El Real Alcázar de Sevilla ultima la compra de las casas del Patio de Banderas
Patrimonio
El Ayuntamiento tiene muy avanzada negociación para la adquisición de la vivienda 7-8, donde se encuentran los restos del palacio fundacional
Los restos del primer palacio del Alcázar de Sevilla, en fotos
Sevilla está a un paso de recuperar el Alcázar original. Las negociaciones entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Hacienda para adquirir las casas del Patio de Banderas están muy avanzadas y podrían culminar en las próximas semanas. Con ello, los restos del primer Alcázar, ahora ocultos en estas viviendas, podrán ser acondicionados e incorporados en un futuro a la visita turística del recinto palaciego, que dará un salto hacia atrás de doscientos años, pudiéndose, al fin, mostrar las trazas y los restos de la antigua residencia islámica. Una parte importante de esta historia se encuentra tras las puertas de las casas 7-8 y 1 y 2. Allí está el palacio fundacional y un importante lienzo de las murallas primitivas, cuyas estructuras han sido rescatadas y estudiadas entre los años 2012 y 2018. El equipo de arqueólogos del Alcázar, que encabeza Miguel Ángel Tabales, ha publicado recientemente una monografía técnica en la que se exponen las evidencias y pruebas y se lanzan las hipótesis más plausibles sobre la evolución de este primitivo Alcázar. Este periódico ha podido visitar por primera vez las estancias ocultas del palacio que en un futuro podrán ser contempladas por todos los visitantes.
El alcaide del Real Alcázar, Román Fernández-Baca, avanzaba en una entrevista publicada hace unos días en este periódico que el futuro del monumento pasaba por mirar al Patio de Banderas. En esta zona se encuentra el recinto primitivo, con su puerta en la esquina noreste; y el palacio fundacional en el lado occidental con una expansión norte-sur. La firme intención del Ayuntamiento es comprar, en un primer momento, las casas que se encuentran vacías. De todas ellas, la 7 y 8, que se encuentran unidas, y la 2 conservan los restos del palacio fundacional y han sido objeto de una minuciosa restauración y consolidación, a la vez que han realizado numerosos estudios que han permitido a los expertos lanzar una hipótesis cronológica sobre su construcción. El primer recinto parece razonable adscribirlo al periodo abbadí, concretamente al final del reinado de Al Mutadid y al gobierno de su hijo Al Mutamid (finales del siglo XI). “Las obras de la muralla del primer recinto se iniciarían por el lado noreste durante el reinado de Al Mutadid y avanzan hasta ser terminadas por Al Mutamid, quien comenzaría la ampliación y duplicación hacia el sur, a la vez que iniciaba las obras del palacio del recinto fundacional, obra que no vería terminada, ya que probablemente fue rematada de un modo mucho más tosco por los primeros gobernantes almorávides”, señala Miguel Ángel Tabales.
Este todavía modesto palacio que se edificó en el interior del primer recinto, cuyas características parecen encajar en el contexto estético y arquitectónico de las primeras taifas, se distribuye lateralmente de norte a sur en el tercio occidental del Alcázar. Como detalla Tabales, “disponía de una gran nave oblonga con dos alcobas abovedadas precedida de una gran galería volada sobre un gran patio de crucero, cuya superficie se situaba a una cota más baja. Era una estancia única a cuya espalda se situaban sendos edificios cuadrangulares con dependencias en torno a un patio central. El esquema arquitectónico justificaría un uso residencial para estas dos edificaciones menores y otro más representativo para el mayor”.
Rápidamente la construcción se fue expandiendo hacia el sur y surgen nuevos palacios dentro del primer recinto, como el Palacio del Yeso, cuya estancia principal es hoy una calle y el Palacio del Crucero. “El Alcázar debió mantenerse en una continua obra en los siglos XI y XII. No es difícil atribuir esta vorágine edificatoria a la consolidación del poder sevillano durante el reinado de Al Mutamid”, argumenta Tabales. Posteriormente, se construiría el último palacio musulmán, en este caso almohade, que es el de la Contratación, actualmente fuera del recinto del Alcázar. La compra por parte del Ayuntamiento de estas casas es de un interés patrimonial mayúsculo, porque permitirían incorporar los palacios islámicos a la visita, ya que prácticamente todo lo que se puede ver ahora es cristiano. El Alcázar trabaja también en una próxima restauración del Palacio del Yeso.
El palacio fundacional se oculta bajo los muros y cimientos de las 9 casas que ocupan el flanco noroccidental del Patio de Banderas, siendo el inmueble 7 y 8 el de mayores dimensiones. El palacio tenía unas dimensiones de 2.212 m2 y ocupaba el 26% del espacio total del primer recinto. “A nivel formal, la Contratación y el palacio fundacional son casi idénticos, con una fachada conformada por cinco tramos, el central más ancho que los laterales al ser concebido como el acceso principal, colocado a eje respecto del ingreso a la nave norte a través de un triple arco”, explica en la monografía la arqueóloga Cristina Vargas, del equipo de Investigación del Alcázar.
La casa 7 y 8, donde se conservan la mayoría de los restos, fue construida en 1874, pero hasta ese momento se había conservado el edificio islámico, aunque retocado. La importancia de la construcción era palpable desde antiguo, ya que no era casualidad que esta fuera la vivienda del alcaide. Tras entrar por el gran portalón de la casa y acceder al patio llama poderosamente la atención el gran lienzo de muralla que linda con la Puerta de León y que se ha restaurado completamente en sus 40 metros de extensión: “Se ha recuperado desde el sótano. Había infinidad de habitaciones que la ocultaban. La operación de limpieza ha sido centímetro a centímetro y servirá de modelo para cuando haya que intervenir en el resto de las murallas”, indica Tabales.
La torre de la Puerta del León, que conecta con este palacio, es hueca, como descubrieron los investigadores durante los trabajos. El interior va haciéndose más pequeño conforme se va elevando y se habría utilizado para subir material. También habría tenido funciones de cuerpo de guardia o mazmorras. Ya en época reciente, la torre se había aprovechado para construir cuartos de baño en su interior.
El esfuerzo realizado durante los últimos años por Patrimonio del Estado para restaurar la casa ha sido muy importante, permitiendo que en un futuro muy próximo Sevilla pueda recuperar las joyas patrimoniales que oculta en su interior. Los arcos musulmanes de acceso se encuentran bajo los que actualmente son visibles, que siguen perfectamente la secuencia anterior, como se ha comprobado en los cimientos. En el sótano se han sacado a luz restos de la arquería del patio islámico que estaba oculta tras los muros.
La estancia principal del palacio se ha mantenido relativamente bien. Este espacio estaba divido en tres zonas. La central tiene una dimensión de 15,02 metros. En los extremos se sitúan las dos alcobas, que miden 3,97 metros. En el lado occidental se produjo uno de los grandes descubrimientos de los trabajos: el arco doble de herradura con su policromía original que daba acceso a la habitación y que se encontraba totalmente oculto entre los muros. Mientras que la occidental se creía perdida, la alcoba oriental con su arco y su cúpula de nervadura, que se encuentra en la casa 2, sí era conocida y ya había sido estudiada, entre otros, por Gestoso, Manzano y Almagro.
Tabales resalta que en un futuro se podrá recuperar en toda su extensión la estancia principal del palacio fundacional: “Tenemos la altura completa porque se conservan los canes del alfarje originales. El techo original sigue por encima del que ahora se ve en la casa 2. Sólo hay que conectarlo quitando los tabiques y el techos que hay ahora. En la alcoba occidental también se podrá reproducir la cúpula con un material más liviano. La cúpula de la estancia oriental, actualmente encalada, es probable que conserve restos pictóricos anteriores.
La recuperación de las casas y, por tanto, del primer palacio, es la prioridad actual del equipo de gobierno del Alcázar. Pero este proyecto va necesariamente unido a la reforma del acceso a través de la Puerta de León, que se pretende retomar una vez que se cierre la compra de las viviendas. Este proyecto en el acceso, permitiría no sólo mejorar el recibimiento a los visitantes, sino hacer visitables un tramo de muralla de unos 300 metros que conectaría el palacio fundacional con la puerta primitiva, que se encuentra en la casa número 16.
La recuperación del adarve y las torres para su visita permitiría aumentar el aforo del monumento y, por ende, el número de visitas; y resolvería un atraso indiscutible en la explotación del Alcázar en uno de sus puntos de mayor interés histórico, tanto para los sevillanos como para los turistas.
“El gobierno mantiene el compromiso firme con la adquisición de las casas del Patio de Banderas de los números 7 y 8 que tienen un gran valor patrimonial e histórico y deben formar parte del conjunto del Alcázar. Es una reclamación histórica de la ciudad de Sevilla en la que llevamos años trabajando y que queremos ejecutar en este mandato. Para ello, tenemos el presupuesto reservado para la inversión y estamos ultimando un acuerdo que nos permita ejecutar la compra lo antes posible con su titular, el Gobierno central”, apunta Antonio Muñoz, delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismos del Ayuntamiento.
La mirada hacia el Patio de Banderas a la que se refería el alcaide se completaría con la apertura de la cripta arqueológica tras varios años de espera. Para ello, se quiere recurrir a la ayuda del Estado mediante el programa del 1,5% Cultural.
Con la visita a la cripta, el recinto primitivo, el resto de palacios y la muralla, se abarcarían prácticamente dos mil años de la historia de la ciudad.
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