Las tareas pendientes del Parque de María Luisa de Sevilla
El Parque Blancanieves, el Pabellón de Telefónica siguen infrautilizados o en mal estado de conservación
Piden un órgano de gestión integral para el Parque de María Luisa
El Parque de María Luisa es uno de los espacios más visitados de la ciudad, tanto por los propios sevillanos como por todos los turistas. En general, su estado de conservación es aceptable, aunque de manera periódica sufre la lacra del vandalismo, un hecho que ha llevado a asociaciones para la defensa del patrimonio, como Adepa, a pedir una vigilancia constante en lugares tan delicados como la Plaza de España, la gran joya de la corona de este vergel y uno de los monumentos más visitados de la ciudad. En los últimos año, el Ayuntamiento ha acometido diversas actuaciones en el Parque, Bien de Interés Cultural (BIC), para mejorar su estado. Se han mejorado los accesos, se han reasfaltado los caminos interiores, no sin bastantes críticas por optar por el asfalto en lugar de por el albero prensado o el adoquín, más adecuados para una zona verde; y se ha restaurado de manera integral el magnífico Pabellón Real en la Plaza de América, aunque sigue pendiente su adaptación como espacio dedicado al padre del recinto tal y como hoy se conoce: Aníbal González. Pero hay otros enclaves que necesitan atención y, en algunos casos, una importante intervención para rescatarlos de su letargo. Es el caso de la Glorieta de Covadonga y sus pabellones próximos; y del Parque Blancanieves, que se encuentra abandonado desde hace años y en un estado deplorable.
La Glorieta de Covadonga se construyó en la entrada al recinto por la Avenida de la Borbolla, en un camino que unía las Plazas de España y de América. Se trata de una plaza elíptica que hace un canto a la creación de la cultura hispanoamericana. Cuenta con cuatro esculturas dedicadas al Trabajo, la Ciencia, el Arte y el Genio, las dos primeras realizadas por Delgado Brackenbury y por Coullaut Valera. “Son ideas reflejadas en esculturas. Eran una exaltación de la raza, pero no el sentido del pueblo elegido, sino como la mezcla de todas las razas por los padres de la Exposición”, señala Joaquín Egea, presidente de Adepa. Esos cuatro conjuntos escultóricos en principio se hicieron para el Palacio de las Bellas Artes, actual Museo Arqueológico, pero en 1919 ya estaban situadas en la Glorieta de Covadonga. En 1928 se instalaron unos bancos en esta bella plaza.
Tras las restauraciones realizadas en los últimos años, se eliminó el aparcamiento indiscriminado y se recuperó la glorieta como espacio de esparcimiento para propios y extraños. “Ahora mismo pide a gritos una fuente central porque es una plaza dura, inhóspita, con ese asfalto que nunca debió estar ahí. Sergio Harillo en Cultura de Sevilla ya pedía a Parques y Jardines una fuente en este lugar que podría estar dedicado a tidos los poetas y escultores sevillanos”.
En este camino dedicado a Don Pelayo que conecta las dos grandes plazas del Parque, existen unos pabellones de enorme interés que son muy desconocidos para la mayoría de los sevillanos. El primero de ellos es el Pabellón Domecq, el único industrial privado que queda de la Exposición Iberoamericana de 1929. Se trata de una joya de edificio octogonal realizado por Aurelio Gómez Millán, autor también del edificio Coliseo. En su interior cuenta con bellos paños de cerámica de Hohenleiter.
Ha tenido diversos usos. Fue centro de propaganda durante la Guerra Civil, sede de la Sección Femenina o Centro Meteorológico. Ahora está ocupado por Juventudes Musicales, institución que hace mucho por la cultura y la música clásica y lo mantiene. “Antes de los años 80 se hizo una importante intervención que modificó el aspecto del pabellón desapareciendo los pináculos y cerrándose ventanas”, advierte Adepa.
Otros edificio de gran interés es el Pabellón de la Prensa, que desde 1937 es el Colegio España. La idea de este espacio dedicado a la prensa fue de Cruz Conde. El inmueble, con una mezcla de elementos barrocos y renacentistas, fue reformado por Talavera Heredia para instalar el centro educativo.
En el camino a la Plaza de América se encuentra otro pabellón muy interesante: el de Telefónica. Fue el gran centro de comunicaciones durante la Expo del 29. Realizado en 1925 por Talavera Heredia, tiene forma elíptica y cuenta con tres edificios. Está influenciado por tres monumentos como son La Rábida, el Monasterio de Santa Paula (se ve en su portada) y San Isidoro del Campo. Hasta los años 80 estuvo ocupado por Telefónica. Tras unos años de decadencia, entre 1990 y 92 fue sede la Universidad Menéndez Pelayo. En 1998 se crea Forja XXI y se hace cargo del pabellón: “Arreglan el edificio en dos años, hasta que en 2014 desaparece. Ellos fueron fundamentales para la recuperación de la Plaza de España o el Parque Blancanieves”.
El alcalde, Juan Espadas, anuncia en 2018 que el pabellón volvería a acoger cursos de jardinería tras una inversión de 230.000 euros. “Sólo se ha utilizado en una pequeña parte. Sigue en deterioro. Los políticos no han cumplidos sus compromisos”, lamenta Joaquín Egea, presidente de Adepa.
A la espalda del Pabellón de Telefónica se encuentra el Parque Blancanieves, que formó parte de los jardines del recinto de la Exposición. En 1963 se divide el espacio en dos: el jardín y el parque infantil de tráfico, ambos destinados a los más pequeños. “Se inaugura en 1963 gracias al impulso de José Elías Bonell, que se trate la idea de Suiza. Es la plantilla municipal la que hace el parque, que cuenta con biblioteca, piscina al aire libre, juegos de mesa gigantes, kiosco para bebidas... Allí se sitúa la locomotora que recorría el interior de la Expo”.
En los años 90 empieza el declive del espacio. En el año 2000 se arregla por iniciativa de la Junta, pero vuelve a dejarse sin mantenimiento. Con la llegada de Forja XXI al Pabellón de Telefónica también se recupera el Parque Blancanieves con pérgolas, estanques, glorietas, jardines verticales. “Contaba con más de 400 especies vegetales de todo el mundo. Se le da el simbólico nombre de Joaquín Romero Murube. Más de 120 alumnos están implicados allí”. Con la desaparición de Forja XXI entra otra vez en decadencia. Desde 2018 se habla de su recuperación, incluso se aprueba una moción en el Pleno municipal por iniciativa de IU, pero sigue en un estado lamentable.
Junto a al Parque Blancanieves está el Parque Infantil de Tráfico, en el que aprendieron las normas viales básicas tantos sevillanos. En el año 2007, el Ayuntamiento inició una mejora fallida. Tras una inversión de más de 250.000, la Junta declara ilegal el edificio de dos plantas que se estaba construyendo e impone una multa de 121.000 euros. El parque vial se recupera finalmente en la etapa de Zoido, pero actualmente está infrautilizado.
Muy cerca, frente a la entrada de la Capitanía General, se encuentra otra de las vergüenzas de la zona: un antiguo jardín que es hoy un solar abandonado y aparcamiento indiscriminado. “Eso tiene que desaparecer. Ahí se puede hacer un aparcamiento subterráneo y ajardinar la zona como estuvo en su momento”, indica Joaquín Egea, presidente de Adepa.
Todos estos espacios requieren atención y cuidados por ser parte de un BIC de la importancia del Parque de María Luisa y suponer, además, un enorme atractivo para sevillanos y turistas.
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