Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Lens-Sevilla | Informe técnico
Toda la suerte que tuvo el Sevilla en Old Trafford hace unos meses le fue esquiva en Lens ayer, con el mismo árbitro como testigo, al heptacampeón de la Europa League. Si el equipo de Nervión ha descarrilado del frente europeo no es por el capricho de la fortuna, por supuesto que no. Es más: ese factor es menor ante la cascada de pecados, ninguno venial, de los dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas. Pero acudir a ese partido a vida o muerte con 14 bajas, lograr en los primeros 45 minutos que tu rival ni se acerque al área y verse zancadilleado y muy condicionado por un penalti en contra que el VAR debió anular reflejan que el plan no era malo. Pero qué plan es bueno si apenas contiene unos gramitos de pólvora. Los diez jugadores de campo apenas la contenían y Diego Alonso no supo, otra vez, rebuscarla y exprimirla.
La primera parte del Sevilla rozó la perfección defensiva. Con la línea de tres centrales lejos de Dmitrovic, Soumaré haciéndose el dueño de la zona ancha en los balones sueltos y divididos, y tanto Sow como Rakitic asegurando los pases (otra historia era cargarlos de veneno), la posesión de balón de los visitantes fue altísima y tampoco en las ocasiones en que el Lens pudo estirarse, que fueron muy contadas, los laterales largos, Frankowski y Aguilar, se proyectaron. Actuaron mucho más en tareas defensivas ante la insistencia sevillista... hasta el intermedio.
Luego, el entrenador de los franceses, Franck Haise, ordenó que los suyos salieran a apretar más arriba, forzaron el error entre Soumaré y Sow que acabó en el supuesto penalti y ya todo se le aclaró.
La marcada iniciativa sevillista, con un buen trato del balón desde atrás y asegurando los pases con limpieza ante un Lens replegado y que se encomendó a su velocidad, sólo le dio al inocuo equipo de Diego Alonso para forzar hasta siete saques de esquina en los primeros 36 minutos de partido. De ellos, todos botados por Rakitic (tres desde la derecha, cuatro desde la izquierda) sólo marcharon hacia el área con visos de peligro el primero (5 minutos, remata Sergio Ramos de cabeza y lo obstaculiza su defensor) y el sexto (peina Kike Salas al primer palo, no llega En-Nesyri en el segundo).
En la segunda parte, el Lens le discutió mucho mejor la posesión del balón al Sevilla con su eficaz adelantamiento de líneas y ya no hubo ni balón parado sevillista.
En situaciones posicionales, el fútbol de los aún campeones de la Europa League fue degenerando hacia una horizontalidad cada vez más marcada, pero todo pudo cambiar con una recuperación muy arriba (la sorpresa, pillar al Lens descolocado, sí abrió una vía) en la que Gudelj asistió a Pedrosa para que éste estrellara el balón en el palo. Lo dicho, ni suerte.
Su plan inicial pareció bueno. Pero en fútbol nada es bueno si al de enfrente no le hace ni cosquillas.
El cúmulo de factores negativos en el Sevilla llega a abrumar.
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