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Sevilla apuesta fuerte por Diego Velázquez, uno de los hijos más ilustres. La ciudad se prepara para conmemorar el IV centenario de su nombramiento como pintor del rey, hecho acontecido en 1623. Este hito supuso la marcha de Velázquez a Madrid, su acomodo en la Corte y su consagración definitiva como pintor. Con el paso de los años y los siglos el pintor nacido a la vera de la Parroquia de San Pedro se convirtió en un referente universal de la pintura. Por ello, ha surgido una iniciativa ciudadana, abanderada por los impulsores del proyecto de su Casa Natal, que ha sido recogido por el grupo socialista en el Ayuntamiento. El Pleno de la próxima semana debe aprobar una propuesta de adhesión a la iniciativa con el compromiso de impulsar distintas iniciativas.
El 6 de octubre de 1623 el joven pintor sevillano de 24 años, Diego Velázquez, era nombrado pintor del rey Felipe IV, con un sueldo de veinte ducados de salario al mes. Esta designación, que además de reconocimiento profesional implicaba grandes posibilidades de ascenso social y económico, obliga a Velázquez a dejar Sevilla, la ciudad donde había nacido en 1599, donde se había formado como pintor en el taller de Francisco Pacheco, comenzado su carrera profesional y pintado sus primeras obras maestras, como Cristo en casa de Marta y María, El aguador o Vieja Friendo Huevos, y trasladarse a Madrid con su joven esposa, Juana Pacheco, hija de su maestro, y sus dos hijas, Francisca e Ignacia.
Sevilla lleva tiempo reclamando la paternidad sobre el pintor de Las Meninas. Desde hace unos años se acomete la reforma de su casa natal para abrir el próximo año como gran centro dedicado al pintor y la Sevilla de su tiempo. Por ello, sus promotores han visto en el IV centenario de su marcha a Madrid una oportunidad única para rendir un nuevo tributo a este hijo tan ilustre. El programa de actos se debe ir configurando en los próximos meses y es posible que se extienda hasta el año 2024, pero la entrada del Ayuntamiento es fundamental para que la iniciativa coja vuelo y sea atractiva tanto para los sevillanos como para los visitantes.
“La conmemoración en 2023 del IV Centenario del nombramiento de Velázquez como pintor del rey, y su partida a Madrid, supone una oportunidad para la ciudad de Sevilla de reivindicar el legado de su hijo más ilustre, poco conocido en su ciudad natal, mediante una programación multidisciplinar que permita abundar no sólo en distintos aspectos de la vida y la obra de Velázquez, sino también de su tiempo, como las relaciones, personales y laborales, que mantuvo con los otros grandes genios de Siglo de Oro sevillano como Alonso Cano, Martínez Montañés, Valdés Leal o Murillo”, señalan los impulsores de la iniciativa.
Uno de los objetivos que se plantean es recuperar su obra sevillana en forma de facsímil, aprovechando la tecnología de última generación para el escaneado y la reproducción en 3D de obras de arte que reproduce la superficie y colores de los lienzos de forma indistinguible al ojo humano. Este legado quedará depositado de forma permanente en la casa sevillana donde nació. Otra de las iniciativas puestas sobre la mesa es la de instalar en lugares estratégicos de la ciudad reproducciones de algunas de sus obras más célebres y colocar una señalización en los lugares vinculados al pintor, que son muchos.
Las exposiciones urbanas, los mapping, ciclos de cine y música, teatro, conferencias, un gran desfile de los Tercios... formarían parte de la hoja de ruta que se plantea para el próximo año. Además, la intención es implicar en la conmemoración a instituciones tan importantes como el Museo Nacional del Prado o el Museo de Bellas Artes de Sevilla que podrían sumarse organizando grandes muestras en torno al aniversario.
Velázquez se marchó de Sevilla siendo ya un artista importante. Su huella se pueden encontrar en lugares como la parroquia de San Pedro, donde fue bautizado; laCasa Natal, en la calle padre Luis María Llop, 4; el taller de Pacheco donde Velázquez aprendió a pintar, que se encontraba en el lugar ocupado hoy por el hotel Venecia de la calle Trajano; la calle del Potro donde abrió su primer taller y residió (actual calle Ana Orantes); la Casa de Pilatos, donde su maestro Pacheco tenía sus tertulias y quedaron alguna de las primeras obras de Velázquez como Cristo en casa de Marta y María; o la Plaza del Duque, donde se encontraba la iglesia de San Miguel en la que se casó y bautizó a sus hijas.
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