La hora de la capillita de San José
Urbanismo aprueba el proyecto de intervención para la recuperación de las pinturas y la decoración tras años de espera
Los capuchinos trabajan en la búsqueda de la financiación para poder llevarla a cabo
“Cuando esté el dinero se podría comenzar al día siguiente”. Así de contundente se muestra fray Eduardo Rodríguez, superior de los Capuchinos en Sevilla, sobre la recuperación de las pinturas murales y elementos decorativos de la capillita de San José. La comunidad ha dado importantes pasos en los últimos meses en favor de una intervención que lleva años proyectada. Tras la consolidación el año pasado de las pinturas para frenar su alarmante deterioro, el proyecto de intervención redactado por la empresa especializada Ágora, cuenta ya con el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico y con la licencia por parte de la Gerencia de Urbanismo. Mientras tanto, se sigue buscando la financiación necesaria, para lo que se espera contar nuevamente con la ayuda del Ayuntamiento, y se están ultimando las obras civiles en el céntrico y muy visitado templo.
“Tener el proyecto aprobado para nosotros era importante para cuando llegue el dinero. Lo hicimos para poder solicitar la distintas ayudas. Nos reunimos con el alcalde para pedirle que lo estudiaran y viéramos si íbamos en la dirección correcta. Seguimos trabajando en la búsqueda de la financiación pero eso no va a ser un problema”, explica fray Eduardo Rodríguez.
En los últimos años, la comunidad capuchina ha dado pasos decisivos para la recuperación no sólo estética de la capillita de San José, sino también para su consolidación estructural. Estas obras, que dirige el arquitecto Lucas Espinosa de los Monteros, fueron identificadas en la ITE y concernían a la reparación de algunos forjados. Tras comenzar, ha habido que ampliar el proyecto básicos tras constatarse otras necesidades, como señala el religioso: “Vimos la necesidad de hacer, por ejemplo, un baño accesibles que nos demandaban muchas personas”.
Tras las obras de conservación de los forjados, cubiertas y la mejora de la instalación eléctrica acometida, ha llegado ya el turno de las pinturas murales y el resto de los elementos decorativos del templo fundado por el gremio de los carpinteros y decido a los capuchinos hace algo más de un siglo. La Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente autorizó hace unos días la ejecución del proyecto de conservación y restauración de los retablos, pinturas murales y revestimientos decorativos a los que se trata de devolver de este modo su espléndida visión anterior al gran incendio de 1931. Los graves daños sufridos en el templo a causa de ese fuego y los posteriores problemas de humedad presentados, tanto por filtración como por capilaridad, han afectado durante décadas de manera determinante a estos elementos que, si bien han tratado de repararse someramente con algunas actuaciones de repintado y barnices, no han sido objeto hasta el momento de un proyecto de recuperación apropiado, más allá de su fijación.
Las intervenciones más relevantes en el templo se han dirigido en cambio hacia la reconstrucción de las bóvedas derrumbadas, en un primer momento, y a paliar daños estructurales y de conservación de la capilla, en los últimos tiempos. Esta última intervención, realizada entre los años 2018 y 2019 y valorada en 111.000 euros, contó con el apoyo financiero de la Gerencia de Urbanismo, que sufragó el 75% de la misma mediante una subvención de 85.000 euros.
El proyecto ahora autorizado se ha presentado como un reformado del anterior con licencia concedida y plantea una recuperación global de las pinturas murales y de los revestimientos decorativos de yeserías y maderas doradas. Las primeras, datadas en el siglo XVIII, se extienden por todas las bóvedas, linternas, lunetos, coro y zona exterior del sotocoro y, bajo el órgano. Representan escenas de la vida de la Sagrada Familia y elementos concretos del oficio de San José, titular de esta capilla.
En cuanto a los revestimientos decorativos, conformados por yeserías y madera dorada de estilo barroco-rococó del siglo XVIII, la proliferación de estos elementos se funde con la propia decoración del retablo mayor y retablos del crucero y de las naves, generando un conjunto de extraordinaria belleza.
Los trabajos propuestos han sido presupuestados por la empresa Ágora en 666.000 euros y se acometerían por fases, como explica fray Eduardo Rodríguez: “Yo pedí que se pudiera hacer así también porque es mejor a la hora de buscar ayudas económicas. Se trata de altares, azulejos, rejas, el órgano, o la misma bóveda o capilla mayor, que también se han fraccionado”. Así también se expresa Juan Aguilar, el restauradores responsable del proyecto: “Se puede fasear por años. Es fácilmente divisible. Lo importante es que la intervención de emergencia se completó y se frenó la pérdida constante de la capa pictórica. Ahora entraríamos en la tarea de recuperar estéticamente la capillita”. La restauración se acometería mediante una serie de andamios y plataformas que permitirían que el templo se mantuviera abierto al culto.
Estado de conservación
El conjunto de la capilla presenta actualmente un estado de conservación que es consecuencia de una historia material condicionada por tres factores principales: el grave incendio del inmueble en 1931; las importantes filtraciones de agua introducidas por la linterna y las ventanas del crucero; y las consecuentes intervenciones de reparación y restauración. A estas tres hay que sumar otro factor menor: el uso constante del conjunto como lugar de culto y el envejecimiento natural de los materiales.
Tras el fuego de 1931, la capilla quedó destruida en gran parte. Con las vigas del tejado carbonizadas en el suelo, junto con restos de las pinturas murales y mobiliario. Se derrumbó gran parte de la bóveda de la nave (dos tercios) causando grandes quemaduras en las pinturas murales y decoraciones del crucero, retablos y revestimientos decorativos. Todo el conjunto quedó oscurecido por el humo de combustión.
Por su parte, el agua ha entrado con profusión principalmente desde la linterna y desde la ventana del crucero del lado de la Epístola, donde todavía se aprecian grandes goteras y escorrentías que han causado gran deterioro en las pinturas murales. Así mismo el agua ha penetrado por las grietas estructurales de mayor tamaño, como la que se observa en uno de los ángulos del crucero. Las patologías de la edificación han acarreado, en un conjunto decorativo adaptado a ésta, que cualquier alteración en la consistencia del edificio repercute en la obra interior, detalla el proyecto de intervención.
Además, los movimientos estructurales en el terreno, motivados en general por desplazamientos naturales o terremotos, han ocasionado grietas que han tenido una repercusión negativa inmediata en la decoración.
Los principales daños provocados por el incendio y por el aguase han subsanado reconstruyendo las bóvedas derrumbadas, limpiando las zonas más oscurecidas y repintando lo más llamativo de las faltas, en una tonalidad muy oscura en general.
También se acometieron numerosas reparaciones y repintes en los retablos, pinturas murales y demás bienes muebles, así como barnices que se han oxidado con el tiempo.
Por su parte, los enlucidos y blanqueos en la nave y el coro y las restauraciones periódicas realizadas, deben encuadrarse dentro de los desgastes propios por el uso del templo.
Tratamientos propuestos
Los trabajos de restauración se extenderán por el crucero, la nave, el coro y el sotocoro. En general, tanto las pinturas murales y las existentes sobre lienzo como los revestimientos de yesería y madera serán sometidos, en primer lugar, a la limpieza y consolidación de sus materiales y soportes originales y, posteriormente de reintegración volumétrica y cromática. Las intervenciones se completarán con la aplicación de las oportunas capas de protección.
El criterio será el de recobrar, en lo posible, los conjuntos decorativos que se conservan. Para ello será necesario recuperar primero las propiedades físicas estables de los materiales originales. A excepción de los paramentos de la nave, después de la consolidación de los estratos originales del soporte, base de preparación y capa cromática, se procederá a la eliminación de suciedad, hollín, barnices oxidados, repintes, estratos ajenos al original, así como de los elementos añadidos ya obsoletos.
La reintegración volumétrica y cromática tendrá como fin conseguir la unidad de los elementos dentro del conjunto y restablecer una coherencia y lectura espacial ordenada. Para ello se tendrán, como límite, los criterios actuales aceptados internacionalmente para éste tipo de operaciones: respeto a la historia material del conjunto, a la huella del paso del tiempo y a la identificación de las reintegraciones que se realicen. Las reintegraciones de antiguas restauraciones que no conserven original subyacente, se consolidarán y se reintegrarán críticamente (mediante una técnica discernible) para poder ser reintegradas al conjunto decorativo ya limpio. En el caso de las reintegraciones cromáticas de las grandes faltas del crucero se recurrirá a los archivos fotográficos que se tienen, empleándose, en todo caso una técnica identificativa de las nuevas reintegraciones.
Con esta nueva intervención, esta joya del barroco declarada Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional desde 1912 recobrará al fin estos elementos artísticos que tanta belleza y singularidad imprimen a este impresionante conjunto, un ejemplo más del valioso patrimonio arquitectónico con el que cuenta la ciudad de Sevilla.
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