San Jacinto: una peatonalización con polémica

Cómo hemos cambiado | Calle San Jacinto

El primer tramo de la arteria trianera perdió el tráfico y ganó un sinfín de bares

Transitar por esta zona se ha convertido en un ejercicio de alto riego a algunas horas

La venera se abre a nuevos públicos

Cómo hemos cambiado | San Jacinto
Cómo hemos cambiado | San Jacinto / Juan Carlos Muñoz

De principal nudo de conexión con el Aljarafe a bulliciosa calle peatonal. La trianera calle San Jacinto ha experimentado una profunda renovación en los últimos años, al menos en su primer tramo, el que discurre entre el Altozano y Pagés del Corro. A finales del año 2010, siendo alcalde el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, la vía fue objeto de una importante transformación que fue acogida con tantos elogios como críticas, fundamentalmente de los vecinos. Casi 15 años después, se puede afirmar que San Jacinto se ha convertido en una calle ocupada principalmente por la hostelería (hasta 17 se pueden contar en el tramo primero) y con una ordenación un tanto caótica en la que conviven a duras penas los peatones con los ciclistas o patinetes eléctricos. El segundo tramo, entre Pagés del Corro y San Martín de Porres, conserva su ambiente de barrio y cuenta con más comercios de toda la vida. No obstante, el Ayuntamiento anunció hace unos meses que el carácter peatonal se iba a imprimir a toda la calle.

Cómo hemos cambiado. Calle San Jacinto. / Juan Carlos Muñoz

Los principales beneficiarios de la peatonalización han sido los establecimientos de hostelería. Han crecido exponencialmente en el primer tramo de la calle. La mayoría responden al nuevo concepto de tapeo, aunque sobreviven históricos como la Taberna Miami o la Cervecería La Grande. Uno de los negocios que lleva más tiempo abierto, desde 1936, es la Farmacia Gastalver. Actualmente la regenta Consuelo Gastalver. Su opinión sobre el estado actual de la calle es muy negativo: “Ha ido a peor. Sólo hay bares con muchas mesas y sillas. La mayoría de los negocios antiguos ha cerrado. El alquiler de los locales ha subido una barbaridad y hay que vender mucho para hacerle frente”.

Hace 25 años la calle San Jacinto se preparaba para la coronación canónica de la Virgen de la Estrella. Ahora, el aniversario de este acontecimiento que tuvo lugar el 31 de octubre de 1999 es visible en las diversas colgaduras que ya adornan la calle. La capilla de la Estrella, precisamente, también ha sido objeto de una transformación. Frente al templo sobreviven otros dos negocios con solera. Uno de ellos es el taller de joyería Chauvín. Allí, Reyes, muestra su pesar por la pérdida de identidad sufrida: “Se han cerrado bastantes comercios antiguos. Cada vez que se cierra un local antiguo abre un bazar chino o un bar”. Junto, el Asador de pollos La Estrella, que abrió en 1977, sigue haciendo las delicias de propios y extraños. Para ellos, como explica Isabel Roldán, la peatonalización ha sido para bien: “Al principio pensábamos que no, pero para los negocios ha sido bueno. La proliferación de apartamentos turísticos también nos ha venido bien. Los turistas también vienen a comprar”. Otro negocio clásico de este punto es la Joyería Santa Ana, aunque ha reducido su espacio en los últimos años.

Negocios en la calle San Jacinto.
Negocios en la calle San Jacinto. / Juan Carlos Muñoz

La oficina de Correos de la esquina de Pagés del Corro cerró hace unos años. El edificio está pendiente de un uso. A punto de desaparecer ha estado el ficus de la parroquia de San Jacinto, árbol emblemático que forma parte del imaginario de todos los trianeros y sevillanos. Aquí comienza el segundo tramo de San Jacinto, con sus grandes adoquines de Gerena. Un pequeño azulejo recuerda que un día existió la confitería Filella. Sobrevive la Lidia más adelante. “Aquí nació mi romería”, reza el azulejo de la Hermandad del Rocío de Triana. Dos promociones de viviendas, una en cooperativa se desarrollan en la calle. Otros dos azulejos recuerdan la construcción del Saeta, que protagonizó el primer vuelo a reacción de España, en la factoría de Hispano Aviación; y la antigua y prestigiosa fábrica cerámica de Ramos Rejano, en el IES Triana. Pasado glorioso de un barrio.

Los puestos de venta los podemos encontrar en la calle Peñaflor. Muy cerca está la Mercería Mely desde 1964. Su propietaria no quiere ni oír hablar de la peatonalización de este tramo: “Espero que no. Las personas mayores no llegan a las zonas peatonales”. La calle San Jacinto conserva la tienda de fotografía del popular Gabriel Sánchez Gasán. Cerró la Freiduría Sevillana, una de las mejores que ha habido. La Cruz Roja es hoy el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa. La Estrellita sigue abriendo a deshoras para dar desayunos. El tranvía 314 que los trianeros cogían para ir a la Magdalena ha vuelto a la Plaza de San Martín de Porres. Por tener, San Jacinto cuenta con un hotel de cinco estrellas gran lujo en un bello edificio regionalista.

Cómo hemos cambiado. Calle San Jacinto. / Juan Carlos Muñoz
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