Museos de Sevilla: un gran potencial por explotar
Pese al enorme potencial y a la gran calidad, arrastran cierres por obras deficientes y una gestión muy cuestionable
La triste realidad de los museos de Sevilla
Mucho por hacer. Sevilla no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad española en lo que a espacios museísticos se refiere. La capital de Andalucía podría equipararse perfectamente con Madrid y se encontraría a mucha distancia de Málaga, una ciudad que ha sabido explotar a la perfección sus espacios en los últimos años. Pero a pesar de que Sevilla tiene todo lo necesario para ser un referente, la realidad es que la gestión de sus museos deja mucho que desear, estando algunos de ellos en una situación de precariedad absoluta. Hace unas semanas, este periódico repasaba la situación de los espacios vinculados a la Junta de Andalucía y el Estado, que no pasan tampoco por su mejor momento. Ahora es el turno de evaluar la situación de los de titularidad municipal, que si bien cuentan con menos medios, merecen estar en una situación mucho mejor que permita crear una auténtica red de potentes espacios culturales de distintas temáticas. Material hay para ello.
Uno de esos espacios singulares es el llamado Centro del Mudéjar, en la Plaza Calderón de la Barca, trasera a Omnium Sanctorum, en la Feria. Para su creación, se rescató un interesante palacio en ruinas. En el año 2002 culminaron las obras de rehabilitación de esta casa que perteneció a los marqueses de La Algaba aprovechando el Plan Urban. La construcción, original de de 1474, es muy interesante, con una escalera portentosa y distintos espacios de interés. En su interior, su impulsor, Juan de Guzmán, reproduce la Torre de los Guzmanes, construcción familiar en la cercana localidad algabeña. El palacio se amplía en el siglo XVI mediante la compra y anexión de casas. Llegó a contar con una tribuna elevada que conectaba con la vecina iglesia de Omnium Sanctorum.
El decadencia comienza en torno a 1850. Buena parte del patrimonio del palacio fue expoliado. En 1990, el Ayuntamiento compra las ruinas y realiza una modélica rehabilitación. La inauguración del Centro del Mudéjar la hace el alcalde Zoido en 2013. Con edificios de relevancia cerca, como San Luis de los Franceses, San Marcos, Santa Marina, San Gil y la basílica de la Macarena con la muralla islámica, el Centro del Mudéjar debería jugar un papel mucho más relevante en la cultura de la ciudad. El espacio cuenta con piezas interesantes provenientes de la colección arqueológica municipal, pero debe arrancar de manera definitiva y tener mucha más vida. Uno de los problemas es que pesa más su apertura como oficinas que como museo. No obstante, el Ayuntamiento organiza distintas actividades de manera periódica, pero su papel como espacio expositivo sobre el mudéjar, estilo tan importante en la ciudad, queda muy diluido.
Otro edificio con una historia asombrosa que no está lo suficientemente explotado turística y culturalmente es el Castillo de San Jorge. La entrada del Alcázar permite también el acceso a este edificio, una buena idea adoptada por el Ayuntamiento que también destina recursos provenientes del palacio a su mantenimiento, aunque de momento los resultados no se hayan dejado ver. La historia del Castillo de San Jorge es muy atractiva. Aquí se ambienta la ópera Fidelio de Beethoven y se cree que pudo morir el escultor Pietro de Torrigiano. Sus inicios datan de la época de dominación almohade. Ya en la época cristiana se entrega a la orden de San Jorge. Desde 1481 a 1785 se convierte en sede de la Inquisición. Entre 1800 y 1803 es demolido casi completamente. En 1823, se inaugura el mercado de Triana. El año 2004 supuso un punto de inflexión para este enclave. Se inaugura el nuevo mercado. La del castillo fue en 2009. Las deficiencias de su construcción han motivado que desde entonces no se haya podido disfrutar de este lugar en todo su esplendor.
Tras un periodo de cierre, hace unos días se ha vuelto a abrir. Ha sido gracias al plan turístico para el barrio de Triana, que inauguró un punto de información para el visitante en el Castillo de San Jorge, un espacio recuperado que permitirá, "más que captar turistas, orientar a éstos por distintos contenidos culturales poco aprovechados hasta ahora", apuntaba el Ayuntamiento. De hecho, las instalaciones estarán abiertas a partir de las 10:00 y mostrarán al visitante "un primer acercamiento" al legado arquitectónico de la que fue durante 300 años sede del Tribunal de la Inquisición en Sevilla, un patrimonio que el Ayuntamiento de Sevilla está restaurando para su próxima apertura, abundaba el Consistorio.
Esta apertura, insistía el Ayuntamiento, refuerza también la marca Sevilla, al potenciar una de las imágenes más tradicionales de la ciudad. Triana tiene una marca reconocida internacionalmente, es un barrio con una identidad propia, valores culturales y una dilatada tradición flamenca, alfarera y de edificios singulares que dan pie a una "oferta turística propia". Tras la apertura del punto de información, los nuevos pasos serán la señalización de itinerarios turísticos por el barrio. Una buena iniciativa que puede ser un punto de inflexión.
El Antiquarium, bajo el complejo de las setas de la Encarnación, es otro complejo municipal muy interesante. Su génesis, como la del Metropol Parasol, se remonta a muchas décadas atrás. Las obras para construir el nuevo mercado de la Encarnación, que contaba con unas instalaciones provisionales desde 1973 tras derribarse la anterior plaza de abastos, comenzaron en 1990. Unos años después aparecen los restos arqueológicos y se paralizan. Así se llega al 2004, cuando se convoca un concurso internacional para construir un nuevo edificio. El proyecto ganador, las famosas setas, contaba con la firma de Jürgen Mayer.
Los restos hallados en el subsuelo de la Encarnación van desde la época romana hasta el siglo XX, entre ellos había estructuras del convento que daba nombre al lugar. De los 46 mosaicos encontrados, sólo hay expuestos 12. El resto están almacenados y necesitarían de una restauración para que su exhibición.
Pese a que el Ayuntamiento realiza distintas iniciativas en el Antiquarium y que anunció una actualización relacionada con el nuevo Plan Turístico de la ciudad, la realidad es que no acaba de arrancar. "Debería ser una cripta extraordinaria. Necesita una fuerte inversión. Nos tememos que dentro de unos años se cierre completamente", lamenta Joaquín Egea, presidente de Adepa.
El Centro Cerámica Triana es otro espacio que nace de la gran idea de honrar el pasado alfarero de la ciudad pero que a la hora de su desarrollo ha sido un fracaso. Surge tras el cierre de la fábrica de cerámica Santa Ana. En julio de 2014, tras un inversión conjunta de la Junta y el Ayuntamiento, se abre. Desde entonces ha arrastrado importantes problemas, como el de la climatización, que ha llevado a su cierre en varias ocasiones. Pesa a ser un edificio muy interesante que repasa la historia de la cerámica trianera, de una importancia capital, y de contar con una notable colección, la situación el centro es cuanto menos deprimente.
El resumen es muy claro. A pesar de contar con unas condiciones extraordinarias y un potencial increíble, la situación de los museos de Sevilla deja mucho que desear, independientemente de la administración que los gestione. "Sevilla podría ser una de las ciudades de museos más importantes de España. Tanto por calidad como por cantidad. Hay que aprovechar todo lo que tenemos. Pero la situación actual sólo se puede calificar de cutre", insiste Egea.
Junto a estos museos hay que sumar los militares, las magníficas salas de conventos e iglesias, los espacios de las hermandades, el taurino de la Maestranza, el museo del Flamenco... "Con inversiones y un buen mantenimiento se daría un gran impulso a la cultura de Sevilla, la primera ciudad del mundo en los siglos XV y XVI. Necesitamos un plan estratégico para estos museos y que cuenten con los medios adecuados. Tanto los sevillanos como los turistas podrían disfrutar mucho de ellos". Los ingredientes están. Sólo falta el impulso definitivo.
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