Sevilla ante la destrucción de su patrimonio

Una mesa redonda organizada por Adepa repasa cómo se ha transformado la ciudad en las últimas décadas y pide un cambio de rumbo

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La Alameda de Hércules, un espacio que ha sufrido una gran transformación y ha perdido buena parte de su arboleda central.
La Alameda de Hércules, un espacio que ha sufrido una gran transformación y ha perdido buena parte de su arboleda central. / Juan Carlos Vázquez

“Sevilla está en un peligro tan grande como en la época franquista”. Esta ha sido una de las contundentes frases que se ha podido escuchar en la mesa redonda sobre la transformación del paisaje urbano de la ciudad organizada por Adepa en colaboración con la Real Academia de Buenas Letras. Los ponentes, Joaquín Egea, Javier Queraltó y Ricardo Librero, ha advertido del cambio que está experimentando la ciudad en elementos tan sensibles como su trama urbana, el caserío, los pavimentos o su masa arborea.

Tras analizar en jornadas anteriores la situación de la Palmera o de los planes especiales de protección, en la mesa redonda de este martes se ha puesto el foco en los cambios que ha experimentado la ciudad en los últimos años y décadas. Joaquín Egea, presidente de Adepa, se ha detenido en la obsolescencia del PGOU y cómo está contribuyendo a “transformar la ciudad antigua y la regionalista”. Por ello ha pedido la redacción de un nuevo Plan General tras considerar que el actual, que entró en vigor en 2006, está agotado.

Egea ha realizado un repaso por la historia reciente de la ciudad, desde principios del XIX, con la destrucción de importantes monumentos por la Invasión Francesa, a las actuaciones de la actual Gerencia de Urbanismo, pasando por las dos desamortizaciones, los ensanches, o las “bestialidades” acometidas durante los años del franquismo. El presidente de Adepa alertó de las destrucciones de barrios como San Julián o San Luis, “una estafa absoluta a los vecinos que fueron expulsados y que rompió toda la trama urbana saltándose la ley”.

El barrio de San Julian destruido en los años del franquismo.
El barrio de San Julian destruido en los años del franquismo. / M. G.

Con respecto a la política actual, ha advertido de la destrucción de las fachadas y el caserío, como el caso reciente en la calle Castilla de Triana, y ha lamentado una vez más la “excepcionalidad” de los planes de protección que permiten “barbaridades”. “Necesitamos un cambio. Lo que se hace nada tiene que ver con el paisaje urbano y con la protección del patrimonio, pero las comisiones de patrimonio lo autorizan”.

Una polémica construcción que ha supuesto una ruptura de la trama urbana en la calle Castilla.
Una polémica construcción que ha supuesto una ruptura de la trama urbana en la calle Castilla. / M. G.

Por su parte, Javier Queraltó, arquitecto que fue concejal de Infraestructuras y Equipamiento Urbano en el Ayuntamiento entre 1979 y 1978, ha expuesto cómo en aquellos años se trató de dar una coherencia paisajística a la ciudad. Entre sus críticas, ha señalado que los proyectos que pone en marcha la Gerencia están elaborados por Emasesa, a cuyos ingenieros "les preocupa poco el acabado en superficie". Queraltó, firme defensor de los pavimentos históricos, se ha mostrado contrariado por la proliferación de los suelos grises e impersonales y se mostró apenado porque el Ayuntamiento no haya puesto en marcha ninguna actuación que contemple la reposición de adoquines relabrados: “El contrato para el corte y tratamiento se adjudicó en 2021 al taller de Santa Marta en Carmona. Teníamos muchas expectativas, pero de momento no hemos visto nada”.

Diferencia entre los adoquines grises de Mateos Gago y los coloreados de Gerena en Rodrigo Caro.
Diferencia entre los adoquines grises de Mateos Gago y los coloreados de Gerena en Rodrigo Caro. / M. G.

Por último, el paisajista Ricardo Librero ha advertido que la planificación verde de la ciudad es “prácticamente nula”. Ha insistido en que las plantaciones no están supliendo la falta de árboles “porque se hacen a destiempo o se secan”. Librero ha indicado que es necesario que se adopte en la ciudad un modelo verde ante la emergencia climática y ha reclamado una mayor conciencia a la Gerencia a la hora de redactar los proyectos. Un dato relevante que ha puesto sobre la mesa es que Sevilla, con 700.000 habitantes, emplea unos 20 millones en su patrimonio verde, mientras que Estepona, con 70.000 vecinos, se gasta seis millones. “En términos comparativos aquí nos gastamos un tercio”, ha incidido.

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