Antigua iglesia de San Hermenegildo de Sevilla: 15 años del cierre de una joya
El templo fundado en el siglo XVI por los jesuitas, que fue cuartel y Parlamento de Andalucía, sigue cerrado y sin visos de una rehabilitación próxima.
Esta semana se retomarán las actuaciones para adecentar las fachadas
Un edificio de gran valía artística e histórica. La iglesia del antiguo colegio de San Hermenegildo, en la Plaza de la Concordia, sigue a la espera de una recuperación integral que nunca llega. Con una historia muy destacada, y con múltiples usos en sus casi cinco siglos, este templo desacralizado fue cerrado hace 15 años y así permanece. En estos tres lustros, las distintas corporaciones municipales, con alcaldes tanto del PSOEcomo del PP, sólo han dado tímidos pasos para reabrirlo y darle una utilidad que lo mantenga en buenas condiciones. Ha habido instituciones que se han interesado por su cesión, pero el alto coste de la restauración necesaria, ha deparado que nunca fructificara. En los últimos años se han encargado estudios para conocer su estado real y se han anunciado intervenciones para, al menos, adecentar las fachadas. Estos trabajos comenzaron antes de la Navidad, pero quedaron inconclusos. Unos carteles instalados en la calle anuncian que se retomarán la próxima semana.
La antigua iglesia de San Hermenegildo es uno de esos edificios de Sevilla cuya restauración y apertura se demora sin fin. Nunca acaba de concretarse y, mientras tanto, el deterioro del edificio sigue aumentando, y con ello el coste la reparación, para desesperación de las asociaciones que defienden el patrimonio y velan por su salvaguarda. Por ello, Adepa ya anunciado que va a pedir la inclusión de San Hermenegildo y otros cuatro monumentos en peligro en la Lista Roja del Patrimonio que abandera Hispania Nostra.
La historia de San Hermenegildo se remonta al último cuarto del siglo XVI. Reinaba en España Felipe II y la incipiente Compañía de Jesús buscaba la construcción de un colegio en Sevilla. El lugar elegido para levantarlo es cercano al de otros enclaves jesuíticos en Sevilla, como la Casa Profesa, situada en la calle Laraña (templo de la Anunciación), o el colegio inglés de San Gregorio Magno, del que queda el templo el mismo nombre en la calle Alfonso XII.
Estos proyectos de los jesuitas en Sevilla se levantan prácticamente en los mismos años. En el caso de San Hermenegildo, las obras en la iglesia y el convento las dirige Juan Bautista Villalpando. “Se trata de uno de los más grandes teóricos de la arquitectura del XVI. También construye la Catedral de Baeza. Él escribe una obra en la que recrea los espacios que pudo tener el templo de Salomón. Es compañero de Herrera y en el Escorial reproducen esa idea”, señala el historiador y presidente de Adepa, Joaquín Egea.
A esta gran figura que se encuentra tras la iglesia se unen otras dos. Alonso de Vandelvira, que diseñó la portada, aunque no hay una certeza absoluta; y Herrera El Viejo, que entre 1619 y 1620 haría las yeserías, uno de los elementos más delicados y destacados de la construcción. La planta del templo se inspira directamente en la sala capitular de la Catedral de Sevilla, es elíptica y se enmarca en un trapecio recto próximo al rectángulo. La cubrición se resuelve mediante cúpula ovalada. Al edificio se le adosó una pieza rectangular, tras la apertura de la nueva plaza, que permitiría construir la fachada a la misma.
El alzado interior se articula en dos plantas con arcos apoyados en pares de pilastras entre las que se disponen unos nichos u hornacinas que acogieron en sus inicios imágenes de barro de los apóstoles y padres de la Iglesia. El interior queda coronado por una cúpula ovalada que cierra la composición. La clave de la cúpula está adornada por una cartela también elíptica con la imagen del Niño Jesús de la cual irradian doce nervios decorados con motivos vegetales, cabezas de ángeles y figuras de santos en hornacinas. Aunque de estilo manierista, esta decoración se aventaja en los primeros pasos del Barroco.
¿Por qué San Hermenegildo?
Hay que centrarse en la figura de Felipe II para entender la dedicación del nuevo templo de la Compañía de Jesús, como explica Egea: “Felipe II no era un rey cualquiera. Tenía un pensamiento muy complejo y quería vincular plenamente la monarquía con la herencia hispánica. Por ello se remontan a los orígenes del reino, a los visigodos. Había que buscar un rey católico y elige a Hermenegildo, hermano de Recaredo. Con San Hermenegildo aúna la religión católica y la monarquía más antigua de Europa. El rey compartía esa idea del humanista Ambrosio de Morales”.
Ese concepto del ideal católico y monárquico se traslada a Sevilla, donde se crea la Orden de San Hermenegildo, que también se difunde por otros lugares de España. Argote de Molina es una de las personas que impulsa la orden, pero el principal es el monarca, que nació además el día de San Hermenegildo, y fomenta el culto. “No es extraño, por tanto, que los jesuitas se decantaran por este nombre. Así buscaban también el apoyo económico que necesitaban”, arguye Egea.
El Ayuntamiento de la ciudad va a dedicar una parte de los impuestos a ayudar a la Compañía a construir el nuevo colegio. Los jesuitas habían explicado en una carta que existía esta necesidad puesto que tenían un millar de alumnos en lista de espera. “Ahí surge una polémica, puesto que una serie de jurados (concejales) de la ciudad solicitan que se abra un expediente por el dinero que se iba a dar a los jesuitas. Señalan que el colegio iba a ser para niños ricos denunciando que el hijo del asistente, o el de otro concejal, eran jesuitas”, advierte Egea. Al final el Ayuntamiento acuerda rebajar la cuantía del dinero y obliga a los jesuitas a atender también a los niños con menos recursos.
El declive
Los jesuitas pierden su fuerza en el siglo XVIII, cuando se identifican como la oposición conservadora frente a la ilustración. En la década de los 60 fueron expulsados y se produce la exclaustración. Fernando VII devuelve las instalaciones a la Compañía, aunque se pierden definitivamente con la Desamortización. San Hermenegildo acogió, por ejemplo, al mítico regimiento de artillería Soria 9. También fue sede el Parlamento de Andalucía, hasta su traslado al Hospital de las Cinco Llagas. En ese momento, San Hermenegildo pasa a manos municipales.
La iglesia, que venía siendo usada como sede para exposiciones, se cierra definitivamente en 2006. “Hemos visto que el interior está completamente abandonado. Lleno de excrementos de palomas y nos preocupan las cubiertas”, advierte Egea. En todos estos años de clausura se han realizado diversos estudios para ver el estado y el coste de la restauración, el último en 2019. Antes de las Navidades se inició una intervención para adecentar las fachadas que continuará esta semana tras un problema con el cajón de obras, algo que no es suficiente para los conservacionistas: “Lo importante son las cubiertas y el interior. En los presupuesto no hay nada para la recuperación de San Hermenegildo, un edificio que es BIC desde 1959 y que es de los más interesantes de la ciudad. Esperamos que algún partido político pregunte qué está pasando”.
Una rehabilitación de 1,6 millones de euros
El estudio patológico encargado por el Ayuntamiento ha determinado que la cimentación y los muros portantes están funcionando correctamente y los forjados unidireccionales tanto del cuerpo rectangular moderno, como del cuerpo de la iglesia están globalmente funcionando bien, a excepción de un par de ellos que deben ser reforzados.
La intención del gobierno de Espadas es abrir un periodo para la recepción de propuestas de recuperación de este espacio como equipamiento. Urbanismo pondrá a disposición pública el informe patológico para que los promotores lo conozcan y presenten sus proyectos. El coste sólo de las obras rehabilitación se calcula en 1,6 millones de euros.
Uno de sus posibles usos que barajó en su día fue el de acoger la sede del Consejo de Cofradías, que lo emplearía también para crear un museo o hacer exposiciones. Bajo la presidencia de Adolfo Arenas, con Zoido como alcalde, se hicieron visitas y se valoró la cesión. El alto coste de la restauración hizo que se descartara esta opción que devolvería el esplendor y la vida al gran templo que fue de los jesuitas.
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