San Pedro, la espectacular iglesia del Aljarafe que revela sus importantes secretos
Patrimonio
La restauración del templo de Sanlúcar la Mayor ha descubierto unas fabulosas pinturas góticas que se califican como únicas en España así como restos de la mezquita que fue derribada y explanada
El enigma de la iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor
Aprobada la restauración de la iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor
Un templo absolutamente único por sus circunstancias patrimoniales, devocionales y porque constituye un ejemplo singularísimo de arquitectura mudéjar, particularmente del Aljarafe, muy ligada al momento exacto de la Reconquista de Sevilla. Hablamos de la fabulosa iglesia de San Pedro de la localidad de Sanlúcar la Mayor, datada en la segunda mitad del siglo XIII. En restauración desde el pasado mes de julio gracias a una importante ayuda de la Junta de Andalucía, los trabajos ya han deparado importantísimas sorpresas históricas y artísticas. Se han sacado a luz unas fabulosas pinturas góticas prácticamente únicas en España. La investigación arqueológica y los estudios realizados han permitido adelantar importantes datos de interés, por ejemplo, se ha documentado el perímetro, la disposición, el número de naves, las cotas de uso y la situación el mihrab de la antigua mezquita, que fue derriba y explanada, o cómo era la relación entre el templo cristiano actual y el musulmán que le precedió. Las obras también han arrojado datos sobre las distintas etapas de construcción cristiana –Alfonso X y Pedro I– a la vez que se ha planteado un hipótesis de porqué el presbiterio presenta una elevación tan exagerada, lo que lo convierte en algo único.
La de San Pedro de Sanlúcar la Mayor es una iglesia que siempre ha despertado el interés de los investigadores y amantes del patrimonio, el arte y la historia. Envuelta en un halo de misterio, constituye un ejemplo único de construcción mudéjar coetánea con el mismo momento de la Reconquista de Sevilla, con unos valores patrimoniales y devocionales de primer orden que la hacen destacar en toda la provincia. El anuncio de su restauración por parte de la Archidiócesis, para la que ha sido vital la inversión de 500.000 euros realizada por la Junta de Andalucía a través de la anterior Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico que dirigía Patricia del Pozo, despertó un inusitado interés por la propia recuperación del edificio y por ver qué sorpresas podían deparar las obras.
Y estas no se han hecho esperar y no van a defraudar por su enorme interés e importancia. Así lo resume José María Rincón, el arquitecto, redactor del proyecto y que dirige los trabajos: “La restauración nos está permitiendo poner respuesta a muchas incógnitas que la iglesia nos planteaba, sobre todo de carácter histórico y devocional. Estamos descubriendo cuál fue su relación con la antigua mezquita, cuyos restos están apareciendo en las labores arqueológicas y también su relación con los diferentes periodos del reinado de los reyes cristianos, concretamente con Alfonso X primero y luego con Pedro I. Lo hemos podido deducir mediante un programa iconográfico de pintura gótica que ha aparecido en el arco toral, que estamos terminando de restaurar, y que nos permite datar esas fechas de la iglesia. Es absolutamente único en España. No existe un programa ni una iconografía tan completa en la arquitectura gótica en nuestro país”.
Un templo en muy malas condiciones
Gran parte de los valores del templo corrían riesgo de perderse para siempre o de deformarse gravemente por el enorme proceso de deterioro acontecido en las últimas décadas, particularmente desde su cierre al culto. La iglesia se encontraba en un estado de conservación general deficiente tanto en su interior como en sus fachadas exteriores. “Además de daños puntuales que afectaban a la estabilidad y a la salubridad y estanqueidad del edificio, la mayor parte de los daños se manifestaban sobre los revestimientos (morteros, fábricas vistas, solerías, azulejos), carpinterías e instalaciones”. La intervención que se está ejecutando desde el pasado mes de julio trata de restaurar los daños en los sistemas constructivos y consolidar las características únicas del inmueble, facilitando la lectura del edificio y de sus valores patrimoniales y religiosos.
Hasta el momento se ha acometido la sustitución del tejado de la nave central, consolidaciones estructurales en las cubiertas de la nave de la epístola y de la sacristía y en los revestimientos interiores del templo, consolidando morteros y revestimientos históricos de alto interés constructivo y patrimonial. Del mismo modo, se ha avanzado en la recuperación de elementos constructivos y ornamentales de especial interés, como la decoración de yeserías con atauriques en el presbiterio o las columnas y capiteles de probable procedencia mudéjar que delimitan las dos zonas del presbiterio, que aportan información sobre la posible evolución constructiva del templo.
Los responsables de la intervención destacan por su especial interés las pinturas murales del arco toral. En esta zona se ha desvelado un completo programa pictórico de origen gótico que permanecía parcialmente oculto tras capas de revestimientos y pinturas posteriores.
Las labores arqueológicas y el estudio murario permiten adelantar algunos datos de interés. “Estos resultados e hipótesis provisionales deberán matizarse, confirmarse y descartarse durante el proceso de obras. Con las remociones parciales del pavimento se han podido constatar varias evidencias que vienen a sumarse a las ya localizadas en la campaña arqueológica de 1996, dirigida por Antonio Pérez Paz. Igualmente, el estudio básico de los paramentos ha aportado también datos de interés para entender el proceso de obras y transformaciones medievales del templo cristiano”.
La mezquita precedente fue borrada
El primer hito es que se ha conseguido documentar el perímetro, disposición y número de naves, cotas de uso y mihrab de la mezquita islámica previa a la construcción de la iglesia. “Esta disponía de cinco naves siendo la central mayor que el resto. La nave transversal de la quibla disponía de mayor luz. La cota de uso se situaba sobre el nivel actual por lo que sólo han sido detectados los cimientos y arranques de los pilares perimetrales. La quibla ha perdido, debido a las obras de la iglesia, su estructura visible pero no el cimiento, que trasciende el límite del templo actual”.
Falta por conocer el sistema de arcos, pilares o columnas, cuya huella podría localizarse en algún punto aún por excavar. No obstante, los niveles previos al pavimento actual de la iglesia son funerarios en toda su extensión y están completamente alterados, por lo que las perspectivas de pervivencia de algún pilar son escasas.
Por otra parte, el análisis del muro oriental de la mezquita descarta la existencia de un esfuerzo constructivo para ubicar un ábside provisional, “por lo que entendemos que la cristianización documentada tras la conquista castellana no debió afectar a la estructura del edificio”. El templo cristiano no aprovecha nada de la antigua mezquita, que queda dentro. “Los muros cristianos o están superpuestos (caso del lado norte) o directamente están fuera lados sur y oeste) o sencillamente están muy alejados del muro este, situado bajo los primeros peldaños de la escalinata del ábside. En síntesis, la mezquita fue derribada, explanada y en modo alguno condicionó directamente la construcción cristiana”.
Una iglesia de Alfonso X reparada por Pedro I
La iglesia de San Pedro manifiesta en alzado numerosas irregularidades que parecen definir una reparación estructural significativa en el tramo oriental del ábside. La fábrica, abovedamiento y ajustes en los apoyos centrales, así como algunas discontinuidades estratigráficas, dan a entender que el extremo oriental colapsó y fue reparado bajo parámetros cualitativos inferiores. “De los dos puntos anteriores deducimos, en este caso como hipótesis de trabajo, que tal vez el primer templo fuera levantado en época de Alfonso X y la reparación citada fuera obra de Pedro I, ya en el XIV”. Los resultados de las dataciones radio-carbónicas, que ya están encargadas, ayudarán a resolver la cronología. “Es este un asunto de importancia singular para la historia de la arquitectura mudéjar y las implicaciones en el discurso histórico, en caso de confirmarse la datación alfonsí, serían notables”.
En este análisis entran en juego las yeserías mudéjares del ábside, el programa gótico pictórico del arco toral y de los testeros orientales de las naves laterales, recién descubiertos, que podrían pertenecer a una fase de reparación o varias entre el siglo XIV y el XV. “Existen decoraciones previas amortizadas por las recién descubiertas”.
Finalmente, a falta de otras posibilidades de análisis, y una vez confirmada la morfología de la mezquita y la de la iglesia, los responsables de la obra plantean la posibilidad de que la exagerada elevación del templo cristiano en su zona absidial, cuya justificación más directa es la necesidad de mantener un paso hacia el cementerio, “se debiera a que la necesaria construcción del ábside acercaba de manera inevitable el templo a la muralla interior del castillo, lo que impediría el paso hacia el cementerio”.
La dirección de obra corre a cargo de José María Rincón y Javier Perales. La dirección de ejecución corresponde a Javier Villa. El equipo de arqueología está conformado por Ana Durán, Miguel Ángel Tabales y Jesús García.
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