Recuperan un azulejo publicitario oculto en una heladería de la calle Zaragoza
El rótulo comercial se encontraba tapado por varias capas de pintura y había sido mutilado en parte
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Las obras de una heladería en la calle Zaragoza han rescatado un azulejo publicitario que se encontraba oculto en la esquina del local. Se trata de una placa publicitaria tradicional, realizado en la técnica de cuerda seca con retoques en óxidos, que muestra tres botellas de vinos y coñac de las bodegas jerezanas de Agustín Blázquez. La obra se encontraba oculta bajo varias capas de esmalte y además se había destruido parcialmente al colocarle un registro de luz y una regola.
Los propietarios de este emblemático local de la calle Zaragoza han tenido a bien devolverlo a la luz, con el consiguiente agradecimiento de los vecinos del barrio que lo recordaban con añoranza. En ese mismo emplazamiento, que recientemente acogía la heladería la Fiorentina, se ubicó la tienda de ultramarinos La Gloria de España y el Bar Café Rositas. El nuevo espacio que abre sus puertas este jueves se ha reconvertido en una heladería de gran calidad que, haciendo un guiño a la historia del establecimiento, se llama Gloria y Rositas.
La recuperación del azulejo la ha llevado a cabo la empresa de pintura y restauración Rincón del Arte, con sede en la calle Doña María Coronel 32 de Sevilla y ha sido realizada por Pedro José López y Carmen Gutiérrez, licenciados en Bellas Artes. Esta empresa ha intervenido recientemente en la recuperación de cerámicas emblemáticas de la ciudad como las de la Plaza de España; el Pabellón Real de la Plaza de América; el uno de los mascarones de Leonardo de Figueroa del museo de la Real Parroquia de la la Magdalena; o el vía crucis y las cerámicas del ermita de la Virgen del Rocío en Almonte.
En Sevilla también han realizado cerámicas como: el retablo del aniversario del bar La Flor de mi Viña, con María Auxiliadora como protagonista, que inauguró el alcalde el pasado siete de diciembre, en la calle José de Velilla; el azulejo de Fray Isidoro de Sevilla, en la calle que lleva su nombre; o el de la casa natal de Gonzalo Bilbao, en la calle San Pedro Mártir. De sus pinceles también han salido carteles como el del Junio Eucarístico 2021, el del 40 aniversario de la Banda del Sol, el del Rocío de la Hermandad de Sevilla de 2022, o el de la Semana Santa de Jaén de este año.
Una nula protección
Sevilla cuenta con un patrimonio cerámico excepcional. Una parte fundamental de esa producción ceramista del barrio de Triana fue la comercial y publicitaria, que gozó de un gran predicamento en la primera mitad del siglo XX. Son muchos los ejemplos diseminados por buena parte de la ciudad, algunos mejor conservados que otros. Muchos paneles han desaparecido fruto de la nula protección que tienen o de la extraña situación jurídica en la que se encuentran. El panel comercial más conocido por los sevillanos es el del Studebaker de la calle Tetuán, una excelente cerámica pintada por e Enrique Orce Mármol y salida de la fábrica de la Viuda e hijos de Ramos Rejano en el año 1924.
Este tipo de azulejos han llegado hasta la actualidad como un testimonio directo de la evolución de la publicidad propiciada por el desarrollo comercial e industrial que experimentó Sevilla a principios del siglo XX. La cerámica, una técnica artística tan vinculada a la tradición sevillana, se convirtió en un medio ideal para anunciar y atraer a la clientela del momento, enterrando así las clásicas marquesinas decimonónicas de vidrio y madera, que resultaban más frágiles a la intemperie. Este impulso se materializó en la obra de pintores y ceramistas tan destacados como Gustavo Bacarisas, Antonio Kiernam o Manuel Arellano, que introdujeron en estos paneles notas creativas muy innovadoras en las tipografías, los contrastes cromáticos llamativos o en el repertorio ornamental; fórmulas éstas que aún forman parte del lenguaje publicitario actual.
Alfonso Pleguezuelo, catedrático de Escultura y de Historia de las Artes Plásticas de la Universidad de Sevilla, es uno de los más destacados expertos en el estudio, investigación y conocimiento de la cerámica. En un reportaje publicado hace unos años por este periódico advertía de la situación tan confusa en la que se encuentran la mayoría de estos paneles publicitarios: "Se encuentran en fachadas privadas pero que dan a un espacio público. La protección efectiva que tienen es poca. Están muy expuestos al vandalismo. Algunos están en una situación muy preocupante. Si se producen robos de piezas a cierta altura, más en los que están al alcance de la mano". Pleguezuelo lamentaba el escaso control que la Administración hace de estos bienes, al no existir una figura clara para ello: "Estos paneles forman parte de un patrimonio heredado, aunque su propiedad sea privada. Las piezas están en una situación jurídica extraña. Son privados, pero, como están en espacios urbanos, tienen una repercusión pública. Lo más adecuado sería llegar a un acuerdo razonable para garantizar su conservación".
Pleguezuelo advertía de que ya se habían producido pérdidas muy importantes en la cerámica comercial y publicitaria, y que algunos de los paneles que se conservan presentaban un estado muy precario, por lo que consideraba urgente actuar para que este patrimonio único sea preservado: "A los extranjeros estos anuncios les llaman poderosamente la atención. No se ven en otros lugares, salvo en Madrid, donde también hay buenos ejemplos. La cerámica también es testigo de acontecimientos históricos o literarios, como las placas dedicadas a Cervantes que hay por la ciudad".
Afortunadamente, hay propietarios todavía sensibles con el patrimonio. Como demuestra la recuperación del azulejo de la calle Zaragoza.
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