Ordenanza de Paisaje Urbano: las directrices que diseñarán la imagen de Sevilla
La asistencia técnica encargada por la Gerencia de Urbanismo insta a preservar los suelos históricos, y advierte de la proliferación de mobiliario, por lo que pide contención
El documento advierte de los conflictos existentes por el uso privativo de plazas históricas y otras vías importantes
Combatir la vulgarización, reordenar los espacios, eliminar elementos redundantes, equilibrar el uso privado y público de los espacios, acabar con la ocupación indiscriminada de la vía pública, la incorporación de nuevo mobiliario y arbolado, acabar con los impactos visuales negativos... en definitiva, hacer la ciudad más habitable y amable para los ciudadanos. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento ya cuenta con el análisis, conclusiones y recomendaciones de la asistencia técnica contratada para la elaboración de la nueva ordenanza del Paisaje Urbano de Sevilla. Este esperado documento, de más de 300 páginas, fija el camino a seguir analizando el punto de partida, identificando lo hitos patrimoniales, las vías de acceso, las fachadas urbanas más significativas, los bordes de la ciudad e itinerarios metropolitanos, las vistas más destacadas, el paisaje urbano del interior, los principales itinerarios internos o los espacios públicos libres. Además, se han comparado las distintas normas, ordenanzas y disposiciones vigentes, tanto de Sevilla, como de otras ciudades; y se propone una acción piloto en una zona relacionada con la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado de Sevilla (Edusi), en un espacio público, eje viario de conexión o borde urbano.
El documento Directrices de las Ordenanzas de Paisaje Urbano de Sevilla, elaborado por la entidad Territorio y Ciudad, identifica los distintos escenarios de Sevilla en función de su evolución urbanística, sus características funcionales, espaciales o estéticas. El mapa que se establece queda dividido en ocho zonas: el centro y los arrabales históricos, la orla perimetral del centro histórico, los ensanches urbanos, Ciudad Jardín, las extensiones urbanas con predominio de la autoconstrucción, los polígonos residenciales de bloques en manzanas abiertas, el desarrollo plurifamiliar de las nuevas periferias y las zonas de actividad industrial y logísticas.
Con respecto al centro histórico, en el que se incluyen los arrabales históricos de Triana y San Bernardo, ya se advierte cómo en los últimos años “se aprecia una tendencia a la ocupación” de muchas plazas y jardines “por los usos turísticos y hosteleros, generando distintos grados de privatización y banalización” por veladores, sombrillas, toldos, elementos publicitarios, mesas auxiliares o expositores”. También se señala la importancia del naranjo en la conformación de la imagen paisajística y simbólica de la ciudad.
Los hitos de la ciudad
El documento elaborado por la asistencia técnica muestra una serie de espacios monumentales, como son los incluidos dentro del conjunto histórico, los espacios protegidos y catalogados en el PGOU o los conjuntos y edificios BIC. Además, se establecen unos “hitos paisajísticos”. Los principales son los que tienen un carácter metropolitano: la Giralda, el Puente del Alamillo, el Puente del Centenario, el edificio Torre Triana y las torres de la Plaza de España. “Las medidas que se tomen en relación a ellos deben orientarse a evitar su apantallamiento desde las perspectivas más frecuentadas, favoreciendo el establecimiento o el mantenimiento de secuencias visuales continuadas”.
También se apuntan los principales hitos paisajísticos patrimoniales: Ayuntamiento, San Lázaro, Fábrica de Tabacos, estación de Plaza de Armas, Archivo de Indias, Puente de Triana, Plaza de Toros, Real Alcázar y jardines, Muralla de la Macarena, Torre del Oro, Palacio Arzobispal, monasterio de la Cartuja, iglesia del Salvador, iglesia de San Luis, parroquia de la Magdalena, Santa Catalina, Templete de la Cruz del Campo, la Torre de la Hacienda de Miraflores, la Parroquia de Santa Ana, el Hospital de las Cinco Llagas, la antigua Universidad-iglesia de la Anunciación y el exconvento de Los Remedios.
Los criterios que se establecen para estos hitos pasan por dotarlos de un perímetro de protección visual que favorezca y potencie su contemplación y evitar la implantación en estos perímetros de actividades que puedan ocultar o desfigurar su imagen.
Dentro de los hitos hay una tercera categoría para edificios destacados, entre los que se encuentran, por ejemplo, el Teatro Lope de Vega, la Estación de Santa Justa, el aeropuerto, los Caños de Carmona, Fibes, la fábrica de Cruzcampo, el Teatro de la Maestranza o el Estadio de la Cartuja. Para ellos se pide mantener las condiciones de visibilidad y acondicionar y mantener los espacios libres que los rodean.
En una última categoría se recogen aquellos elementos urbanos que, pese a no contar con valores patrimoniales, destacan en su entorno, como el Hotel los Lebreros, los estadios Ramón Sánchez-Pizjuán y Benito Villamarín, Torre Sevilla, los cuarteles de Artillería e Infantería o el Hospital Militar.
Los accesos y las fachadas interiores
Los principales accesos a la ciudad, así como los ejes internos de alta capacidad, suponen el primer contacto del visitante con la ciudad y constituyen itinerarios que ayudan a identificar la imagen del conjunto de la ciudad. Por ello, se plantea dotarlos de un aspecto unitario mediante el tratamiento de la vegetación, la pavimentación de los espacios peatonales o el mobiliario. También se contempla una regulación de la publicidad y actividades de patrocinio.
Las fachadas interiores de la ciudad, así como sus bordes urbanos, también cobran una gran importancia a la hora de establecer la percepción de la ciudad, especialmente en sus tramos ribereños, “que deben ser considerados como ámbitos estratégicos de la ordenación y la gestión de recursos escénicos”. Para gestionar estos ámbitos, se recomienda el establecimiento de normas de uso y ocupación de los espacios libres. Por ejemplo, se detalla que los tendidos aéreos de alta tensión deberían contar con proyectos para su soterramiento o integración paisajística.
En cuanto a los ejes estratégicos de distrito, que son espacios altamente frecuentados por los servicios que ofrecen, con una importante actividad económica y social y que contribuyen a crear la imagen del barrio o sector, se insta, entre otras actuaciones, a la mejora de la accesibilidad y la eliminación de barreras, la mejora de la iluminación, la creación de zonas de estancia o la regulación de los usos publicitarios.
En cuanto al espacio dedicado al peatón en las calles, la asistencia técnica ofrece una clasificación según su amplitud. Se considera que la accesibilidad es buena si cuenta con un espacio peatonal de más de 2,5 metros en el centro histórico, los arrabales, la orla perimetral y áreas de autoconstrucción. Esta medida se eleva a más de cinco metros para el resto de sectores. Las vías con una accesibilidad aceptable o suficiente serían las que cuenten con una plataforma peatonal continua de más de 1,5 metros en el centro o arrabales; y de entre 2,5 y 5 metros en el resto. Por último, las calles con mala o deficiente accesibilidad serían aquellas que cuentan con menos de 1,5 metros en las primeras zonas y menos de 2,5 metros en el resto de sectores.
La clasificación de las plazas
El documento también hace una clasificación de las plazas. En primer lugar se distinguen los ensanchamientos viarios, como San Marcos, San Martín o la Campana. Plazas pequeñas, en la que se hace necesaria la gestión de los usos privativos, sobre todo por encontrarse en entornos muy turísticos o comerciales: Doña Elvira, la Alianza, Santa Cruz, los Terceros o Santa Ana, entre otras. Plazas medianas, con especial relevancia en la configuración de la imagen de la ciudad y que “constituyen uno de los retos más importantes en términos de gestión y ordenación”, como la Gavidia, la Alfalfa, San Lorenzo, el Pumarejo o el Salvador. Las grandes plazas y espacios públicos son los considerados “icónicos”: Plaza Nueva, Plaza de San Francisco, Encarnación, Duque o Alameda, en las que hay que tener presente la gran afluencia peatonal y la conciliación de usos excepcionales. Por último, se encuentran los jardines históricos y la intervenciones contemporáneas.
El diseño de los espacios
El documento ofrece las claves de cómo se deben diseñar los espacios públicos de la Sevilla del futuro. Destaca que se pide un ejercicio de contención y orden formal. En este sentido, hay que recordar que la Comisión de Patrimonio ha advertido en más de una ocasión sobre la proliferación de elementos de todo tipo, sobre todo en el conjunto histórico. El diseño de la ciudad debe estar regido por la accesibilidad universal, la comprensión de los espacios y el favorecimiento de uso por parte de colectivos vulnerables, como los mayores. La mejora del alumbrado público se apunta como una estrategia de seguridad.
La sombra y la vegetación son de vital importancia. Se plantea la adopción de jardinería ecológica y de bajo mantenimiento, recuperar parterres y arriates en las aceras, promover la permeabilidad del suelo, o favorecer el asentamiento de la fauna en la ciudad. Entre las recomendaciones se apela a conservar el arbolado existente en buenas condiciones y a restringir la poda de las árboles de sombra al mínimo necesario, algo que dista mucho de lo que se hace actualmente. En cuanto al mobiliario, se propone exigir un número mínimo de metros lineales de bancos para sentarse, al igual que suficientes fuentes, según las dimensiones del espacio. También se invita a la instalación de redes WIFI.
Para los pavimentos se recomienda en las nuevas reurbanizaciones la utilización de materiales duros, antideslizantes y sin rugosidades. En cuanto al uso y mantenimiento, el documento pide conservar los pavimentos tradicionales. También se señala el uso de jardineras y macetones, como elementos preferentes de protección y separación y sugiere la adopción de marmolillos bajos y gruesos que puedan ser utilizados como asientos.
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