Torre de Don Fadrique: una historia de leyenda dentro de un palacio inacabado
La construcción forma parte de la primera residencia palatina cristiana que se hace en Sevilla tras la Reconquista
La Torre de Don Fadrique abre este mes de julio a las visitas tras su restauración
La Torre de don Fadrique revela sus secretos
Desde que el Ayuntamiento adquirió en propiedad de la mayor parte del Real Monasterio de Santa Clara –el Arzobispado ha mantenido la titularidad de la iglesia y sus dependencias anexas– se han realizado diversas campañas arqueológicas coincidiendo con las fases de restauración y rehabilitación de las distintas zonas que han permitido afianzar las huellas de cómo era la gran residencia que don Fadrique, hijo del rey Fernando III y hermano del rey Alfonso X, construyó en esta zona de la ciudad. La torre, con una historia de leyenda, formó parte del primer palacio cristiano que se hace en Sevilla tras la reconquista de 1248.
Al inicio de la intervención arqueológica dirigida por Miguel Ángel Tabales sólo se conocía la existencia de la esbelta torre. Sin embargo con las primeras catas murales y el comienzo del estudio de alzados se ha podido comprobar la existencia de un nuevo edificio de tipo palatino, que aún hoy día se mantiene en pie enmascarado por la actual estructura conventual.
Las pistas que llevaron a los arqueólogos a adscribir esta construcción al propio infante don Fadrique, y por tanto a los cristianos que había recuperado Sevilla apenas unos años antes, las ofreció el tipo de aparejo. La originalidad de la técnica empleada en su construcción era llamativa ya que no se había localizado hasta el momento fábricas latericias atizonadas de con ese espesor y buena ejecución en la Sevilla islámica o mudéjar. Otro argumento claro para la adscripción cristiana del palacio era la existencia de ventanales góticos tetralobulados.
El palacio de don Fadrique se distribuye siguiendo una planta rectangular orientada de Norte a Sur que actualmente queda insertada en la parte Oeste del claustro del cenobio, la más próxima a la calle Becas. Tanto los testeros septentrional y meridional como el lateral occidental se conservan en perfectas condiciones llegando en algunas zonas a alcanzar los doce metros de altura, por lo que ocupan prácticamente todo el alzado del actual edificio. Por el contrario, el lateral oriental ha quedado destruido por la obra renacentista del claustro. A pesar de ello, la estructura palatina parece quedar claramente dispuesta según un esquema islámico, precursor del mudéjar que se hará tan común en la ciudad años más tarde.
El edificio que levanta don Fadrique es de considerables dimensiones. Es muy ambicioso. Sin ningún tipo de complejos, bebe de la arquitectura islámica, no como hace su hermano el Rey Sabio que se decanta por el gótico para levantar otros dos edificios coetáneos en el tiempo: el Palacio Gótico del Alcázar y las Reales Atarazanas. Don Fadrique se asienta en una zona de la ciudad con edificios musulmanes. Las excavaciones llevadas a cabo han constatado que estos inmuebles fueron destruidos. El complejo del infante contaría con el propio palacio, las huertas, la emblemática torre y, seguramente, algún tipo de cerca.
La marcha apresurada que deja el palacio sin terminar
La construcción data del año 1252. El rey Fernando acaba de morir y, aunque la sucesión estaba clara en la figura de Alfonso, las relaciones no eran fáciles. Don Fadrique había sido enviado por su madre, la reina Beatriz de Suabia, a la corte del emperador en Italia para su promoción. Tras fracasar, regresó a Castilla y colaboró con su padre en las conquistas de Jaén y Sevilla. En 1255, la enemistad con su hermano el rey era más que notable y se tuvo que ir. Una de las teorías asegura que tuvo que huir por el affaire que mantenía con su madrastra, a la que precisamente veía en secreto en la torre.
Esta apresurada marcha deja el complejo palatino sin terminar, salvo la torre. Así lo corroboran todos los hallazgos realizados en estos años. La yesería recién sacada a la luz está en bruto, sin decorar. Tampoco se han encontrado indicios de pavimentos. Don Fadrique no llegó a vivir allí. El palacio nunca fue habitado. La parte occidental y oriental no llegaron a levantarse. Los arqueólogos sí han descubierto ahora que se llegó a construir la cabecera de una capilla que está justo debajo de la iglesia actual. Del conjunto se puede ver todo el ala sur, que está muy bien conservada, también la oeste, pendiente de restaurar, pero con la estructura intacta.
Tras la huída de don Fadrique, Alfonso X cede el edificio a los Caballeros de Calatrava, pero se cree que no lo llega a ocupar. En 1289 se funda en el complejo de don Fadrique el convento de Santa Clara, el segundo más antiguo de Sevilla tras San Clemente, en la misma zona. En el siglo XIV empieza la transformación que se alarga hasta el XVI, época de mayor esplendor. La iglesia, ahora en restauración, se reforma en 1622.
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