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La hora de los Jardines de San Telmo

Sucesivos gobiernos municipales han anunciado proyectos de revitalización para esta zona estratégica de gran valor histórico, patrimonial y turístico

Un trabajador municipal abre la cancela que conduce al Lope de Vega. / Juan Carlos Vázquez

Un espacio patrimonial de primer orden que no puede esperar más. Ha llegado la hora de actuar en los antiguos jardines de San Telmo, un espacio que cuenta con una gran cantidad de edificios y pabellones de sum interés, una interesante historia y que, además, tiene un enorme potencial para atraer a sevillanos y turistas y para convertirse en una zona de esparcimiento y para la cultura. Los antiguos jardines de San Telmo se encuentran junto a bienes culturales tan importantes como la Plaza de España, el monumento más visitado por los turistas, el propio Parque de María Luisa, o la antigua Fábrica de Tabacos, pero llevan años ofreciendo una imagen de degradación, con aparcamientos indiscriminados y buena parte de los edificios y jardines en un estado lamentable.

Desde hace años se han anunciado a bombo y platillo importantes proyectos para revalorizar esta zona. Aún se recuerda el "Central Park sevillano" del alcalde Juan Ignacio Zoido. El último anuncio lo hizo hace justo un año el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz: tres millones de euros de inversión para peatonalizar y reordenar un espacio que estará vinculado a la cultura y la ciencia.

La historia de esta zona de la ciudad es bastante rica. Los frailes Dieguinos construyeron en 1580, en el llamado entonces Camino de Cádiz, se monasterio. La situación aproximada era la de los actuales bares Citroen y la Raza, por eso la glorieta recibe el nombre de San Diego. El cenobio alcanza gran importancia, pero por los problemas graves de inundaciones, el monasterio es abandonado y se trasladan a San Pedro de Alcántara, en la actual calle Cervantes. Ya en el siglo XVIII, un ciudadano inglés instala una fábrica en el lugar dejado por los frailes. Esta persona cede parte de los terrenos para el primer cementerio inglés de la ciudad, otra muestra de la relevancia histórica del entorno.

Parte de la Glorieta de San Diego. / Belén Vargas

En 1849, el Duque de Montpensier adquiere diversos terrenos y huertas junto al Palacio de San Telmo, que había pasado a ser de su propiedad. La intención es desarrollar toda una serie de jardines, un Versalles a la sevillana. Uno de los árboles que plante el duque son los naranjos con el propósitos de vender sus frutos. Cuando el duque de Montpensier muere en 1893, la duquesa, la infanta María Luisa Fernanda, cede a la ciudad los terrenos de la Huerta de la Mariana y al Arzobispado de Sevilla el Palacio de San Telmo y sus jardines más cercanos.

La configuración actual del espacio empieza a tomar forma en el año 1926. El Ayuntamiento solicita al Arzobispado el terreno ocupado por las antiguas huertas y el convento de San Diego para levantar varios de los pabellones de la Exposición Iberoamericana de 1929. Allí se construyen los de Estados Unidos, Chile, Perú, Uruguay y el de Sevilla, compuesto por el Lope de Vega y el Casino. Junto a estos pabellones se sitúan otros edificios de importancia entre la Avenida de María Luisa y La Rábida, como el Costurero de la Reina, la propia glorieta de entrada al recinto, el Pabellón de Cristal, la Madrina o la casa de los jardineros. Varias décadas después de terminar la Expo del 29, entre 1958 y 1980, en este lugar se realiza la Feria de Muestras Iberoamericana, que tiene todavía su eco en el Festival de las Naciones. El espacio ya empieza a sufrir una degradación importante.

El antiguo Pabellón de Estados Unidos, hoy sede de la Fundación Madariaga. / Juan Carlos Vázquez

De los grandes pabellones que se construyeron para 1929, el de Estados Unidos, tras ser consulado, pasó a formar parte de la Fundación Madariaga. El de Chile, de estilo art decó, es la Escuela de Arte; el de Uruguay, neobarroco, forma parte del patrimonio de la Universidad de Sevilla; el de Perú, construido en estilo colonial, es la Casa de la Ciencia. El Costurero de la Reina, construido en 1893 por Juan Talavera y de la Vega para acoger al cuerpo de guardia de acceso al Palacio de San Telmo, tras ser oficina de turismo, permanece cerrado y sin uso.

Junto al pabellón de Estados Unidos se encontraba el Teatro Juan de la Cueva. En la década de los años 60 del siglo XX fue derribado. Décadas más tarde se construyó la Biblioteca Infanta Elena. El Pabellón de Cristal y sus alrededores se encuentran en un estado lamentable. Aquí se encontraba la glorieta de acceso a los jardines el palacio. El Pabellón de la Madrina, que recibe este nombre por Carmen Polo que ejerció como tal durante su inauguración, fue realizado por la Sociedad Nuevo Casino, que se trasladó desde la calle San Eloy. Posteriormente, entre 1972 y 1987 fue sede de la Hemeroteca Municipal. Tras acoger la delegación de Medio Ambiente se encuentra sin uso.

El Pabellón de la Madrina, actualmente sin uso tras dejarlo libre Medio Ambiente. / Juan Carlos Vázquez

En los Jardines de la Madrina, la espalda del Lope de Vega y del Casino, se encuentran desde el curso 1990-91 unas caracolas que fueron instaladas de manera provisional para dar cabida al gran número de estudiantes de Derecho de la Universidad de Sevilla. Aunque el problema de la saturación de los alumnos desapareció con el traslado de la facultad al campus de la Pirotécnia, las caracolas provisionales permanecieron. Actualmente son ocupadas por varias bandas de música tras cederles su uso el Ayuntamiento.

Las caracolas en los Jardines e la Madrina. / Juan Carlos Vázquez

Con este panorama, sucesivos gobiernos municipales han anunciado grandes proyectos para revitalizar estos espacios y devolverles todo su esplendor eliminando las caracolas, los aparcamiento, reordenando los espacios, etcétera. Zoido, tras pregonar un gran proyecto, se limitó a pequeños arreglos y micropeatonalizaciones. En 2016, el Pleno aprobó una gran reforma. En abril del año pasado, el gobierno local daba a conocer otro gran proyecto de mejora y dinamización de los antiguos jardines del Palacio de San Telmo. El Ayuntamiento informaba que los 27.000 m2 de espacios libres de este enclave estratégico, declarado todo el sector como Bien de Interés Cultural, serían objeto de una serie de trabajos de mejora urbanística y paisajística para convertirlo en un nuevo polo de actividades lúdicas, artísticas, culturales y educativas.

La ruina del antiguo Pabellón de Cristal. / Juan Carlos Vázquez

Entre las actuaciones destacaban la eliminación de los aparcamientos interiores y de la circulación de vehículos privados por todo el recinto, la demolición de edificaciones en desuso y sin valor, la eliminación de cerramientos varios que dificultan el libre tránsito entre los espacios y la construcción de cerramiento único para conferir al espacio una imagen unitaria. Junto con estas acciones, también se contemplaban mejoras en la accesibilidad, del alumbrado público y de la vegetación existente. La propuesta elaborada recogía revalorizar los restos de los antiguos jardines del Palacio de San Telmo, crear nuevas zonas de agua y, repavimentar todo el recinto con nuevas solerías continuas de diferentes tonalidades, a través de las que se puedan definir diferentes espacios que puedan albergar distintos usos. Todo ello generando nuevas conexiones con el Parque de María Luisa.

Recreacion de la zona tras la reordenación. / M. G.

De los tres millones de presupuesto, la mitad se destinaría a la remodelación del espacio y el resto a rehabilitar el Lope de Vega, fundamentalmente sus cubiertas. Las obras, según se anunció, comenzarán este año.

El tiempo corre y los antiguos Jardines de San Telmo siguen esperando. Ya no se puede esperar más. Ha llegado la hora de que este espacio con tanta historia recupere todo su esplendor para que pueda ser disfrutado por los sevillanos y todos los que visiten la ciudad.

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