La triste advertencia de Patrimonio sobre el regionalismo sevillano
La Comisión califica de "simple decorado urbano" la propuesta para actuar en las fachadas de un edificio de Aníbal González en la Avenida.
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Una afirmación que llama la atención al provenir de quien debe velar por el mantenimiento de un estilo único y característico. La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico ha advertido en uno de sus últimos dictámenes que las fachadas de “estilo sevillano”, es decir, regionalista, han perdido su sentido arquitectónico con la reforma a las que se están sometiendo estos edificios para convertirse se una “simple decoración urbana”. Semejante aseveración se produce en la valoración del proyecto para la reforma de la antigua sede del Banco Popular en la Avenida de la Constitución esquina con García de Vinuesa en un hotel.
No es la primera vez que este órgano autonómico que vela por la protección del patrimonio en Sevilla realiza advertencias de esta índole. Hace unos años, ponía el foco en la enorme proliferación de mobiliario urbano de todo tipo en el casco histórico e instaba a su unificación y, sobre todo, a eliminar los elementos que no fueran imprescindibles. Ahora la Comisión se detiene en un hecho que las asociaciones que velan por la protección del Patrimonio, como Adepa, vienen denunciando desde hace años: la pérdida de personalidad y carácter de la ciudad.
El edificio sobre el que se pone el foco es uno de los más característicos de la Avenida, junto al de la Adriática o el Coliseo España. Situado en la esquina con García de Vinuesa se trata de una casa diseñada por Aníbal González, padre de la Plaza de España, a principios del siglo XX para el marqués de Villamarta a la que se une la que hizo Espiau para Juan Bautista Calvi. Las dos edificaciones acabaron agregadas con el paso del tiempo sin que se conozca la fecha exacta de la unión. El edificio que fue residencia de Álvaro Dávila, marqués de Villamarta, está fechado entre 1915 y 1917. La fachada es de estilo regionalista con detalles neobarrocos y destaca el torreón volado que remarca la esquina de la construcción y sirve para acoger las escaleras desde la planta segunda hasta la cubierta. El ladrillo, la cerámica y el hierro forjado son sus elementos definitorios, como no podía ser de otro modo. También se conserva la fachada de la vivienda adyacente, diseñada por José Espiau y Muñoz entre 1913 y 1915 para casa particular de Juan Bautista Calvi. Su estilo también regionalista contiene detalles neoclásicos y neobarrocos. En el año 1982 se transforman en la oficina del Banco Popular Español, agregándose todas las parcelas en una sola y se conservó solo la primera crujía. Todo lo demás fue demolido.
En su valoración del proyecto básico reformado y refundido Patrimonio sugiere: “Se entiende que la actuación ahora propuesta tiene potencia suficiente para intentar que los elementos definitorios de las crujías originales estén presentes y sean fácilmente identificados en el nuevo edificio. Todo ello como forma de dotar de un sentido más arquitectónico el hecho de simple decoración urbana en la que han acabado las fachadas de “estilo sevillano”, recuperándose, además, casi de manera íntegra el loteo de la apertura de la Avenida”.
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