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¿Cuál es la capacidad de respuesta de las murallas de Sevilla ante una amenaza?

Un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad Pablo de Olavide revela que las fortificaciones del Alcázar son las más vulnerables

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La vulnerabilidad de las fortificaciones de Sevilla. / Departamento De Infografía.

La humedad y la geotecnia suponen la mayor peligrosidad para la muralla de Sevilla. Esa es una de las conclusiones que se extraen del Estudio de las fortificaciones urbanas del centro histórico de Sevilla, realizado por un grupo de investigación de la Universidad Pablo Olavide (UPO). Este equipo multidisciplinar ha analizado trece puntos de la cerca defensiva de la ciudad y del exterior del Alcázar para determinar las principales amenazas a las que se enfrentan: siendo la ascensión de agua subterránea por capilaridad el principal peligro. Las humedades afectan al 90% de los lienzos de muralla analizados.

¿Cuál es el grado de vulnerabilidad de las murallas de Sevilla ante las amenazas? Esta es la pregunta que ha respondido este grupo de investigación perteneciente al departamento de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la UPO formado por Rocío Ortiz Calderón, Mónica Moreno Falcón, Javier Becerra Luna, Samuel Corona Corrales y Pilar Ortiz Calderón. Trabajan para lograr una mejor conservación preventiva de los monumentos identificando sus potenciales problemas y adelantándose a esos riesgos. "Nuestro grupo lleva unos años analizando las peligrosidades del entorno del patrimonio y su vulnerabilidad. Este estudio analiza la muralla urbana y la cerca exterior del Alcázar. Peligros catastróficos como terremotos o inundaciones y otros más cotidianos, como el tráfico o el viento", explica Rocío Ortiz Calderón. El trabajo, que ha sido publicado en la revista del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) forma parte de la tesis doctoral de Mónica Moreno.

Fortificaciones estudiadas y grado de vulnerabilidad global. Fuente: Dpto. de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la UPO. / Dpto. de Infografía

La vulnerabilidad de las fortificaciones urbanas de Sevilla ha sido entendida como "la capacidad de respuesta que presentan ante una situación de amenaza". Los datos han sido obtenidos a partir de los análisis efectuados por Mónica Moreno, Pilar Ortiz y Rocío Ortiz (2019) según el modelo de vulnerabilidad

ART-RISK 1 (Ortiz, Macías-Bernal y Ortiz 2018). Para ello, las fortificaciones fueron divididas en unidades arquitectónicas mínimas y se analizó la vulnerabilidad en función del estado de conservación comprobado en las inspecciones realizadas en 2018 y 2019.

Los tramos analizados han sido: la Puerta de la Macarena, Muralla de la Macarena, la Puerta de Córdoba, Jardines del Valle, muralla del Callejón del Agua, muralla de la Judería, exteriores del Alcázar, muralla de la Plaza del Cabildo, el Postigo del Aceite, la Torre de la Plata, la torre Abdelaziz y la Torre del Oro. Las variables de peligrosidad ambiental incluidas, por su posible afección a las murallas, han sido la erosión por lluvia, las precipitaciones y las heladas. Las variables de peligrosidad estructural incluidas han sido la sismicidad, las inundaciones, la permeabilidad, la ascensión capilar y la geotecnia. La erosión por viento y el tráfico han sido incluidas como variables informativas, si bien no han sido consideradas en el cálculo por no ser variables continuas en todo el espacio urbano.

Una joven camina por el acerado junto a la Muralla de la Macarena. / Juan Carlos Vázquez

Es la entrada del Real Alcázar el tramo que presenta una mayor vulnerabilidad, "debido sobre todo a la mayor complejidad arquitectónica y diversidad de fábricas que presenta". Los resultados la califican de "muy vulnerable". A continuación, hay tres zonas con una debilidad "moderada": la muralla de la Macarena, la del Callejón del Agua (Alcázar) y la de los Jardines del Valle. Con vulnerabilidad "leve" están los tramos de la Torre de la Plata, la Puerta de Córdoba, la Plaza del Cabildo, la Torre de Abdelaziz, la Torre de la Plata y la Torre del Oro. Por último, con un grado de vulnerabilidad "muy leve" están el lienzo de la Judería, la Puerta de la Macarena y el Postigo del Aceite.

"Estos resultados del índice de vulnerabilidad, unidos al análisis multi-escenario mediante SIG, se presentan como modelos útiles para monitorizar las amenazas, especialmente las hídricas y el acceso de agua por capilaridad desde el subsuelo como uno de los procesos a tratar para la conservación de las murallas en Sevilla", señala el estudio.

El paseo de ronda de la muralla que desemboca en la Torre de la Plata. / M. G.

Debido a la orografía de Sevilla, gran parte de las estructuras (la Torre del Oro, el tramo de la Macarena, la Plaza del Cabildo, la Torre de la Plata y la Torre de Abdelaziz) están ubicadas en espacios urbanos de alta peligrosidad por ascensión capilar. Este problema, además, aumenta por los pavimentos que impiden la correcta transpiración del terreno. "Estas humedades afectan al 90% de los lienzos analizados en su parte baja por la ascensión capilar y en la parte alta por la acción de la lluvia. Las técnicas actuales permiten que se pueda tratar utilizando materiales y técnicas que presentan una mayor permeabilidad", indica Rocío Ortiz.

La Torre del Oro y la Muralla de la Macarena, más afectadas por el tráfico

Mientras que el centro de Sevilla es considerado "un punto de baja peligrosidad sísmica"; la geotecnia del terreno muestra unos niveles de riesgo medio "que aumentan su peligrosidad en las zonas cercanas al cauce del río Guadalquivir". Otro elemento que afecta a la correcta conservación de los elementos analizados es el tráfico, por su efecto contaminante y nocivo. La Torre del Oro y la Muralla de la Macarena son los tramos que se encuentran en un entorno de mayor peligrosidad por estar junto a avenidas que soportan una gran cantidad de tráfico. "A pesar de ello, las zonas ajardinadas y paseos que las bordean han ejercido una función de barrera protectora y durante el estudio no se observaron patologías directamente relacionadas con el tráfico, como costras negras, en estos tramos".

Las murallas del Alcázar de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Los tramos más afectados por la contaminación del tráfico rodado se ubican en aquellas zonas en las que existen aparcamientos cercanos a la muralla, como la Torre de la Plata o el lateral oeste del tramo de la Macarena. "En el caso de Alcázar y sus zonas colindantes, la restricción del tráfico en esta zona ha contribuido a que este problema no fuera a mayores", añade la investigadora.

Vulnerabilidad por tráfico. Fuente: Dpto. de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la UPO. / Dpto. de Infografía

En cuanto a la erosión del viento de los tramos analizados, el de la Macarena es el que presenta orientaciones más expuestas a este efecto. "Su ubicación en avenidas amplias, lejos de edificaciones que lo protejan de los efectos dañinos del viento, aumenta el riesgo de sufrir deterioro por erosión".

Vulnerabilidad por la erosión del viento. Fuente: Dpto. de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la UPO. / Dpto. de Infografía

El análisis de amenazas efectuado identifica que las precipitaciones medias anuales y la intensidad de las lluvias pueden agravar los fenómenos de erosión en las zonas altas de la muralla, "el riesgo asociado se puede considerar medio-bajo, y puede que se incremente en las zonas más vulnerables por estar ya dañadas". Posibles desastres, como inundaciones, heladas y amenazas sísmicas, tienen un nivel bajo-medio de peligrosidad, si bien deben ser monitorizados en las zonas de vulnerabilidad estructural, con fracturas y fragmentaciones. "De los tramos analizados, los más cercanas al río, como la Torre del Oro, la Torre de la Plata o la Plaza del Cabildo son los que están sometidos a amenazas mayores".

Vulnerabilidad por ascensión capilar. Fuente: Dpto. de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la UPO. / Dpto. de Infografía

Patologías detectadas durante los análisis

El trabajo también recoge pormenorizadamente las patologías detectadas por el equipo durante las inspecciones y su frecuencia de aparición según los tramos. La presencia de biocostras (95%) y manchas de humedad (91%) son los indicadores más comunes, seguidos de la erosión (89%). "Su frecuente localización en la parte baja de torres y lienzos de terrenos ajardinados y asfaltados se asocia al agua por capilaridad. Los procesos de arenización y desplacados, observados en un 56%, también pueden ser generados por al ascenso de agua por capilaridad. Estos deterioros suelen estar localizados en los estratos inferiores de las hiladas de tapia intervenidas y aparecen asociados a manchas de humedad y biocostras".

En relación con la presencia de grietas, un 48% de las zonas analizadas presenta fracturas. Se trata de fracturas verticales, ubicadas en los puntos más débiles estructuralmente como uniones de muros, apoyos del sistema de almenado o en estructuras no intervenidas. Los depósitos superficiales, asociados a la presencia de contaminantes, afectan sólo a un 28%. "Los tramos más afectados son los ubicados cerca de aparcamientos y en los exteriores del Alcázar y su presencia puede estar asociada al intenso tráfico en la zona antes de la peatonalización de esos espacios".

La muralla de la Plaza del Cabildo. / José Ángel García

Todos estos resultados obtenidos permiten identificar, según una escala de riesgos de tipo semáforo, los espacios que suponen una mayor peligrosidad para la conservación de las estructuras analizadas, para compararlos con los patrones de degradación actuales y la vulnerabilidad de las estructuras. Actualmente desde este mismo equipo están introduciendo un tema muy novedoso en patrimonio, el uso de los recursos satelitales y el análisis estadístico de grandes volúmenes de datos espaciales para poder establecer herramientas que sirvan a los gestores del patrimonio para una mejor conservación futura.

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