Nervión: cuando los adefesios se comen las viviendas regionalistas

Urbanismo

Asociaciones conservacionistas piden que se proteja la tipología de casa-jardín y no inmuebles de manera singular para evitar la destrucción y la especulación

Una protección para el regionalismo sevillano más allá de los propios edificios

Patrimonio avala la protección de otro de los chalets originales de Nervión

Dos de los edificios que se levantan actualmente en la calle Goya.
Dos de los edificios que se levantan actualmente en la calle Goya. / José Ángel García

Un catálogo incompleto y deficiente y un gran afán especulativo. El viejo barrio de Nervión sucumbe a las nuevas construcciones sin alma ni personalidad. Poco queda ya de aquel proyecto de barrio ideado por Aníbal González que partía de un gran eje situado en la Gran Plaza que se distribuía a través de grandes avenidas y pequeñas y arboladas calles perpendiculares en las que los protagonistas eran las bellas vivienda de tipo regionalista con sus zonas verdes. Un paseo por las calles de Nervión muestra cómo durante las últimas décadas, y sobre todo en los últimos años, se han disparado las pérdidas de estos chalets. En su lugar, se han levantado edificios impersonales que colmatan las parcelas y desvirtúan completamente la zona. Pese a que el Ayuntamiento ha elaborado un catálogo de protección, su supervivencia está más que amenazada porque no se entra en el fondo de la cuestión.

La destrucción de viviendas regionalista en el barrio de Nervión, concretamente entre los límites que marcan el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, al oeste; la Ronda del Tamarguillo, al este; la Avenida de Eduardo Dato, al sur; y la calle Luis Montoto, al norte, es una práctica que no cesa. Un paseo por esas calles muestra un sinfín de obras para levantar edificios residenciales de varias plantas donde antes había un chalet de una o dos alturas con sus zonas verdes circundantes, propias y características del tipo de construcción que se hizo en el barrio durante las primeras décadas del siglo XX. Las calles Goya, Rico Cejudo, Cardenal Lluch, Beatriz de Suabia, Cristo de la Sed y muchas otras, son el escenario de esta destrucción que si bien es legal, porque la normas urbanísticas y el PGOU de la ciudad así lo permiten, pero que está acabando con la fisonomía de uno de los barrios más característicos de la ciudad.

El chalet que existía en el número 26 de Rico Cejudo.
El chalet que existía en el número 26 de Rico Cejudo. / M. G.
La nueva construcción de Rico Cejudo 26.
La nueva construcción de Rico Cejudo 26. / José Ángel García

La Gerencia de Urbanismo ha elaborado en los últimos años un catálogo de protección sobre el barrio que no ha dejado a nadie satisfecho. Se han incorporado más de 70 inmuebles pero no se ha ido al fondo de la cuestión, como han estado reclamando las asociaciones conservacionistas, especialmente Adepa. Según exponen, era de vital importancia proteger y respetar la tipología más allá de los edificios. “Se trata del concepto de ciudad jardín. El catálogo no sirve para nada y contribuye a seguir perpetrando el destrozo de la ciudad. Se está protegiendo a los propietarios y a las constructoras. La inclusión de 70 inmuebles en el catálogo significa que se deja que en todas las restantes se pueda hacer lo que se quiera. El barrio es una unidad y no se puede hacer cualquier cosa. Eso es lo que hay que preservar y se está destruyendo. El fracaso de este PGOU es estrepitoso y tendría que modificarse en profundidad”, sostiene Joaquín Egea, presidente de Adepa.

Chalet desaparecido en Beatriz de Suabia 74.
Chalet desaparecido en Beatriz de Suabia 74. / M. G.
El nuevo 76 de Beatriz de Suavia.
El nuevo 76 de Beatriz de Suavia. / José Ángel García

En el Plan General de Sevilla del año 1963 se incluía el barrio de Ciudad Jardín y la barriada de Huerta de Santa Teresa, pero se legaliza la elevación a cuatro plantas de sus inmuebles, salvo las edificaciones que daban a las avenidas, en las que se permiten seis plantas. En la adaptación del PGOU de 1982, al igual que el de 1987, se revisan las calificaciones para lograr un mayor grado de conservación. El PGOU de 2006, además de incorporar algunos edificios en el catálogo periférico, sigue planteando el término “conservación tipológica” que no ha parado la destrucción del barrio.

El antiguo 57 de Alejandro Collantes.
El antiguo 57 de Alejandro Collantes. / M. G.
El nuevo 57 de Alejandro Collantes.
El nuevo 57 de Alejandro Collantes. / José Ángel García

Desde Adepa se pide que haya unos criterios obligados para el barrio de Nervión que, además, cumplirían la sentencia del Tribunal Supremo que estimaba que algunos planes sectoriales de la ciudad incumplían las leyes de patrimonio por permitir modificaciones de la trama urbana, de las alineaciones o de elevación. Estas exigencias se concretan en: el mantenimiento del volumen edificado, el mantenimiento de las alienaciones interiores y exteriores, respetando las zonas ajardinadas o libres en la parcela, el mantenimiento de las fachadas, y la preservación y uso de los materiales propios del regionalismo, como son los herrajes, las carpinterías de madera o la cerámica.

El antiguo número 60 de Cristo de la Sed.
El antiguo número 60 de Cristo de la Sed. / M. G.
El nuevo número 60 de Cristo de la Sed.
El nuevo número 60 de Cristo de la Sed. / José Ángel García

En los últimos meses, Adepa, la asociación Ben Basso, la asociación Retiro Obrero y vecinos a título particular, bajo la dirección del aparejador José María Cabeza, ex conservador del Alcázar; y de Víctor Fernández Salinas, profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla, han estado trabajando en un estudio de los barrios de Santa Teresa, Barrio León, el Tiro de Línea y el Retiro Obrero para su inclusión en el Catálogo Periférico del Conjunto Histórico. Su finalidad es la de actuar de forma preventiva y evitar la destrucción a la que están siendo sometidas las características arquitectónicas de estas zonas, con el levantamiento de nuevas construcciones que no encajan en la historia ni en la tipología de estos barrios.

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