semana a los ayuntamientos el Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental, elaborado para hacer frente y mitigar el impacto de nuevos brotes, sin tener que improvisar, como ocurrió el verano pasado, cuando en el entorno de las Marismas del Guadalquivir se vivió el más grave de los registrados hasta ahora en España, De los 56 casos asociados a la provincia de Sevilla, 35 (el 62%) se vinculan a Coria (23 o el 41%) y a La Puebla del Río (12 o el 21%). En la provincia de Cádiz, en 6 casos o el 40% la exposición tuvo lugar en Vejer de la Frontera. También hubo registros en Badajoz.
El plan forma parte de una estrategia más amplia, de control de vectores que pueden transmitir enfermedades a los humanos en Andalucía, aprobada en el Consejo de Gobierno y publicada este viernes en el BOJA, dado que, sobre todo en Andalucía Occidental, por la existencia de humedales y mucha variedad de especies de mosquitos y aves y el cambio climático, es un fenómeno emergente. También preocupa el virus del Zica, el Dengue o el de Crimea-Congo, que transmiten las garrapatas.
El objetivo es –ahora sí– que haya un sistema “vigilancia integrado” y “horizontal” sobre los mosquitos y los virus que circulan con ellos en cada momento: que los datos que venían recogiendo técnicos de distintos departamentos de la Junta y en el ámbito científico o universitario (aves, caballos, cabaña ganadera, insectos, hospitales y municipios) se pongan en común de forma permanente y se amplíen en determinados casos y haya mayor capacidad de detectar el riesgo precozmente, avisar a la población e intensificar los tratamientos contra los mosquitos. El plan arranca en marzo, con esa primera reunión y un mapa inicial de riesgos.
Un mapa de riesgos que se actualizará cada 15 días
Lo más novedoso, además de la coordinación y un grupo permanente de trabajo, es la elaboración de ese mapa, que será público y que se actualizará cada 15 días entre abril y noviembre, cuando las temperaturas empiezan a estar de forma más permanente por encima de los 17 y 18 grados y el periodo de incubación del virus en mosquitos se acelera y, con ello, el riesgo.
Se basa en un modelo o “simulador” desarrollado por expertos del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, para establecer un nivel de riesgo de transmisión teniendo en cuenta la existencia de humedales (y alta presencia de aves y mosquitos, por tanto), casos detectados de aves silvestres contagiadas, datos históricos sobre presencia del virus en caballos o personas en años previos y factores ambientales (como temperaturas y precipitaciones). A cada nivel irán asociadas una serie de medidas a tomar.
En concreto, el nivel 1 o zona de riesgo muy bajo o predispuesta se corresponde con aquellas en las que no se ha documentado el virus, ni en mosquitos o aves, pero tiene condiciones para que pueda ocurrir. En las zonas con riesgo bajo, o nivel 2, no se documenta el virus desde hace dos temporadas.
En las de moderado y alto (3-4) se ha detectado algún caso el año previo o el anterior en animales o en humanos y a ellas se circunscriben de entrada la práctica totalidad de los municipios del Bajo Guadalquivir, la Vega sevillana y las costas de Huelva y Cádiz.
Según el subdirector de Protección de la Salud de la Consejería, Ulises Ameyugo, que ha trabajado en la estrategia, los expertos del ámbito científico, sanitario y de salud animal que el año pasado se reunieron para afrontar la crisis tuvieron claro que debían seguir trabajando con un plan de “visión de futuro” y “permanente”, en el que han estado centrados.
Admite que cuando en 2010 se detectaron algunos casos caballos de Sevilla, Málaga y Cádiz y en humanos en esta última provincia, se habló de la necesidad de aumentar esa vigilancia, de forma permanente, pero no llegó a cuajar. “No podemos mirar para otro lado”, insiste ahora.
Dentro de ese intercambio de datos, en el apartado de salud, cualquier caso de meningitis que llegue a un hospital dentro de ese periodo, será analizado como posible caso de fiebre del Nilo Occidental, enfermedad de declaración obligatoria. En zonas y meses de riesgo se realizarán además otras pruebas ante casos sospechosos aunque no sean graves. Igualmente, se realizarán por protocolo antes de donaciones de sangre y trasplantes. También va a haber formación específica para el personal sanitario.
Los ayuntamientos deben controlar la población de mosquitos
Por otro lado, el plan contempla que deben ser los ayuntamientos los que asuman, con Planes Municipales de Vigilancia y Control Vectoral, las actuaciones concretas contra mosquitos, como parte de las competencias municipales de control de plagas, tanto en su fase larvaria como adulta. Deberán elaborarlos y presentarlos a la Junta todos los incluidos en áreas de riesgo Moderado, Alto o Afectado, es decir, la práctica totalidad de Andalucía.
Preguntado sobre qué pasa si el foco larvario no está en el interior del casco urbano o en un parque, sino en una finca agrícola, el subdirector de Protección de la Salud señala que también será el Consistorio el que deba requerir al propietario o responsable del terreno.
Desde la Junta se insiste, por ejemplo, en la experiencia en ese sentido del Servicio para el Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva que trabaja con varios ayuntamientos tanto en la localización como en los tratamientos, con más o menos frecuencia. Así, podrán ser plantes territoriales, impulsados por grupos de municipios o mancomunidades.
También aclara que los expertos descartan la eficacia de tratamientos en avionetas, como se ha llegado a pedir. Hay que buscar el foco de larvas y actuar in situ (en este caso con tratamientos biológicos) o con el mosquito adulto, cuando ya el riesgo es alto o hay un brote en humanos, con químicos, que tampoco tienen efectos en la flora y la fauna y son de poca permanencia.
En el plan sí se recomienda que en arrozales, sobre todo situados a menos de kilómetro y medio de cascos urbanos, se “establezcan medidas de diagnosis y control”, con tratamientos.
El contrato que firmó la Junta por la vía de urgencia con una empresa para que estudiara las zonas de riesgo o presencia larvaria (una información ya trasladada a los municipios) ha concluido.
Todos los municipios en los que hubo casos, repiten con riesgo alto
Todas las localidades sevillanas en los que se registró algún caso en humanos o en caballos en 2020 (Coria, La Puebla, Lebrija y Los Palacios, junto a otros de Cádiz) y el entorno del valle del Guadalquivir y las Marismas arrancarán con riesgo moderado o alto, un nivel además que no es reversible: puede subir, pero no bajar hasta que acabe la temporada, según el protocolo.
Ello implica que los ayuntamientos tendrán que incrementar la frecuencia de mapeo y control de los focos larvarios, en zonas de agua en las que la empresa Lokímica, la que contrató la Junta, ya ha señalado, como los propios imbornales del sistema de alcantarillado. Todo será supervisado por ese grupo de expertos y los técnicos de la propia Junta.
En esos casos, se intensificarán las campañas de comunicación a la población a partir de abril: para que, sobre todo personas inmunodeprimidas o con alguna enfermedad previa, eviten salir a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando los mosquitos están más activos, y, si lo hacen, lo hagan cubiertas de ropa, con repelentes y usen en casa mosquiteras y dispositivos para ahuyentar a los insectos.
Se insiste además, en que hay que renovar o evitar el agua estancada “peridoméstica”, la que se acumula en macetas, juguetes u otro tipo de objetos que se dejan al aire libre y que también son lugar de cría de mosquitos.
Cienfíticos, administraciones y universidades juntos
En el grupo de trabajo que ha elaborado este primer protocolo y analizará todos los datos, hay técnicos de la Dirección General del Medio Natural (por el control de aves silvestres, incluidas las migratorias); de Sanidad Animal (porque los caballos son la baliza, donde el virus del Nilo se suele detectar en primera instancia, aunque no transmiten la enfermedad a los mosquitos, sólo las aves infectadas lo hacen); del CSIC, vinculados a la Estación Biológica de Doñana y que –más allá de polémicas políticas– estuvieron implicados desde el primer momento, con todos los informes, en la lucha por atajar el brote; y otros expertos, como responsables del Plan de Prevención y Control de los Mosquitos de la Diputación Provincial de Huelva, con años de experiencia y notables resultados en ese campo; de la Universidad de Córdoba y Epidemiólogos de la propia Consejería de Salud y Familias.Como ejemplo de lo que se va a empezar a hacer también, Ameyugo recuerda que cada provincia andaluza ya cuenta con un centro de recuperación de aves silvestres, donde cualquier persona puede llevar a ejemplares heridos. Cuando se trata de especies amenazadas, se le hacen análisis exhaustivos, con los virus que pueden portar. Ahora, se hará a un mayor número, más representativo, y se pondrá en común también esa información. Lo mismo va a ocurrir con los controles veterinarios a equinos.
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