Las yeserías del Alcázar revelan sus secretos
La restauración de la decoración del Patio de las Doncellas saca a luz numerosas epigrafías y testigos de las diferentes actuaciones realizadas durante siglos.
Testigos de la historia. Los trabajos de consolidación que se están realizando para frenar el deterioro de las yeserías del Real Alcázar están deparando sorpresas. Los restauradores están encontrando a la luz numerosas epigrafías y firmas de las distintas personas que a lo largo de la historia han intervenido en esta decoración del Palacio del Rey Don Pedro, también conocido como Palacio Mudéjar. La mayoría de estas inscripciones se encuentran en el Patio de las Doncellas, la estancia que se encuentra en peor estado por estar a la intemperie y, por tanto, la que más ha sido intervenida desde que las yeserías comenzaron a instalarse en el siglo XIV. Los restauradores también han encontrado bajo las capas de cal restos de la decoración original del patio. La intención es realizar una cata más amplia para comprobar su estado y valorar si se puede rescatar en un futuro, cuando se acometa la restauración integral de estos espacios.
La intervención de urgencia en las yeserías del Palacio Mudéjar del Real Alcázar se encuentra ya, aproximadamente, acometida en un 50%. Se ha consolidado el Patio de las Doncellas y los restauradores se encuentran ahora trabajando en el Salón de Embajadores y estancias aledañas. "El Patio de las Doncellas es lo que está peor. Hemos encontrado más peligros de lo que veíamos desde abajo. Nunca se había hecho una intervención sistemática", explica Jesús Serrano, uno de los responsables de la actuación.
Al estar el Patio de las Doncellas expuesto a las inclemencias meteorológicas, es el que más intervenciones ha necesitado a lo largo de la historia. Cada una de las personas que se han encargado de estos trabajos han dejado su huella. “Han pasado muchas manos por aquí durante mucho tiempo. Todos ellos han querido dejar su huella de una manera sutil”. Una de las inscripciones más llamativas se realizó en el siglo XVIII utilizando las mismas epigrafías existentes. La leyenda, que se encuentra en una zona superior, mide casi cuatro metros y dice: "Renovó año 1760 por mano de los oficiales Juan de la Paz y Pedro Pa".
En otra de la zonas altas, tras una de la filigranas, hay escondido una inscripción que dice que los yesos fueron restaurados por Luis Rey en 1907. Este testigo se lo encontraron los restauradores tras iluminar la zona. En otra de las esquinas, casi tocando con el techo, se encuentran las iniciales L. R. J. R. En este caso, no aparece ninguna fecha que permita saber cuándo fue hecha. Otra de las técnicas sutiles empleadas para dejar huella en las yeserías ha sido el uso del lápiz. Así ocurrió lo hizo en el año 1919 el artista Juan Delgado. El Salón de Embajadores también cuenta con una inscripción en su lacería que pasa muy desapercibida. Dice: "San José 1858".
Además de todas estas referencias a intervenciones de restauración o mantenimiento, existe otra, del siglo XVI, que es una epigrafía de autor que identifica unos paños de yeserías como obra de Francisco Martínez en 1569.
Todos los colores que luce actualmente la decoración, que sobre todo se aprecia en el Salón de Embajadores, datan de la época de Isabel II. Esas tonalidades vivas distan mucho de cómo sería en origen, como resalta Jesús Serrano: "Todo eso es más moderno. La policromía era mucho más sutil, más neutra. Si esta zona había alguna inscripción la han tapado".
Aunque el Patio de las Doncellas presenta actualmente una tonalidad amarillenta por las sucesivas capas de cal que se han ido aplicando, que además engorda la propia talla del yeso, hay que imaginárselo con una policromías más suave y mucho más blanca: "Estaba totalmente decorado y policromado. Queremos hacer cata grande para ver la decoración. El día que se recupere va a suponer un cambio radical en su imagen, como sucedió con el Patio de los Leones de la Alhambra".
La intervención de consolidación también está constatando que las piezas que se encontraban en peor estado eran las que se encuentran insertadas, como las piñas, conchas o tachuelas. Muchas de ellas cuentan con una varilla metálica que causaba muchos problemas. Mientras que el Patio de las Doncellas las afecciones están ocasionadas por las inclemencias del tiempo, en el Salón de Embajadores el problema es estructural debido a la propias características constructivas. Hay algunas zonas que se han hundido un poco, lo que ha provocado el movimiento de los distintos planos de decoración con el consiguiente desprendimiento de pequeños fragmentos.
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