Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
¿Cuánto costaron las bebidas que consumieron los Reyes Católicos en una de sus visitas a la ciudad? ¿Y los vestidos que usaron los regidores para recibirlos? ¿Qué infraestructura se llevaba cada año una suma considerable para su mantenimiento?La vida cotidiana reflejada al detalle a través de sus cuentas. El Archivo Municipal de Sevilla acaba de concluir la catalogación de los llamados Papeles del Mayordomazgo, una fuente documental única que relata cuánto acontecía en la ciudad desde principios del siglo XIV (1310) a la última década del siglo XVI (1591), cuando Sevilla se había convertido en una de las ciudades más importantes del mundo, puerto y puerta de América. Ahí están reflejados todos los gastos de la ciudad con los documentos que lo respaldan, por lo que no sólo se trata de asientos contables. La información que ofrecen es valiosísima y sirve para conocer en profundidad cómo era esa urbe que abandonaba la Edad Media y se adentraba en la época moderna. Una de las conclusiones que han extraído los investigadores es que la ciudad ya tenía algunos de los problemas que persisten en la actualidad.
“Lo excepcional de esta documentación es que no se conserva en ningún archivo. Una vez que se rinde la cuenta o se efectúa el pago, se suele destruir pasados unos años. Aquí hemos tenido la suerte de que se depositaron los papeles en el convento de Capuchinos y fueron rescatados a finales del siglo XIX”, explica Marcos Fernández, jefe del servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones que ha coordinado la catalogación.
La persona que se dio cuenta de la importancia histórica de esta documentación fue el erudito José Gestoso, al que tanto debe Sevilla, que trabajaba en el archivo municipal. Publica en 1891 un pequeño libro llamado Los Reyes Católicos en Sevilla, 1477-1478. Por primera vez salen a la luz los documentos de los Papeles del Mayordomazgo que relatan cómo fue la visita de los monarcas a la ciudad.
En la recepción del cabildo municipal a los reyes se gastó un total de 134.734 maravedís sólo en la adquisición y compostura de los ricos vestidos que debían llevar los regidores para presentarse ante sus majestades. A esta cantidad le añadieron 803 maravedís para la compra de antorchas y luminarias, más otros 642 maravedís que costaron las bebidas que los regidores consumieron en la puerta de la ciudad por donde accedieron. “Estos gastos suponían un auténtico quebranto para la hacienda local. En la esa época los salarios, o ‘quitaciones’ más altos que pagaba el mayordomo concejil a los miembros del cabildo correspondía a los alcaldes mayores, con funciones judiciales de alto nivel. Cada uno de los ellos percibía 28.000 maravedís anuales. Las cifras pueden considerarse muy altas, pero estos gastos suntuarios no eran ningún lujo sino un símbolo de respeto hacia los reyes”, subraya Marcos Fernández.
Tras esta primera irrupción de Gestoso, que utilizó en sus trabajos la documentación de los mayordomos en 1891, seguido de otros historiadores como Nicolás Tenorio (1896) o Ramón Carande (1925), el estudio y catalogación de los Papeles del Mayordomazgo fueron retomados, en 1968, por Francisco Collantes de Terán. Este estudioso comenzó la publicación de la catalogación de los documentos fechados entre 1310 y 1431 en una primera fase finalizada en 1980, saliendo a la luz tres volúmenes.
En un segundo periodo, iniciado en 2011 y concluido en la actualidad, se han publicado otros diez volúmenes, abarcando los años 1432 a 1591. En esta última fase, realizada por Débora Kirschberg Schenck y coordinada por Marcos Fernández con la colaboración del personal del Archivo del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla, se ha pretendido ofrecer, a través de la catalogación sistemática, un orden similar al que debió tener en su momento la documentación de los mayordomos sevillanos.
En total, las dos fases de catalogación han deparado la publicación de 13 volúmenes donde se describen 24.818 documentos de índole económica gestionados por el mayordomo mayor del Concejo de Sevilla. El trabajo desarrollado por el mayordomo era básicamente cobrar, arrendar bienes y rentas; pagar mediante libramientos lo acordado en las reuniones capitulares y, en tercer lugar, al finalizar el desempeño de su oficio, los mayordomos estaban obligados a presentar ante quienes fiscalizaban la contabilidad y ante el cabildo toda la documentación pertinente que justificara los ingresos, los gastos y el balance entre las dos cantidades.
El mayordomo era una persona muy acaudalada que tenía que presentar unos avales muy potentes, para que si las cuentas no cuadraban, se hiciera cargo del desfase. “La ciudad entonces ya era parecida a la de ahora. También tenía muchos problemas. Tenemos un documento que explica quien cobra del Ayuntamiento. Desde el asistente (alcalde) al carpintero o los oficiales de la pestilencia. Lo que refleja es cómo era el día a día, por eso ofrece tanta y tan valiosa información”.
Los documentos revelan que no había gastos culturales por parte del cabildo. Lo que más se le parecía era la celebración de “la Fiesta”, que no era otra que la celebración del Corpus Christi, con una importancia capital por aquel entonces. “El Ayuntamiento pagaba los entablamentos o la ornamentación de las calles”. También se hacía cargo de los festejos organizados con motivo de la visita de algún rey: “Eso causaba muchos problemas en las cuentas”.
La ciudad tampoco empleaba mucho dinero en obras públicas. Los documentos recogen algunos correspondientes al “adecentamiento de las calles”, que se hacía mediante un enladrillado. Sí se atendía el abastecimiento de agua que llegaba de Alcalá de Guadaíra.
Los gastos en educación también era mínimos. “Se le pagaba a algunos maestros o a los físicos (médicos). Había uno de beneficencia, otro en la cárcel, pero era algo muy anecdótico. Poco a poco la administración local va ampliando estas cuestiones”, relata el jefe del servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones.
La primera preocupación del cabildo en aquellos tiempos era una infraestructura vital: el puente de barcas, única conexión de Sevilla con el barrio de Triana: “Era un auténtico quebradero de cabeza permanente. Cada año sufría desperfectos y los gastos para repararlo eran constantes y muy grandes”.
Los Papeles del Mayordomazgo detallan con todo lujo de detalles cómo fue la construcción de la casas consistoriales, un edificio renacentista de enorme interés artístico y operativo, ya que supuso la desvinculación física de los dos cabildos, civil y eclesiásticos, que compartían hasta entonces el Corral de los Olmos. “Puedes ser el monumento mejor documentado de Europa. Se han conservado los pagos casi a diario de los jornaleros, las carretadas de piedras...”. Algunos de estos materiales, como muestran los documentos, llegaban en carretas de bueyes desde Espera (Cádiz).
A partir de los años 70 del siglo XVI, Sevilla, pese a que era una de las ciudades más importantes de Europa, se encontraba en una situación muy precaria por los continuos préstamos que exigía la Corona y por la mala organización existente. Por ello, el cabildo adoptó una decisión muy actual: “Se creó una comisión para estudiar este problema. La decisión fue llamar a uno de los contadores de los grandes comerciantes. Así desarrollaron un sistema de contabilidad por partida doble que se llevaba en libro. También se conserva en el archivo, pero sólo se anotan las cantidades. Los documentos dejan de existir”. Sevilla fue, por tanto, la primera institución en adoptar la contabilidad por partida doble.
Para el delegado de Hábitat Urbano, Turismo y Cultura del Ayuntamiento, Antonio Muñoz, este proyecto responde al “compromiso del gobierno municipal con el patrimonio de la ciudad y con la cultura” que se está reflejando en distintas iniciativas y actuaciones que se han puesto en marcha durante los últimos años a al través del archivo municipal dependiente del ICAS.
La catalogación de los Papeles del Mayordomazgo se puede consultar actualmente, con cita previa, en la sede del Archivo Municipal. Próximamente también estarán disponibles a través de la web del ICAS. La intención es que en un futuro también se puedan consultar on-line las 150 cajas con documentos.
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