Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo

Los retos de la 'pandemia autista'

Una de las terapias grupales en la Udiate del Hospital Victoria Eugenia de Cruz Roja.

Una de las terapias grupales en la Udiate del Hospital Victoria Eugenia de Cruz Roja. / M. G.

Hablar del autismo como de una epidemia. En la Udiate del Hospital Victoria Eugenia de la Cruz Roja, un centro de desarrollo infantil de atención temprana en Sevilla concertado, detectan cómo año tras año aumenta el número de familias con menores que precisan sus servicios. "Hablamos de la pandemia autista porque cada vez hay más niños, están bastante afectados y, aunque las intervenciones dan bastante resultado, son niños que preocupan mucho y que necesitan de mucha gente formada", afirma la fisioterapeuta Ana Gómez, coordinadora de esta unidad en el hospital sevillano que atiende a niños desde su nacimiento hasta los 16 años. "El aumento es hasta tal punto de que en un aula de Infantil donde antes había un niño con autismo, ahora se ven cuatro o cinco con este trastorno", añade.

Y es que, el número de personas con trastornos de autismo se ha disparado. Según los últimos estudios, hace cinco años afectaban a una de cada mil personas y ahora a una de cada 150. No sólo son estadísticas. Lo corroboran los sanitarios y la causa puede estar en que se conoce más el trastorno y se hila más fino en los diagnósticos de discapacidad intelectual. Desde hace unos años, se habla de TEA, que engloba autismo, el antes llamado trastorno de desarrollo generalizado o el síndrome de Asperger. "Los casos son muy diversos, de ahí que se hable de espectro y no tienen una prueba genética o analítica de sangre que  haga el diagnostico. Por ello, ante cualquier sospecha de algún profesional sanitario que aprecie alguna alteración en el desarrollo de un niño, se hacen derivaciones a las unidades específicas para iniciar el abordaje", apunta la profesional.

El autismo no tiene cura. Sólo a través de una atención temprana se consigue "una mejoría importante de las habilidades del niño", concreta Ana Gómez. En esta línea, la investigación en TEA demuestra que la detección precoz y la atención temprana reducen el coste social, emocional y económico que implica para las familias y para la sociedad. "Cuanto antes se empieza a trabajar con estos niños, más calidad de vida tienen. Una intervención temprana es crucial para el moldeamiento de conducta, como también lo son las terapias grupales con otros niños, trabajar la interacción social, la psicología o el lenguaje porque todo ello va a determinar el desarrollo de unas habilidades para su etapa adolescente", explica Gómez, quien remarca que ese diagnóstico cada vez más temprano hace que los niños TEA diagnosticados ahora tengan unas oportunidades que otros niños que ya son adultos no tuvieron en su niñez.

Al no existir un tratamiento curativo, la atención a las personas aquejadas de este trastorno está centrado en una atención psicoeducativa, con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades y facilitarles herramientas para la autonomía personal. Para ello cuentan con un equipo multidisciplinar que plantea una dedicación integral con neuropediatras, logopeda, fisioterapeuta, psicólogo y educador social, además de enfermeros y auxiliares de clínica. En ese proceso, la experta destaca la importancia de la asistencia a la familia. "En general, estas familias viven en casa una situación muy estresante, que llega incluso a romperse, provocar divorcios o no aceptaciones de diagnostico. Una vez se asimila, también es muy duro porque hay momentos muy complicados ya que suelen ser niños a los que, por ejemplo, no se les invita a cumpleaños o no se les dan las mismas oportunidades entre el resto. Es una quimera hasta llegar al diagnostico y luego toda la atención", apostilla.

En la Udiate del Hospital de Cruz Roja, el 60% de las derivaciones son por trastorno del espectro autista. Han mejorado los recursos asistenciales, pero son insuficientes. "Hay que facilitar más la atención precoz, pues permite una mejor evolución. Y se debe poder hacer más seguimiento. Hay pocas aulas TEA en los colegios y el profesorado no está preparado ni tiene, a veces, los apoyos necesarios para este nuevo escenario", reconoce la profesional, que aprovecha el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo que se celebra este martes para hacer un llamamiento: "tenemos que darle entre todos más visibilidad y más oportunidades tanto de inserción en una primera etapa como laborales en la edad adulta a este colectivo en aumento".

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