Los secretos de las Casas Consistoriales
La última restauración en la fachada renacentista desvela arcos y vanos sellados y descubre restos de policromías y oro en las esculturas y capiteles
Restos de policromía en las esculturas, un arco oculto, el hueco de una antigua ventana, testigos de fechas... Son algunos de los secretos que ha revelado la restauración de la fachada oeste del Ayuntamiento, concluida hace aproximadamente un mes. Con esta intervención, y las anteriores realizadas en las Casas Consistoriales, se ha conseguido proteger y asegurar las zonas renacentistas realizadas por Diego de Riaño en el siglo XVI con su rica y vasta decoración. Gracias al programa Abierto por obras desarrollado por el Patronato de Real Alcázar para dar a conocer las obras de restauración que se acometen -las de las Casas Consistoriales corren a cargo de los fondos del Alcázar- los sevillanos han podido conocer de mano de Lola Robador, arquitecta responsable de los trabajos, todos los detalles de la última intervención y de las anteriores llevadas a cabo en el Ayuntamiento.
La última actuación en la fachada se corresponde con el tramo levantado en el siglo XVI a instancia del emperador Carlos, transformado en el XIX por Balbino Marrón y Demetrio de los Ríos, cuando se construyen, por ejemplo, la fachada de la Plaza Nueva, el Salón Colón o la gran escalera. Sevilla se había convertido en la capital del mundo y el emperador quiso dotar a la ciudad de una Casa Consistorial acorde con este hito que sustituyera al obsoleto Corral de los Olmos. "El edificio es emblema del imperio y Carlos V busca a los mejores para su construcción. No era el más grande, pero en categoría y belleza era sobresaliente. Llama a Diego de Riaño, que era el Norman Foster de su época y en la decoración intervienen escultores de la talla de Roque de Balduque y Esteban Jamete, que hacen esculturas de una calidad excepcional", explicó Lola Robador durante una de las visitas realizadas ayer.
Las primeras estancias del Ayuntamiento se adosan al desaparecido convento Casa Grande San Francisco. La entrada al edificio era por la puerta del Apeadero. Por ahí se accedía a la Sala Capitular Baja. A través de una escalera se llegaba a la Sala Capitular Alta, ambas profusamente decoradas: "Se adopta la tradición de las casas sevillanas de tener un comedor de invierno y uno de verano". La sala de fieles ejecutores, donde se impartía la justicia, disponía de una entrada independiente.
La piedra con la que está construida la fachada se encontraba muy ennegrecida y alterada por la acción del agua y agentes como el CO2 y el azufre. La primera intervención consistió en limpiar toda la superficie. Las piezas que estaban sueltas, que eran muchas, se catalogaron y guardaron y se fijaron posteriormente mediante varillas de acero inoxidable. Una vez limpia la fachada, se procedió a su protección sellando grietas, microfisuras, juntas y recomponiendo los sillares en mal estado. "Hemos quitado yesos y cementos que son elementos extraños y nunca se deben usar para proteger".
Las esculturas se han limpiado y consolidado pero no se le han añadido los trozos desaparecidos: "Si faltaba algún dedo no lo hemos repuesto. Queríamos ser muy respetuosos con las esculturas del XVI para preservar su gran valor. Tienen una riqueza extraordinaria. Cuando estaban los andamios era verdaderamente emocionante poder recorrerlos y ver lo bien trabajada que están las esculturas. Parecía que estábamos en el Louvre". Las cornisas se encontraban en muy mal estado. Al ser planas no evacuaban bien el agua, por lo que se ha colocado una pequeña pieza de piedra inclinada, con las mismas características, para que el agua resbale y no se queda estancada.
Gracias a la intervención se ha podido constatar que la fachada tenía una capa de protección realizada con un micromortero de cal pigmentado: "La protegía ante las inclemencias, como el agua o los agentes contaminantes. Le daba mucha luminosidad. Era un acabado dorado de gran belleza que acentuaba las luces y las sombras dando más volumen". También se ha hallado policromía en algunas esculturas y capiteles: "Colores azules, rojos y oro para darle más vida". La limpieza de la piedra también ha permitido descubrir el hueco de una antigua ventana de la Sala Capitular. "La sellaron, bien porque entraba mucha agua o porque no funcionaba bien". En lo que era el compás del convento se ha hallado un arco que estaba oculto y cuyo testigo es ahora perfectamente visible: "Pudo ser un hueco que diera luz a la sala de fieles ejecutores. Sí sabemos que daba al exterior".
En distintas fases, el equipo de Lola Robador ha devuelto el esplendor a las primitivas estancias de las Casas Consistoriales, como las dos salas capitulares y hermosísima escalera que las une, uno de los mejores exponentes del Renacimiento español, la Sala de los Fieles Ejecutores, o el Apeadero. Después de la última intervención en la zona del arquillo, quedan por restaurar los tramos de la ampliación del siglo XIX, como la fachada de la Plaza Nueva, cuyos zócalos, por ejemplo, están muy deteriorados. Tras la Navidad, los andamios volverán al Ayuntamiento para tratar el tramo norte de la fachada de la Plaza de San Francisco.
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